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Jerez ha perdido este miércoles 29 de noviembre a uno de los pilares más importantes de la guitarra del último siglo, José Luis Balao Pinteño (1938-2023). El maestro Balao, como lo llamaban cariñosamente muchas personas, ha contribuido de una manera sobresaliente al desarrollo de este instrumento desde el punto de vista docente. No en vano, por sus manos han pasado las últimas generaciones de guitarristas de Jerez y la provincia, primeramente con la academia que durante años mantuvo con Manuel Lozano ‘El Carbonero’ en San Miguel, y posteriormente, con la suya propia (desde 1996) en la calle Gaspar Fernández.
Su corazón, que formaba parte de ese espíritu joven que siempre le persiguió, dejó de latir a mediodía de ayer en el Sanatorio, donde estaba ingresado desde hacía un tiempo. Tenía 85 años.
El ‘científico de la guitarra’, como le llamó una vez Paco de Lucía, había iniciado su idilio con la guitarra con apenas 12 años, cuando su hermano se compró una “y cuando no estaba yo la cogía y tocaba”. Así comenzó su larga historia con este instrumento, que marcó su vida artística y personal para siempre. Como él mismo reconocía, “ yo no fui a buscar a la guitarra, fue la guitarra quien vino a mí, porque si en vez de una guitarra mi hermano hubiese comprado un violín o un piano ahora sería violinista o pianista”.
No pasó una infancia mala, como él mismo contó, pues su padre trabajaba como jefe de la fábrica de harina. No obstante, siempre quiso, como todo buen padre, que su hijo tuviera un trabajo decente, y tras terminar sus estudios en La Salle comenzó a llevar las cuentas de un granero que había en la calle Ávila.
Pero la guitarra le produjo tal atracción que acabó dedicándose, casi sin darse cuenta, a ella. El jerezano recibió sus primeras clases de toda una eminencia en su momento, Javier Molina, con el que coincidió durante apenas tres meses, y posteriormente, como otros tantos guitarristas de su la ciudad, con el discípulo más ferviente de Molina, Rafael del Águila.
De él adquirió su particular método de enseñanza, que siguió poniendo en práctica hasta hace apenas unos años, cuando la pandemia le hizo dejar definitivamente las clases (algo que nunca superó); y sobre todo el amor por la música clásica pues fue él quien le acercó a nombres como Tárrega, Fernando Sor, Albéniz, Falla, Chopin, Beethoven o Bach.
Tras terminar el servicio militar, a principios de los sesenta, se marchó a Madrid donde comenzó a trabajar en los tablaos de la época, al tiempo que alternaba actuaciones, junto a su mujer y otros artistas de Jerez como Cristóbal ‘El Jerezano’, en Mallorca, Canarias o Barcelona.
La llegada al mundo de su primera hija le hizo volver a Jerez, “pero como me había llevado tanto tiempo fuera, los cantaores no me conocían”, por lo que se vio obligado a abrir su academia junto a Manuel Lozano ‘El Carbonero’ en 1981.
José Luis Balao fue siempre un músico autodidacta, y aunque reconocía abiertamente que nunca pasó por un conservatorio, sí que se preocupó de aprender a leer las partituras pero sobre todo a ir más allá del flamenco en el que se había criado, acercándose a la música sudamericana, a la música asiática o a la de maestros como John Williams.
Sus inquietudes y su capacidad creativa le sirvieron para crear un importante legado musical, un legado que en 2018 fue rescatado por el guitarrista e investigador Roberto Savater, quien con su trabajo ‘El maestro Balao, el eslabón olvidado’, consiguió reescribir musicalmente gran parte del mismo.
Sus creaciones perdurarán también gracias a la impagable labor del añorado Rafael Infante, que en 2015 dedicó un doble compacto a su figura dentro de la serie ‘Flamenco y Universidad’ y donde se recogían algunos de sus temas interpretados por Pepe Justicia, Paco León y el propio José Luis Balao.
Por las manos del maestro han pasado artistas como Alfredo Lagos, José Quevedo ‘Bolita’, Javier Patino, Santiago Lara, Javier Ibáñez, Pascual de Lorca, Juan Diego Mateos, José Ignacio Franco, Paco Lara, Paco León, Didier Macho, Manuel Valencia, Alba Espert o el joven Marcos de Silvia, posiblemente uno de sus últimos pupilos.
La gran mayoría de ellos mostró ayer su pesar por el fallecimiento del maestro a través de las redes sociales, dejando claro su aportación a la guitarra de Jerez.
La alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, en nombre de la Corporación municipal y la ciudad, mostraron ayer “sus condolencias por el fallecimiento del maestro de la guitarra José Luis Balao, a los 85 años de edad”.
De esta forma, el Ayuntamiento de Jerez “se une al dolor de su familia, amigos y al mundo del flamenco, transmitiéndoles todo su apoyo y cariño en estos tristes y dolorosos momentos. La alcaldesa lamenta la pérdida “de una persona que ha sido una figura fundamental en el arte de la guitarra flamenca, un tocaor que ha sido maestro de grandes figuras y al que se recordará por su versatilidad y adaptación a otros géneros”.
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