Jerez Íntimo
Marco Antonio Velo
De Jerez a San Fernando: un abuelo habla con su nieto
Gastronomía
Destierra la imagen de un arroz cocinado con tinta, pues en absoluto se trata de este delicioso y exclusivo plato del que se habla. En primer lugar porque, aunque sea oscuro rozando el azabache, no se debe a ningún colorante sino al color del propio grano de arroz, cultivado en contados lugares del mundo.
Para explicarlo hay que remontarse a tiempos y lugares remotos. Según cuenta la leyenda, hubo una época en la que comer arroz negro en la Antigua China suponía jugarse el cuello, otras versiones dicen que las manos. Esto se debía a que el emperador lo quería todo para él. De ahí que este codiciado cereal sea conocido popularmente como el arroz prohibido.
El emperador impedía a sus súbditos el consumo de esta clase de arroz dada sus excelentes cualidades antioxidantes y el bajo rendimiento de su cultivo con respecto a otras variedades más comunes. De ahí que él y los nobles nobles se negaran a compartirlo con el pueblo. Cuando alguien era sorprendido comiéndolo, podía acarrearle la pena de muerte. Por suerte, el consumo de este arroz se ha democratizado.
También se le conoce arroz negro, o venere en homenaje a Venere o Venus, la diosa del amor en la mitología romana, cuya piel era del color del ébano.
No obstante, a pesar de que su origen se halla en China, hace tiempo que traspasó sus fronteras. Se cultiva en el valle del Po, en Italia, pero también en un curioso santuario dedicado a este cereal como en el Parque Natural de la Albufera de Valencia.
En un chiringuito muy bonito que roza lo idílico en la playa de las Tres Piedras de Chipiona puede degustarse el mejor plato de arroz prohibido: La Manuela. No en vano es el plato estrella y el más demandado. Se trata de un arroz negro con puntillitas fritas, alioli, curry y un huevo frito, por supuesto sin ningún tipo de colorante, pues no es necesario. Después de unos 50 minutos que requiere la preparación de este arroz, se toma todo revuelto en el mismo cacito en el que se lleva a la mesa y… voilà, el resultado es una explosión de sabores en la boca casi adictivo. Manuel Martínez, propietario de este chiringuito presume de ser el único restaurante en España que cocina este exclusivo manjar. Y por supuesto, de su procedencia, ni hablar, también está “prohibido”.
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