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De la prevención a la acción para mejorar la salud mental

Café de Redacción ‘Salud mental en Andalucía’

El encuentro organizado por Grupo Joly y Rovi propicia una reflexión conjunta sobre los avances logrados en las nueva estrategia autonómica en salud mental; con un foco especial en Atención Primaria, la psicología clínica, la población infantojuvenil y la prevención del suicidio

Los participantes en un momento previo al desayuno coloquio organizado con la colaboración de Rovi en la sede de Grupo Joly / Antonio Pizarro
Ramiro Navarro

16 de diciembre 2024 - 14:07

En un contexto en el que la salud mental ha ido ganando protagonismo en el centro del debate social y de la política sanitaria, el análisis de la situación en Andalucía permite desglosar algunos objetivos y prioridades emergentes que apelan a una mirada transversal entre lo social y lo sanitario, con el desarrollo de nuevas estrategias, perfiles profesionales emergentes y viejos retos contra el estigma y la institucionalización. Así se puso de manifiesto en el desayuno coloquio organizado el pasado martes por Grupo Joly con la colaboración de Rovi.

Ana María Reales, Directora General de Cuidados y Atención Sociosanitaria de la Consejería de Salud, aludió a las características demográficas de la comunidad autónoma y explicó que “Andalucía cuenta con una población de 8,5 millones en un territorio amplio y diverso, con un envejecimiento moderado pero desigualdades sociales significativas”. Según Reales, el 32% de la población se encuentra en riesgo de exclusión social, y los menores de 18 años representan un grupo especialmente vulnerable. “Se ha detectado que un tercio de la población padece algún problema de salud mental, principalmente ansiedad, depresión y somatización”, puntualizó, y añadió que el 10% de los andaluces consume psicofármacos de forma habitual.

Ana María Reales, directora general de Cuidados y Atención Sociosanitaria de la Consejería de Salud. / Antonio Pizarro

Estas cifras, acentuadas por el impacto de la pandemia, reflejan una realidad que afecta especialmente a los jóvenes, entre quienes se ha incrementado la prevalencia de trastornos relacionados con el acoso escolar y el ciberbullying. Además, aludió a las iniciativas estratégicas como el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía (PISMA), en cuya nueva denominación entran también las adicciones, y al impulso a iniciativas como los Grupos de Apoyo Mutuo y los Grupos de Afrontamiento de la Ansiedad en Atención Primaria (GRAFA).

Silvia Maraver, gerente de la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental (FAISEN), destacó el papel de los programas centrados en vivienda, empleo y relaciones sociales como pilares esenciales para la integración de las personas con trastornos mentales graves. “Trabajamos en iniciativas dirigidas a jóvenes, como viviendas para primeros episodios psicóticos y programas de formación profesional adaptados”, explicó.

Silvia Maraver, gerente de la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental (FAISEN). / Antonio Pizarro

Sin embargo, reconoció que “las dificultades de integración social y laboral siguen siendo un reto significativo, agravado por el estigma social que aún persiste”. A pesar de los avances, Maraver instó a reforzar el apoyo a estas personas en su camino hacia la plena integración. Asimismo, puso el foco en una juventud que vive hiperconectada“pero en la que pasan mucho tiempo solos”.

Por su parte, Matilde Blanco, psiquiatra y coordinadora del Plan Estratégico de Salud Mental y Adicciones de Andalucía (PESMAA), señaló que el plan se está construyendo con una visión participativa e integradora. “Los objetivos incluyen mejorar la prevención, promoción y asistencia integral en salud mental y adicciones”, indicó. Entre las iniciativas destacadas, mencionó los grupos de afrontamiento de ansiedad en atención primaria y los programas diseñados para fomentar la gestión emocional en centros educativos.

Blanco enfatizó que “la sensibilización social hacia la salud mental ha aumentado, pero aún queda camino por recorrer para transformar esa sensibilidad en recursos y acciones efectivas”. Además, hizo alusión al importante rol de la medicina y la enfermería de Atención Primaria y al valor de la información y el análisis para poder ofertar intervenciones específicas.

