Uno de los templos del atún no está en Barbate, sino en Jerez

Gastronomía

Chicharrones de atún.
Chicharrones de atún. / Fernando Portela
R.D.

03 de mayo 2024 - 06:00

Jerez no tiene mar, sin embargo, puede presumir de establecimientos en los cuales uno de los reyes de las costas gaditanas, el atún, se come preparado como en pocos sitios. Uno de esos restaurantes del que os hablamos hoy, (y con permiso de otros) el UltimAtún. Se trata de un restaurante inagurado en 2019 en la calle Séneca y, posteriormente, en el número 1 de la calle Costa de Azahar, en los Jardines de Montealto, en los alrededores de Pozoalbero.

Podría decirse que es uno de los templos del Atún de Jerez, un restaurante especializado en atún rojo. Mario Montero y Rubén Dorantes fueron los promotores de este negocio, cuya oferta gastronómica gira, principalmente, en torno a diferentes versiones del atún, algunas sencillas a la par que sorprendentes, como los chicharrones de atún.

El cerdo del mar se cocina con mimo en los fogones de UltimAtún, donde huyen de ser pretenciosos. Un reflejo de ello es su decoración que evoca lo natural, sencillo, auténtico sin demasiado atrezzo, sin caer en el minimalismo.

Rubén, uno de los padrea de UltimAtún Tapas en el restaurante de Pozoalbero.
Rubén, uno de los padrea de UltimAtún Tapas en el restaurante de Pozoalbero.

Cierto es que en este restaurante el atún es la estrella, pero cualquier comensal puede ver satisfechas sus expectativas, dado que, también elaboran otros con productos tradicionales con un toque innovador que los caracteriza, “todo ello en un entorno familiar e inigualable”.

La web restaurantguru.com advierte de que te van a gustar sus precios justos. Este lugar tiene una atmósfera espectacular y una decoración festiva

Carta

Chicatín, huevo frito y tomate casero, sashimi curado de atún, tartar de salmón y un toque picante, todo un clásico como el tataki de atún ajoblanco de piñones y moscatel o el pan bao de salmón marinado en casa, son apuestas seguras en UltimAtún. Y, ojo, porque los postres son una auténtica delicia. De modo que, merece la pena dejar un hueco en el estómago para ellos. Con ellos los comensales culminan una experiencia gastronómica de categoría.

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