El trovador, Sevilla…y la bailaora enamorada
XXVI Festival de Jerez
LA CRÍTICA: 'Abril'
Dirección artística: Pedro G. Romero. Dirección musical: Alfredo Lagos. Baile: Lucía ‘La Piñona’. Guitarra: Alfredo Lagos. Cante: Pepe de Pura. Batería: Perico Navarro. Piano: Alejandro Rojas Marcos. Voces: Guadalupe Martín, Irene Román y Soraya Méncid Idea Original: Lucía Álvarez ‘La Piñona’. Sonido: Fali Pipió. Diseño de iluminación: Manuel Madueños. Día: 19 de febrero de 2022. Lugar: Museos de la Atalaya.
Sevilla. Abril. El mes en el que todo empieza a resucitar. El que aún no es el de las flores, pero sí es el de los recuerdos. Bonitos y amargos. Ese mes. El cuarto del año. El que ha escogido Lucía Álvarez ‘La Piñona’ para su último espectáculo. El mes al que tanto le dejó escrito Juan Manuel Flores. El trovador desconocido de Triana. El que catapultó con sus letras a Lole y Manuel en sus primeros discos. El que ha servido de inspiración a la bailaora de Jimena de la Frontera. El que hemos disfrutado en el Festival de Jerez, a pesar de las incomodidades que presenta la nueva estructura del Museo de la Atalaya. No ha sido buena idea la grada. Lo siento. Con media entrada había parte del público de las filas más altas de pie porque no veía el escenario. Mejor no imaginar cuando esté lleno y no te puedas mover.
A lo que vamos. La una del mediodía no es mala hora para despertar las musas y los sentires flamencos. Hoy ha vuelto a quedar claro. Y si no que se lo digan a los protagonistas de ‘Abril’ que se han encargado de abrir la jornada. La Piñona bebe los vientos por una ciudad que la tiene embaucada y se nota en las tablas. Por la ciudad y por sus poetas. En este caso, un trovador trianero desconocido por muchos. Juan Manuel Flores. Sus letras han pasado a la historia gracias a Lole y Manuel. Y él ha sido la inspiración de esta bailaora que toma de la mano esa Sevilla bipolar que baila al son de los seises, se mueve al ritmo de los Smash y Gualberto, pero que respira flamenco de altura por sus poros. Por los de ella, también.
Hay muchos cambios – de todo tipo- con respecto a su estreno en la Bienal de Sevilla de 2020 en el Teatro Central. Todos para bien. Tanto de estructura, como de escenografía y de vestuario. Los encajes que presenta este espectáculo, con un año y medio de rodadura, se muestran mejor engarzados y ello lleva a sus componentes incluso a atreverse a asumir riesgos. Que se lo pregunten a Pepe de Pura por soleá. Llevada al límite. Dando los 20 reales del duro. Que se lo digan en el trémolo a Alfredo y a Lucía. La sensualidad puede ser jonda y caminar seguro de su mano con ellos con total garantías.
‘Abril’ es la carta de presentación en gran formato de una bailaora que, tras Emovere (Festival de Jerez, 2018), da un paso al frente, haciendo suyos los textos que la enamoran y que entrega su cuerpo de forma elegante a la Sevilla mas eterna. ‘Abril’ es un canto tanto a la Sevilla mística y a los seises como a esa otra ciudad más canalla. Ahora mejor engarzada que en la Bienal. Más limpia. Más diáfana. A la altura de esa ciudad que enamora y que es capaz de hacer aflorar sensaciones como las que nos ha dejado ‘La Piñona’ a golpe de soleares, alegrías, bulerías, trémolos o tarantos llenos de esa energía nutrida de Guadalquivir y Alameda.
Un espectáculo escrito a base de cartas de amor en primera persona llenas de jondura que musita por lo bajini jaleos y vítores. Un espectáculo que se hace caminar por ese Edén lleno de inocencia que se redescubre, dejando abierta la puerta a seguir descubriendo el universo por el que Lucía Álvarez ‘La Piñona’ escoge para expresarse y en el que lleva de su mano por los jardines de la danza de su cuerpo. Ese cuerpo que baila cobijado de flores, sin fachadas blancas, ese que con el nuestra ‘mirá’ se clava como una ‘espá’ como dijera el poeta. Todas con ella y para ella. Y su baile. Enhorabuena.
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