Las magdalenas hechas 'con mucho amor' de un convento de Jerez

Aquí los dulces se elaboran bajo los ojos de Dios y las manos benditas de las hermanas Franciscanas Descalzas del Convento de San José, situado en la calle Barja del centro de Jerez.

Desde hace más de 70 años, las monjas Clarisas de la calle Barja realizan repostería tradicional de la ciudad para vender a los locales y visitantes durante todo el año, incluyendo además, en grandes cantidades, la repostería navideña durante los meses de invierno. Los pestiños de este convento jerezano 'vienen directamente del cielo'. Aunque se venden solo en época Navideña, llevan elaborándolo dentro de sus muros toda una vida.

Bajo las recetas más antiguas de nuestra repostería tradicional, con muchos secretos sobre la mesa, estas monjas de clausura son conocidas especialmente por el sabor de sus magdalenas, sobre todo las de chocolate. Además, también venden pastelillos de gloria, huesos de santos, alfajores, mantecados de almendra, polvorones de Viena, de canela, de chocolate, de coco, de limón, de vainilla, hojaldrinas, roscos fritos de huevo, pastas de té, roscos de anís y de limón, cortadillos de cacahuete, mallorquinas, mostachones, amarguillos, almendrados y bolitas de coco. Todos están para chuparse los dedos.

Otro convento donde comprar dulces en Jerez

Del mismo modo que las mojas Clarisas de la calle Barja y tras un torno de madera, te esperan las religiosas del Convento de Madre de Dios. Elaborados de manera artesanal y casera y con productos totalmente naturales, convierten en su especialidad las frutitas de almendra. Elaboran también mazapanes con formas de manzanas y peras, pastas de té, cocadas, un tocino de cielo exquisito, cortadillos, palmeras, hojaldres, merengues y bollos de leche.

El Convento de Madre de Dios se encuentra situado en la calle Manuel Torres, 2.

Muchos de estos pasteles caseros se venden al público durante todo el año. No obstante, la época navideña en Jerez es una de las fechas más señaladas para estos pequeños obradores donde las religiosas realizan, con mucho amor, una de sus labores, la repostería.