Unas manos o dos lirios encendidos
Cofradías
Último domingo de Cuaresma con un buen número de solemnes funciones de besamanos en la ciudad
Jornada que estuvo caracterizada por las lluvias y el mal tiempo
Jerez de la Frontera/A pesar de que el tiempo no acompañaba –llovió durante toda la tarde en la ciudad– muchos cofrades y jerezanos quisieron apurar el último domingo de la Cuaresma. Los días preparatorios van irremediablemente pasando y ya los pasos se encuentran montados en las iglesias con la cera puesta y a falta de los exornos florales. El sueño de un nuevo Domingo de Ramos está a la vuelta de la esquina.
Pero quedaba el Domingo de Pasión. La jornada que anuncia en el Villamarta lo que ha de venir. El domingo de la corta espera. El de los versos aterciopelados que se derraman desde el atril del pregón y el de los últimos besamanos. Y es que en esta jornada ya prácticamente postrera de la Cuaresma, las hermandades echan el resto. Sacan lo mejor de sí mismas. Como la novia que se da los últimos retoques porque el novio ya toca el timbre de la puerta. Y así fue como se pudo ver La Plazuela con su Reina vestida de verde. Verde Esperanza que quisiste un año más bajar del altar para acercarte a tus hijos. Belleza serena que llora su llanto mirando hacia la luz cegadora de las Puertas del Sol que no deja de ser una mirada de Esperanza puesta en la Resurrección del Hijo.
El Cristo es el Cristo y se encontraba ya en San Telmo. Jerez y sus esencias. Cristo de la Expiración. Vecino del Campillo que gobiernas en esas marismas de devoción que se renueva cada año. Cristo que sales de tu cruz de plata repujada. Un mar de jerezanos en esa remozada sede de San Telmo pasaron para besar sus benditas plantas y cumplir contigo y con el Jerez más auténtico.
Coronada fue la Madre que es la Reina del barrio de las Viñas. Concepción en el dogma y hermosura en la imagen de Manuel Prieto. Imagen que tiene embelesados a los buenos cofrades del barrio. Y el Señor de la Coronación que vuelve con nuevos bríos tras la restauración llevada a cabo en su hechura.
Y en San Mateo, un punto cardinal que los cofrades no quieren perderse, el Señor de las Penas y la guapa Señora del Desconsuelo esperaban a cientos de devotos. Un referente para todo cofrade que quiera conocer las esencias de la Semana Santa de Jerez.
La Reina del Transporte, en su basílica de la Merced, estaba rodeada por los suyos. Estrenaba la guapa de la Merced un broche donado por una devota. Le adornaba el rostro un tocado del siglo XIX que estrenó en la salida extraordinaria con motivo del Año Jubilar de la Misericordia.
El Santísimo Cristo de la Defensión es otro de los tesoros que tiene la Semana Santa de Jerez. Cristo crucificado que plasmó perfectamente Esteve Bonet y que no lo pudo hacer mejor ni para el mismísimo Carlos III. Y también mucho ajetreo de cofrades y devotos en La Plata para disfrutar de su ‘Moreno’ que cae en el camino de la Cruz. Estrenaba el Señor unas magníficas potencias cinceladas por Antonio García Falla.
En San Marcos el Señor de la Sagrada Cena que no lo pudo hacer más elegante el genial Ortega Bru. Día grande en la hermandad al presentarse un guión que es buena muestra de los buenos artistas que tiene Jerez. Ildefonso Jiménez al bordado y Antonio García Falla en la orfebrería. Les ha salido bordado.
Y el Prendimiento en Santiago. Con esas manos maniatas por el pecado del hombre. Con esa dulzura que el Señor desprende en su mirada. Prendido está Jerez con la imagen que es rumbo y elegancia en la ciudad, que hubiera dicho Pemán. El Señor manso y humilde de corazón. Prendimiento que una vez al año baja para estar con todo Jerez. Porque el Prendimiento, con el permiso de sus cofrades, va más allá de las fronteras de Santiago. Se salió del marco Camacho Mendoza al fijar su figura para ser el gran Señor de la ciudad de Jerez. Yasí lo reconocieron los jerezanos ayer.
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