Este lugar mágico donde ver la lluvia de estrellas perteneció a Jerez durante siglos

Verano tras verano asistimos al espectáculo más esperado que nos prepara el firmamento. Adolescentes, jóvenes, no tan jóvenes, aficionados de la astronomía y personas curiosas buscan el mejor lugar para disfrutar de las perseidas, la lluvia de estrellas o las también conocidas como lágrimas de San Lorenzo.

Cualquier lugar exento de contaminación lumínica, alejado del núcleo urbano y con la vista al cielo despejada, es propicio para contemplar las estrellas hasta ver las perseidas. Esta experiencia mágica, casi mística, durante generaciones ha sido un ritual para muchas personas. A principios del siglo XIV el territorio fue conquistado por los cristianos y fueron cedidos a Jerez de la Frontera por Privilegio Real en 1333. El Valle fue pedanía de Jerez hasta el 1 de abril de 1995. Aquel día repicaron las campanas del pueblo y pasó a convertirse un municipio de la comarca de La Janda. Pues allí se encuentra el que fuera uno de los más bellos miradores de Jerez: el Monte de la Cruz, emplazamiento elegido por muchos para disfrutar de la lluvia de estrellas.

Se trata de uno de los puntos más elevados de la Janda, ya que alcanza los 481 metros de altura. Desde este punto la vista alcanza a ver el paisaje que domina la Sierra de Cádiz, la Campiña de Jerez, también de la costa. Desde este balcón se puede divisar en la lejanía algunos enclaves de la provincia como las sierras de Gibalbín, Líjar, El Pinar, Las Cumbres, El Endrinal, Caíllo, Ubrique o El Aljibe. Lamentablemente, la cruz ya no es la única protagonista, pues paulatinamente, muy proximas a ella, se han colocado antenas y otras instalaciones metálicas que le han robado parte del absoluto protagonismo del cual gozaba.

Recorrido

Su sendero es muy visitado por los amantes de la naturaleza ya que está rodeado de arboleada al inicio, que se combinan con pequeñas pendientes encajonadas hacia arriba. En ocasiones la niebla cubre el paisaje durante los ascensos. La longitud de la ruta, que comienza por el camino de la Teja, es de cinco kilómetros con un tiempo de recorrido de tres horas aproximadamente, hasta llegar a la cima donde se observa una cruz metálica sobre una peana de piedras. La dificultad es baja, por lo que no hay que ser un profesional del senderismo para disfrutar de un maravilloso recorrido e increíbles vistas.