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Tal vez era una conversación, tal vez fueron las personas o el lugar. Lo cierto es que a veces nos encontramos removiendo en el pasado, pensando que lo que vivimos entonces fue mejor de lo que tenemos ahora y que no hay nada que pueda igualar o superar al momento presente.
El problema es que esta nostalgia no es siempre fiel a lo que realmente viviste porque seguro que en aquel entonces tampoco te parecía perfecto, pero tu mente te hace creer que sí porque se queda solo con lo bonito. Es como si en tu cabeza hubiera una versión mejorada de aquella historia y eso hace que el presente, con sus dificultades reales y visibles, parezca siempre inferior. Te deja con la sensación de que vives en un fracaso permanente.
Lo que estás experimentando se conoce como el 'síndrome de la edad de oro' o 'síndrome de la edad dorada', que es una tendencia a idealizar el pasado y verlo como un tiempo mucho mejor en comparación con el presente. Es natural sentir nostalgia de vez en cuando, pero en este caso, la nostalgia se convierte en una forma de distorsionar la realidad, de ver el pasado con un brillo que tal vez no tuvo, y al mismo tiempo, de percibir el presente como algo permanentemente insatisfactorio o falto de valor.
Este fenómeno se presenta cuando nuestra memoria selecciona solo los momentos más agradables del pasado, mientras que minimiza o directamente olvida las dificultades que también existieron. Suele ocurrrir cuando atravesamos momentos difíciles y empezamos a revivir aquello que tanto nos gustó, pero en este caso es un comportamiento engañoso de nuestra mente porque es como si nuestra mente editara los recuerdos, creando una versión más idealizada de lo que fue. Eso no quiere decir que no se hayan vivido esos buenos momentos, pero lo que sucede es que los percibes ahora con una perfección que quizás no tenían en su momento.
El riesgo de vivir bajo la creencia de que "cualquier tiempo pasado fue mejor" es que puedes empezar a desconectarte del presente. Al estar constantemente comparando lo que vive ahora con esa versión glorificada del pasado, te resulta difícil disfrutar o valorar las experiencias actuales. Además, esta idealización puede llevar a una insatisfacción continua, ya que el presente nunca parece estar a la altura de ese recuerdo tan pulido y emocionalmente significativo.
Otro peligro de este síndrome es que puede hacerte sentir estancado. Si sientes que lo mejor ya ha pasado, puede haber una falta de motivación para avanzar o para abrirte a nuevas oportunidades. Es como si estuvieras en una especie de pausa emocional, con una parte de ti siempre mirando hacia atrás, sin permitirse vivir plenamente el aquí y ahora, en la que puede verse afectado tu bienestar emocional, aumentando los sentimientos de frustración, tristeza o incluso depresión, porque no sientes que lo que tienes actualmente está a la altura de tus expectativas.
Este síndrome, además, puede influir en la forma en que te relacionas con los demás ya que podrías llegar a sentir que las conexiones que tenías en el pasado eran más profundas que las que tienes hoy, lo que podría llevarte a aislarte o a no valorar las relaciones que estás construyendo en este momento. Pero, por otra parte, es ese pasado lo que te trajo hasta aquí y lo que te ha convertido en lo que eres hoy, por lo que si volvieras atrás, volverías a tener los mismos problemas que tuviste en su día, pero que ahora tu mente ha borrado.
Lo importante aquí es entender que, aunque es normal y humano mirar al pasado con cariño, idealizarlo en exceso puede ser perjudicial porque a fin de cuentas ya pasó, aunque en tu mente esté sucediendo otra cosa. Donde realmente estás es en el presente y para desmitificar el pasado hay que saber equilibrar el valor de los recuerdos con lo que te está tocando vivir en el momento presente. Las personas que tienen el 'síndrome de la edad de oro' son plenamente conscientes de que a veces viven estancados en ese pasado y se esfuerzan por vivir el presente, pero hay que aceptar que las cosas cambian y dejar ir lo que ya no puede ser.
Las personas que tienen el 'síndrome de la edad de oro' sienten que volver al pasado es un refugio donde todo tiene el sentido que ahora no le encuentran a su vida, pero quizás no se encuentren porque no sale del pasado. Vivir con el 'síndrome de la edad de oro' es caminar en una cuerda floja entre lo que fue y lo que es. Es querer quedarse en el pasado, pero saber que se debe avanzar y aunque muchas de estas personas intentan disfrutar del presente, siempre hay una parte de ellas que se siente fuera de lugar, como si nunca pudiera estar tan bien como en aquellos días dorados que había idealizado en su mente.
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