Mercedes de Córdoba, nos quitamos el sombrero
La bailaora Mercedes de Córdoba ha presentado en el Festival de Jerez 'Olvidadas', un homenaje a Las Sinsombrero, las españolas de la Generación del 27
Imágenes de la Compañía Mercedes de Córdoba en el Festival de Jerez 2025

Maruja Mallo, María Zambrano, Concha Méndez, Marga Gil Roësset. A ellas y a todas sus compañeras de generación -pintoras, filósofas y escritoras-, ha invocado Mercedes de Córdoba en el Villamarta. Un clamor necesario para un grupo de mujeres, algunas olvidadas y otras no reconocidas como se merecían. Para que este olvido no caiga en la noche oscura del alma, la bailaora ha puesto en pie un espectáculo ceremonioso, una forma de homenaje, de justicia poética hacia las olvidadas. En el flamenco, es la primera vez que una artista se adentra en este universo.
Todo parte de una decepción de la artista, un enfado por comprobar esta desigualdad histórica en detrimento de las mujeres. Esta rabia la hizo cambiar el rumbo de sus planes artísticos y sumergirse en un nuevo espectáculo que diera cabida a Las Sinsombrero. En Olvidadas, este ejercicio memorístico de Las Sinsombrero se materializa de manera simbólica. Mercedes convierte el dolor en baile, la rabia la canaliza a través del flamenco dando como resultado un proceso catártico pero sorprendentemente fresco. Un espectáculo en el que se baila la memoria.
En 2024 pudimos ver un work in progress centrado en Marga Gil Roësset, genio precoz de la pintura y escultura que se suicidó con 24 años. El primer adelanto del pasado año recaía de forma íntegra no solo en Marga Gil Roësset, también en su sobrina Marga Clark, quien incluso aparecía en escena. Ahora la bailaora ha presentado el resultado completo, una obra que poco tiene que ver con el adelanto. El formato híbrido propuesto en un principio, en el que había elementos como una conversación en vivo, proyecciones y la cercanía del público (que permanecía de pie rodeando la escena) encajaba a la perfección con la idea de un trabajo en proceso; para la obra final, Mercedes de Córdoba ha tenido el acierto de desprenderse de la literalidad y la concreción, y de ajustar el espectáculo para su desarrollo sobre las tablas de un teatro.
Mercedes de Córdoba demuestra estar en plena forma artística, con una inteligentísima manera de emplear todos los recursos escénicos. La bailaora tenía ganas de entregarse al ejercicio coreográfico y a una danza más coral, y el resultado muestra que el resultado está a la altura de la ambición. Este deseo surge en parte para corporeizar una necesidad vital actual, y en otra y gran parte, por la propia naturaleza del espectáculo. Había que hablar de ellas, y ellas debían tener presencia propia. Mercedes de Córdoba ha bailado con Alejandra Creo, Marta Cañizares y Polina Sofía. El precioso contrabajo de Gal Maestro corona el espectáculo desde las alturas de un andamio. Conserva del work in progress la guitarra de Juan Campallo y el cante de Jesús Corbacho, y se suma el cante de Jonathan Reyes, la percusión de Paco Vega y el compás de Roberto Jaén. La voz de Corbacho es como una suave nana que acuna el espectáculo. El baile de Polina Sofía atrapa en varios momentos, especialmente con el mantón. En contra del espectáculo juega su duración, y no por su metraje en sí, sino porque Olvidadas tiene dos finales. Cuando parece que el espectáculo ha terminado, y todo lleva para que así sea, vuelve a empezar una última parte que no aporta nada nuevo. El tiempo no pasa cuando lo que sucede está ocupando el lugar que le corresponde, pero se hace incomprensible cuando ya no añade más. Es mejor tener algo de sabor concentrado que extenderlo y que se diluya ese umami que sin duda impregna entera esta propuesta.
Reflexiones de la filósofa María Zambrano a través de unos audios completan la obra. “Es lo que me ha sucedido siempre con España. Fuera de mí no ha estado nunca. Yo dentro de ella no he podido estar”, se escucha en una de ellas, en relación al exilio. Olvidadas tiene el gran acierto de tirar de ironía y frescura para suavizar unas historias de trasfondo doloroso, creando una propuesta con muchas capas, con un juego constante entre la música, el baile y varias coreografías más escenificadas. A donde sea que estén Las Sinsombrero seguro que han podido disfrutar de este grupo de mujeres poderosas, de una Mercedes de Córdoba que domina la escena suya y la de su elenco, otorgándoles el lugar que la generación del 27 femenina no tuvo.
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