Por qué hay una rotonda con caballos de colores en Jerez

Entre los muchos atractivos turísticos de la ciudad de Jerez destaca el caballo. Tanto es así que acoge la sede de la sede de la Fundación Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, fundada por Álvaro Domecq. Se trata de una institución española de doma clásica, entre cuyos objetivos destaca el mantenimiento de diversas formas de doma tradicional y del caballo andaluz.

En el plano urbano de Jerez destaca el elevado número de rotondas, así como los motivos que suelen decorarlas o distinguirlas. Una de las más llamativas por su originalidad es aquella conocida popularmente como la 'rotonda de los caballitos'. En ella hay colocadas esculturas similares de equinos en colores llamativos como el naranja, verde o celeste, obra del uruguayo Abel Justo Olivera. Luce así desde su inauguración en 2002.

Estrella fugaz

Se inauguró en 2002 con motivo de la celebración de los IV Juegos Ecuestres Mundiales. Años antes, en 1994, una delegación del Ayuntamiento de Jerez se trasladó a La Haya, en Holanda, donde se celebraban los juegos ecuestres. Ese fue el detonante para que el entonces alcalde, Pedro Pacheco, compitiera por organizarlos en la ciudad jerezana. Y lo consiguió. En 2022 se cumplieron dos décadas desde que Jerez acogiera esta competición que resultó ser un gran éxito a nivel deportivo y organizativo. El 10 de septiembre arrancaba la ceremonia inaugural, presidida por los reyes de España. Llegó a contar con la participación de 57 países y más de 500 jinetes y siete disciplinas: la doma, concurso completo, salto de obstáculos, raid o carrera de larga distancia, volteo, enganches y doma vaquera.

"Los Juegos Ecuestres Mundiales, que se diseñaron como inicio de un proyecto hípico duradero, acabaron siendo una estrella fugaz que se desintegró el día de la clausura llevándose consigo una inversión millonaria y una incipiente industria local", afirmaba Raquel Benjumeda diez años después en este diario.

Dónde encontrarla

Es fácil llegar a ella desde Sevilla, ya que se encuentra prácticamente a la entrada de la ciudad, junto al Depósito de Sementales y justo debajo de las vías del tren. Aunque la mayoría de los visitantes ignoran el origen de su existencia o lo asocian a un homenaje más a este animal, no son pocos quienes -desafinado al tráfico- se apresuran a tomarse fotografías con algunos de los ejemplares del artista Abel Justo Olivera.