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Belleza
Coco Chanel dejó un extenso legado cuyo principal valor fue el de ser pionera en muchas tendencias que todavía hoy perduran tras casi 140 años de su nacimiento. La diseñadora francesa fue una de las primeras it girls tal y como las conocemos en la era influencer y, entre sus muchos logros, hizo que la piel bronceada se convirtiera en un hábito 'chic' en una época en la que la alta sociedad consideraba la tez blanquecina como símbolo de distinción y belleza.
Y así fue hasta los años 20. Al contrario de lo que la historia nos enseña sobre la relación de los humanos con el sol y su conexión de dependencia, llegando a considerar al astro rey como un dios, las altas esferas sociales solían resistirse a esta idea ya que estaba muy vinculada a los ''ciudadanos de segunda'' y su trabajo a la intemperie.
La ciencia ayudó dando a conocer los numerosos beneficios terapéuticos que tenía el sol sobre la salud de los seres humanos y muchos fueron los médicos que comenzaron a recetar/recomendar a sus pacientes tomar ‘baños de sol’ y así combatir numerosas enfermedades (entre ellas la anemia, la depresión, refortalecimiento óseo, etc). Pero, sin duda, fue la famosa diseñadora quién tras unas vacaciones a bordo de un yate en París, se la fotografió con la piel bronceada causando un auténtico furor entre la población.
Fue un acto de rebeldía, un gesto transgresor que rompía con los estereotipos y que refería a un nuevo modelo de mujer liberada, de piel bronceada como testimonio de la práctica de deportes al aire libre. Durante la primera Guerra Mundial, las mujeres se quedaban en casa, cuidando de los niños y ocupándose de las labores del hogar lo que les dejaba poco tiempo para tomar el sol. Ese escenario cambió con el fin de la guerra y permitió a las mujeres practicar deportes y disfrutar de vacaciones en destinos de costa.
Coincidiendo con la época, también se atribuye esta fiebre a la actriz Josephine Baker. La artista, conocida como ‘la mujer de la piel de caramelo’, hizo que muchísimas mujeres de todo el mundo tratasen de emular su tono natural de piel bronceándoselo. A partir de entonces, y viendo como se extendía la obsesión, las marcas comerciales y las farmacéuticas ocuparon su tiempo en la venta de bronceadores.
Comenzaron a elaborar preparados a base de aceite de oliva y almendras. El primer cosmético solar se lanzó en Estados Unidos por diseñador y perfumista francés Jean Patou con el nombre de ‘Huile de Chalde', una crema potenciadora del moreno que ayudaba a obtener un bronceado más rápido, más uniforme y eficaz.
Y así comenzó el destape, los bikinis y la consiguiente exposición al sol. Han pasado ya 70 años desde que la diosa de la moda nos trajo esta costumbre que, cabe recordar, no es saludable si no se combate con protección.
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