Terapia diana, ¿cómo funciona este tratamiento oncológico y cuáles son sus efectos?
Investigación y Tecnología
Las terapias diana son aquellas que se utilizan para destruir las células cancerígenas y que permiten ofrecer un tratamiento personalizado al paciente
La terapia diana no hace daño a las células sanas, por lo que pueden cumplir con sus funciones vitales y con las que, a su vez, se reducen los efectos tóxicos que tiene la quimioterapia
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Las terapias diana son aquellas que se utilizan para destruir las células cancerígenas y con las que se puede ofrecer un tratamiento personalizado al paciente. Los tumores no se diferencian por el tipo de localización, sino por las proteínas que expresan sus células y su alteración es lo que hace que avance de una manera u otra. El estudio de las proteínas que expresan los tumores permite realizar un análisis con el que obtener información sobre las diferentes alternativas de tratamientos que se van a utilizar.
En este sentido, son muy efectivos ciertos fármacos que se utilizan como simulacro de crecimiento de los receptores que regulan el funcionamiento específico de cada célula y con los que se permite su identificación. De esta forma, se puede impedir el crecimiento y bloquearlo a distintos niveles. Son las terapias dirigidas o terapias diana con las que se provoca la muerte celular debido a que esta no puede desarrollar sus funciones vitales por el bloqueo previo que se le ha realizado.
Esto supone una ventaja frente a otros tratamientos más agresivos como la quimioterapia, de la que siempre se ha dicho que "lo mata todo, lo que está malo y lo que está bien". Esta terapia no haría daño a esas células sanas, por lo que pueden cumplir con sus funciones vitales y con las que, a su vez, se reducen los efectos tóxicos que tiene la quimioterapia.
Tipos de terapia dirigida
Para empezar con un tratamiento de terapia diana, es necesario, en primer lugar, hacer pruebas que detecten si hay diana a la que aplicarle un medicamento. Para ello, se solicita al paciente una biopsia, que es la extracción de una muestra del tumor para analizarlo, pero tiene unos riesgos que dependen del tamaño y de la localización del tumor, información que tendrá que explicar previamente el médico al paciente.
Una vez que se ha determinado si se puede seguir adelante con el desarrollo de la terapia, hay que distinguir dos tipos de medicamentos aplicables.
- Medicamentos micromoleculares que contienen moléculas muy pequeñas con las que se puede entrar en las células con facilidad y se unen a dianas que son las moléculas hacia donde se dirigen las terapias dentro de las células.
- Anticuerpos monoclonales o anticuerpos terapéuticos que son proteínas elaboradas en el laboratorio las cuales se diseñan para que unan a dianas específicas dentro de las células cancerosas. Esto se hace con la idea de que el sistema inmunitario pueda identificarlas mejor y, así, destruirlas. Hay otros anticuerpos monoclonales que actúan en forma directa tanto para frenar la multiplicación de las células cancerosas como para forzar su autodestrucción.
Efectos secundarios de las terapias diana
La terapia diana o dirigida también tiene efectos secundarios. Aunque sea efectivo, no deja de ser un tratamiento farmacológico que produce una alteración en el organismo y, como tal, se manifiesta de manera física con la siguiente sintomatología:
- Problemas de coagulación y de cicatrización de heridas.
- Presión arterial alta.
- Fatiga.
- Úlceras en la boca.
- Cambios en las uñas.
- Descoloración del cabello.
- Problemas de la piel, como sarpullido o sequedad.
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