El apóstol de lo jondo
XXVI Festival de Jerez
LA CRÍTICA: Pansequito
Cante: José Cortés ‘Pansequito’. Guitarra: Miguel Salado. Palmas: Manuel Cantarote y Manuel Valencia. Lugar: Bodega Los Apóstoles. Día: 20 de febrero de 2022.
David Montes jerez
Lleno de no hay billetes. Tarde corbatas y pañuelos. De lentejuelas y trajes largos. Silencio. Se canta. Y no canta cualquiera. Canta un apóstol de lo jondo. El creador de una forma de atacar los tercios y los cantes. José Cortés Jiménez. Pansequito. Nada mas. Y nada menos. Llegó, vio y venció cual césar romano. Sin hojana. Reivindicando que esto no se pierda. Impecable. Un gustazo. Una lección de cante, que no de canto. Una tarde para el recuerdo.
Fueron cinco cantes. Sólo cinco. Una hora de maestría de las que ya no quedan. Por alegrías domina el tempo, el compás y hasta la armonía. Ataca los tercios donde no te los esperas. Te tiene en vilo. Te pellizca. Te atrapa. Te saca el ole. El y el tocaor. Y hasta los metrónomos de su derecha. Qué grande Miguel Salado. Cómo evoluciona cada día. ¡Qué guitarra más bien ajustada! Un lujo poder escucharlo acompañando. Es lo que tiene que le guste el cante tanto o más que la bajañí.
Llega la soleá. Silencio. Expectación. La tira atrás hasta el límite. A veces hasta demasiado. Parece que se va a esparramar, pero es todo lo contrario. Sabe dónde está. Y tanto que lo sabe. Su barroquismo es un estilo que gusta. Que se saborea. Que se palpa. Es el estilo ‘Pansequito’. Ese que le valió un premio a la creatividad en Córdoba. Y si no que se lo digan a la letra del Viejo de la Isla con la que cerró. Seguiriyas por soleá. Cantes de dolores presentes llevados al centro neurálgico de lo jondo. Hay que saber muy bien dónde se pisa para no resbalar. Pocos pueden. Él es uno de ellos.
Antes del taranto, hace una defensa de la doctrina jonda. Por algo es de los pocos apóstoles que aún nos quedan en esto de la ‘jondura’. “Estos cantes son serios, pero más serio es el flamenco”. Toda la razón. Que pena que la hojana y los carroñeros todo lo contaminen. Larga la serie. Arropado por su escudero fiel de la prima y el bordón, bajamos y subimos por las galerías del Levante.
Ya llevamos 40 minutos de masterclass y no nos hemos dado ni cuenta. El halo de grandeza te envuelve y sólo sabes que no quieres que acabe. La bulería anuncia el epílogo. Las manos de Miguel arrancan por su admirado Jero. Periquín. Sabor a Jerez. Compás envolvente del que es imposible perderse. Quien no cante ahí, mejor que se dedique a otra cosa. Bulerías cortas. Clásicas. Personales. A él no le importó lo que dijeran en su día. ¡No le iba a importar ahora! Él la quiere a ella. Nosotros le queremos a él. No cambies nunca José. El flamenco no sería lo mismo sin ti.
De regalo, tres fandangos. El público que llenó la bodega más emblemática del sobrino del Tío Pepe fueron testigos de una noche que recordará todo aquel que la presenció. No tengo ni la más mínima duda.
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