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Salud
La pandemia del coronavirus, y su respectivas restricciones y uso obligatoria de las mascarillas en la mayoría de entornos, provocó que tanto la gripe A como la perteneciente al grupo B pasaran a un segundo plano.
No obstante, con la llegada de la nueva normalidad, las diversas campañas de vacunación, en la mayoría de países realizadas de manera conjunta, ha provocado una estabilización de los casos de COVID-19, devolviendo a la palestra a los virus gripales. Aunque la prevalencia de casos de gripe son en su mayoría a causa de la gripe A y B, la Organización Mundial de la Salud distingue hasta cuatro tipos de virus de gripe estacionales: los citados A y B, y las gripes C y D.
Aunque guardan muchos síntomas en común, cabe destacar que existen diferencias esenciales entre cada tipo de virus. Los síntomas similares de la gripe A y B se encuentran en factores como un inicio súbito de fiebre, tos seca, malestar en el cuerpo o, secreción nasal en abundancia, dolores musculares o articulares y dolores de cabeza y garganta. Asimismo, ambos virus cuentan con una propagación muy rápida, puesto que cuentan con un alto grado de contagio, especialmente en entornos como los colegios. Su radio de acción puede extenderse hasta a un metro de distancia a través del aire y el tiempo de transmisión puede extenderse desde un día antes del inicio de los síntomas hasta una semana después.
Los síntomas gripales como la tos suelen tener una duración de aproximadamente dos semanas, mientras que la fiebre desaparece a la semana, en la mayoría de los casos. En cuanto al período de incubación, este suele situarse entre dos y cuatro días. No obstante, cabe destacar que la propia OMS no distingue grandes diferencias entre la gripe A y B, radicando la principal de ellas en el hecho de que los virus tipo A pueden afectar tant a animales como a personas y los virus tipo B solo a las personas. Asimismo, la variante predominante suele ser la gripe de tipo A, siendo la del tipo B menos típica. Todo lo anterior provoca que, puesto que los síntomas son iguales, tan solo puedan diferenciarse por una prueba diagnóstica específica.
Por otro lado, el COVID-19 cuenta con numerosos síntomas en común con los virus gripales, puesto que ambos son enfermedades respiratorias. Sin embargo, en los casos de contagio de este tipo de coronavirus, sus pacientes presentan pérdida tanto de olfato como de gusto, fatiga, ritmo cardíaco elevado y complicaciones para respirar de manera normal. Del mismo modo que sucede con la gripe A y B, aunque el COVID-19 cuente con una sintomatología determinada, también en gran parte de los casos es necesario una prueba específica para su detección.
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