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Cuando estamos en una relación pueden surgir muchas situaciones que se catalogan como tóxicas. Si has estado en alguna relación tóxica, seguramente hayas sufrido técnicas de manipulación y ni siquiera te has dado cuenta. Una de estas técnicas es el curving. El curving puede resumirse como una forma sutil y ambigua de rechazo, pero sin llegar a decir que no. La consecuencia de esta técnica de manipulación es que, aunque te estén rechazando, tú sigas en un estado de incertidumbre y confusión emocional, debido a que no has recibido una negación clara. La diferencia que tiene esto con el ghosting (cortar absoluta y totalmente el contacto sin explicación alguna), es que con el curving hay una pérdida de la comunicación muy poco a poco, donde la otra persona empieza a ignorarte mensajes, no responderte, no tener tiempo para ti y básicamente quitándote atención que antes te daba.
Esta técnica de manipulación es pasivo-agresiva ya que la persona que la ejerce teóricamente no está haciendo nada malo, simplemente te responden esporádicamente, no inician conversaciones y te hacen sentir que no están interesados, pero sin decírtelo. Lo que pasa realmente aquí es que una parte está esperando constantemente recibir ese interés y esa respuesta que nunca llega por la otra parte. La incertidumbre que deja en la otra persona se debe a la sutileza con la que el manipulador te echa de su vida; con respuestas totalmente desinteresadas, ningún tipo de interés en interactuar contigo, o hacer planes para un futuro que nunca llega (Ejemplo: ya nos veremos, vamos hablando, etc.).
Muchos expertos han llegado a la conclusión de que la persona que ejerce este tipo de manipulación se debe a que estas buscan tener a una persona como opción sin comprometerse a nada, simplemente por el ‘por si acaso’, provocando que la otra persona no pueda cerrar capítulo y avanzar con su vida y mostrando una clara falta de empatía, de inteligencia emocional y de honestidad por parte del manipulador, pudiendo, además provocar ansiedad, baja autoestima y falsas esperanzas infundadas en la otra persona.
Para poder evitar sufrir curving, no solamente es importante reconocer los signos de los que acabamos de hablar, sino también tomar decisiones que te protejan a ti y a tu salud emocional. Habla abiertamente sobre tus sentimientos, sobre tu opinión y tus necesidades con la otra persona, y si no cambia, lo mejor es terminar la relación.
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