La Armada mantiene su tradicional bendición del mar en la base de La Carraca de San Fernando

Fuerzas Armadas

El almirante jefe de Apoyo Logístico ha presidido el acto castrense

Procesión en la ceremonia de bendición del mar en La Carraca.
Procesión en la ceremonia de bendición del mar en La Carraca. / Armada
Redacción

09 de septiembre 2022 - 18:16

San Fernando/La Base Naval de La Carraca se mantiene fiel a la tradición y un año más acoge la ceremonia de bendición del mar tras el paréntesis que supuso la pandemia del covid-19. La cita organizada por la Armada estuvo presidida por el almirante jefe de Apoyo Logístico de la Armada (AJAL), Santiago Ramón González Gómez, a quien acompañó vicealmirante jefe del Arsenal de Cádiz, Ricardo A. Hernández López, el contralmirante jefe Base Naval de La Carraca, Juan Antonio Cornago Diufaín y diversas personalidades y autoridades, como la concejala de Empleo, Emprendimiento y Turismo, Regla Moreno.

El arzobispo castrense de España, Juan Antonio Aznárez Cobo, ofrendó la misa votiva que se celebró durante la convocatoria, además de la procesión hasta los muelles para el acto de bendición y la vuelta en procesión de nuevo a la iglesia de Nuestra Señora del Rosario. La salve marinera se entonó antes de que un desfile de la fuerza pusiera el cierre al acto castrense.

Los orígenes de la bendición del mar se remontan al voto que hizo la Armada en 1755 para solemnizar el escaso efecto que tuvo el maremoto que siguió al terrible terremoto de noviembre de ese año, el Terremoto de Lisboa, sobre la entonces llamada Real Isla de León y, en particular, sobre el Arsenal de La Carraca. Mientras que el maremoto llegó a inundar numerosas ciudades de la costa de Huelva y Cádiz –en la capital gaditana las olas rompieron las murallas portuarias y el mar invadió la ciudad en tres ocasiones e inundó puntos como la Caleta y las dos puertas, de Tierra y del Mar, con decenas de personas fallecidas– en la entonces Real Isla de León no se produjeron daños materiales de gran importancia, aunque su población fue consciente del evidente peligro que corría la ciudad por su proximidad a Cádiz.

Tras este desastre natural y dado que La Isla y sus habitantes se habían salvado de la catástrofe, la Armada hizo voto solemne de celebrar la bendición de las aguas como muestra de gratitud.

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