Matilde Blanco, psiquiatra y coordinadora del Plan Estratégico de Salud Mental y Adicciones de Andalucía (PESMAA). / Antonio Pizarro

Antonio José Vázquez, psicólogo clínico con amplia experiencia en el Centro de Especialidades Virgen de los Reyes, aportó una perspectiva histórica al debate. “Desde los años 80 hemos avanzado en la atención a trastornos mentales graves, pero los recursos siguen siendo insuficientes”, reflexionó aludiendo a la reforma acometida en aquella década para transformar la atención a la salud mental y acometer la desinstitucionalización. Vázquez celebró la reciente incorporación de psicólogos clínicos en atención primaria, una medida que calificó como “fundamental para atender problemas menos graves y evitar la medicalización excesiva”. Asimismo, subrayó la importancia de garantizar la equidad en el acceso a los servicios y de priorizar a aquellos pacientes con necesidades más complejas.

El coloquio también puso un foco especial en la salud mental infantojuvenil, un ámbito que genera creciente preocupación. Ana María Reales explicó que se han creado unidades específicas para atender a este colectivo y se ha reforzado la coordinación con atención primaria y educación. “La atención perinatal y la promoción de la parentalidad positiva son áreas clave para prevenir problemas desde los primeros años de vida”, aseguró. Además, los ponentes hicieron alusión al desarrollo de las Unidades Especializadas en Salud Mental Infanto-Juvenil en los hospitales.

Antonio José Vázquez, psicólogo clínico. / Antonio Pizarro

Matilde Blanco complementó esta visión subrayando el valor de protocolos como el de prevención de conductas autolesivas en centros educativos, que permiten detectar y abordar situaciones de riesgo.

Además, Silvia Maraver, por su parte, destacó la necesidad de reducir la edad de intervención para prevenir problemas antes de que se agraven. “Centros piloto como el de Almería ofrecen atención inmediata y apoyo integral en un ambiente inclusivo”, explicó.

El suicidio, una de las problemáticas más graves en el ámbito de la salud mental, fue abordado con seriedad y cautela. Matilde Blanco explicó que las estrategias de prevención incluyen tres niveles: prevención universal, selectiva (dirigida a grupos de riesgo) e indicada (focalizada en personas con antecedentes). Iniciativas como el “código suicidio”, que garantiza el seguimiento y la atención proactiva, fueron destacadas como pasos fundamentales para reducir estas cifras. Los participantes coincidieron en la importancia de abordar este tema de manera responsable. “Hablar del suicidio debe hacerse evitando centrarse en el acto y destacando las soluciones y apoyos disponibles”, afirmó Ana María Reales, quien también subrayó el papel de los medios de comunicación en la sensibilización sin alarmismo.

Los participantes durante el coloquio, en el que mostraron su optimismo antes el calado de las nuevas reformas. / Antonio Pizarro

El encuentro concluyó con una ronda de reflexiones finales, donde Ana María Reales expresó su orgullo por los avances logrados en el sistema sanitario andaluz, aunque reconoció que “siempre hay margen para mejorar”. Por su parte, Silvia Maraver enfatizó la necesidad de seguir combatiendo el estigma y de redoblar los esfuerzos para mejorar la integración social y laboral de las personas con trastornos mentales graves.

Matilde Blanco hizo un llamamiento a la implicación colectiva: “Todos somos agentes de la salud mental y debemos contribuir activamente”. Por último, Antonio José Vázquez abogó por reforzar la prevención, la equidad y el trabajo en red para garantizar una atención integral y de calidad.

Una nueva reforma y la necesidad de evaluar

El coloquio permitió poner sobre la mesa iniciativas que iluminan una nueva reforma de las estrategias en salud mental, orientadas hacia una mirada integral que facilite el trabajo en red y la integración de recursos, familias y sociedad. Entre estas estrategias destacan programas innovadores como los Grupos de Apoyo Mutuo (GAM), los Grupos de Afrontamiento de la Ansiedad en Atención Primaria (GRAFA) y nuevos espacios de intervención como las casas de crisis. Estos espacios están diseñados para priorizar el trabajo en red con las familias y ofrecer un entorno seguro y de apoyo donde los jóvenes puedan recibir atención inmediata y flexible. Este enfoque evita el impacto negativo que un ingreso hospitalario podría tener en su bienestar emocional, fomentando en su lugar una recuperación más inclusiva y comunitaria. Además, los participantes subrayaron la importancia de mejorar los sistemas de registro y establecer indicadores claros que permitan medir y evaluarlos resultados en salud mental. Sin datos precisos, advirtieron, resulta difícil concretar avances y garantizar que las estrategias respondan de manera efectiva a las necesidades actuales. En palabras de Matilde Blanco, “la evaluación constante es fundamental para transformar la sensibilización social en recursos y acciones efectivas”. 

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