La Casa Lazaga será "el segundo edificio administrativo" de La Isla
San Fernando
El Ayuntamiento apuesta por un uso municipal para el edificio y proyecta su rehabilitación
San Fernando/Finalizada –o casi– la obra de rehabilitación del Ayuntamiento, es el momento de saldar la deuda pendiente que La Isla tiene con la Casa Lazaga. Entre otras cosas, porque de no plantearse ahora –en los próximos años– una actuación por derecho en este histórico inmueble de la calle Real existe un riesgo verdadero, dado su ruinoso estado, de que los daños sean irreversibles y el edificio se termine perdiendo.
El primer paso ya se ha dado. Licitadas con un presupuesto de 648.315 euros pero pendientes de adjudicación están las obras de consolidación y rehabilitación estructural del inmueble, la impermeabilización de cubiertas y reparaciones en fachada. La actuación, una de las inversiones a ejecutar con el remanente del ejercicio de 2018, se espera acometer a lo largo de este año desde el Ayuntamiento. Su plazo de ejecución es de ocho meses y, según el concejal de Presidencia, Conrado Rodríguez, se espera resolver en breve la adjudicación del contrato.
Estas obras permitirán frenar el acusado deterioro del edificio de estilo isabelino y garantizar su estabilidad mientras que se da el siguiente paso: la redacción del proyecto de rehabilitación integral, que el Ayuntamiento –de entrada– planea acometer por su propia cuenta, al igual que hizo con las obras del Consistorio, en las que solo al final de la intervención se ha concretado la Junta de Andalucía.
La obra de rehabilitación de la Casa Lazaga, una vez realizados estos primeros trabajos, se estima a priori que tendrán un coste que rondará los dos millones de euros, lo que la convierte en importante aunque no imposible inversión para afrontar desde las arcas mnicipales.
En los presupuestos municipales de 2020, cuya aprobación inicial pasó el jueves por el pleno, se incluye una partida de 150.000 euros que se destinará a la redacción del proyecto de rehabilitación.
Además, el equipo de gobierno tiene claro qué quiere hacer con la Casa Lazaga en el futuro, edificio para el que se han barajado tantos usos –un hotel-escuela, un hotel con encanto o, incluso, el Museo Camarón– como años lleva en manos municipales. El concejal de Presidencia y Desarrollo Económico, Conrado Rodríguez, afirmó que, una vez que se afronte su recuperación, será "el segundo edificio administrativo" de la ciudad.
Es decir, que su uso será exclusivamente municipal, una extensión del propio Ayuntamiento, aunque todavía no se ha llegado a concretar qué áreas o servicios se proyecta dar cabida en este edificio en el futuro.
Así que la Casa Lazaga, que antaño se pensaba convertir en un céntrico hotel o incluso rehabilitarse con la ayuda de la inversión privada a cambio de una concesión, se quedará en manos municipales. Dadas las especiales condiciones de la finca y su elevado grado de protección, convertirla en el segundo edificio administrativo del Ayuntamiento, es la opción más viable, reconocía Conrado Rodríguez, al ahondar en los planes que el Ayuntamiento baraja para este edificio.
Fue en enero de 2001 –va camino ya de cumplirse 20 años– cuando el Ayuntamiento adquirió la Casa Lazaga a sus propietarios con la idea –primero– de convertirla en una escuela-hotel de la Junta de Andalucía, proyecto que no tardó en quedar descartado. Se intentó luego dar cabida a un hotel con encanto en pleno centro de la ciudad, pero la historia –aunque supuestamente había inversores interesados– tampoco salió adelante porque se consideraba que el Plan del Casco Histórico (el PEPRICH) no daba cobertura urbanística suficiente al proyecto.
Así que el Ayuntamiento no tardó en verse con un palacio cada vez más deteriorado y costoso de rehabilitar, con el que no sabía muy bien qué hacer. Y la crisis económica, evidentemente, tampoco ayudó a desbloquear la situación. A finales del mandato de José Loaiza, en 2015, se licitaron unas obras de consolidación con la idea de dar cabida allí al Museo Camarón, pero los trabajos se quedaron a medias y tuvo incluso que rescindirse –tras un largo proceso administrativo– el contrato con la adjudicataria.
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