El misterio de esta playa de la provincia de Cádiz donde se oyen sonidos espeluznantes

Qué duda cabe de que la provincia de Cádiz es una de las mejores de España para desconectar, pasar días y noches de diversón, para la práctica de deportes como el kite surf, el snorkel... y disfrutar de su amplísima variedad gastronómica con materia prima procedente de la costa. De los 285 kilómetros de costas gaditanas, doce de ellos se hallan en el término municipal de Chipiona, destino escogido por visitantes en la época estival, así como el resto del año y cuyas playas, además de ofrecer todos los atractivos anteriormente mencionados, esconde algún que otro misterio.

Según cuentan de forma oral y también escrita -de forma analógica o en bitácoras digitales- las rocas, la tierra, las cuevas naturales... rugen en sintonía con el agua del Atlántico. Hay quien lo define como un "ronquido aterrador", "sonidos pavorosos", que ponen los vellos de punta a cualquiera que lo oiga.

Encontramos diferentes hipótesis al respecto. Los más curiosos y estudiosos del tema afirman que la Base Naval de Rota ha analizado esos ruidos "espeluznantes" oídos por los vecinos y vecinas a lo largo de sucesivas generaciones. Sin embargo, las concluiones no han trascendido. Ni siquiera está claro el lugar o el sitio en concreto de donde emanan esos sonidos. Lo que sí se sabe es que los vecinos, temerosos por los ruidos, denominaron a la zona con el nombre de “Canaleta del Diablo” o la "Esquina del diablo". En concreto, se lo ubican en un tramo próximo al Camarón.

¿De qué se trata realmente?

Los chipioneros más veteranos creen que estos extraños sonidos se generan debido al empuje del aire del mar, y sacudido en la estrecha oquedad de la cueva, es decir, que se debería al "choque" del agua que sale y del viento que entra. También se habla de que es un volcán o que se debe al ruido producido por las piedras sueltas suenan de esta manera tan enigmatica, cuando menos, con la subida y la bajada de la marea. Otra de las explicaciones asevera que tienen lugar generados por la salida y entrada de las olas en una oquedad. Se justifica argumentando que la subida de la marea se produce en este espacio más rápidamente y que las olas en esa zona son mayores.