Un sendero de locura en la provincia de Cádiz: casas cueva, tumbas, pinares y reserva de borricos

Prepara tu mochila con agua, algo de picar, ponte vestimenta y calzado cómodos. En el sendero El Palancar, en Los Barrios, vas a descubrir unas casas cueva (no son como las de Setenil de las Bodegas) y mucho más. Éstas sirvieron en su momento a los pobladores de la sierra como refugio. Con anterioridad, en la prehistoria, eran refugios naturales. Prueba de ello es la gran cantidad de pinturas que se hallan en todo el parque natural, enmarcadas en el denominado Arte Sureño.

Estos refugios excavados por el viento y la lluvia han albergado a pobladores que aprovechaban el medio natural como recurso. Varias familias habitaron estas casas cueva hasta hace pocas décadas, de forma aislada. Únicamente recibían la visita de un comerciante que cambiaba productos del pueblo por leche, huevos u otros que los residentes de dichas cuevas obtuvieran del medio. Pero El Palancar ofrece mucho más.

Cómo llegar

Para dar comienzo a la expedición es necesario llegar a la autovía Jerez-Los Barrios A-381 y tomar la desviación 70. Una vez en la vía de servicio debes tomar la dirección Los Barrios. Tras atravesar un túnel, se inicia el sendero. Está habilitado con zonas de descanso y no requiere una autorización especial. Próximos El Palancar se encuentran otros senderos como el de La Teja y Valdelinfierno.

Aparcamiento

Se puede estacionar en la vía de servicio que da acceso al inicio del sendero. Justo en el inicio de éste también hay habilitado un aparcamiento para minusválidos.

Recorrido

El camino de este sendero es circular y se prolonga a lo largo de 2,8 kilómetros de dificultad media. Los primeros 500 metros están adaptados a personas con discapacidad física. Comienza con unas esculturas metálicas a la izquierda; más adelante, una fuente con agua anaranjada y nueve tumbas antropomorfas talladas en la roca de arenisca.

En este recorrido encuentras tres casas cueva, una de ellas tabicada cerrando la cavidad, con una puerta y una ventana pequeña. Además de estas ‘viviendas’, también se observan en el camino chozos llamados moriscos construidas con paredes de piedra y el techo de brezo, y los restos de un horno de carbón o alfanje. Más adelante, te acercarás a un pinar y a un cerramiento dedicado al borrico andaluz. De hecho, en 1995 se creó una reserva de borricos para ayudar a la conservación de esta emblemática especie.

A lo largo del sendero, entre un camino pedregoso, arenoso, según el tramo, se hallan en el paisaje alcornocales, quejigos, pinar, bujeo y herriza. Si eres de los que llevan los prismáticos encima, aprovecha en verano para observar el paso migratorio de aves.

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