Crónica del Domingo de Ramos: Una apertura para el recuerdo
El día de las palmas fue el gran pórtico de la Semana Santa con buena temperatura, gran afluencia de público y elegantes cofradías en el año de la total normalidad
Galería Gráfica: La guardia romana del Señor del Consuelo
Así le hemos contado la jornada del Domingo de Ramos
Jerez/Domingo de Ramos para el recuerdo. Un día con sol y con unas temperaturas agradables. Para enmarcarlo. Ni soñado podría haber salido mejor. Domingo de apertura de las ilusiones y los gozos.
La apertura tuvo lugar este año con la salida de la guardia romana que la hermandad del Transporte ha apostado como gran estreno. Se trata no de un estreno, sino de una recuperación. Pues hace décadas, los romanos desfilaban tras el portentoso misterio del Señor del Consuelo. Gracias al tesón de sus hermanos y de la familia Esteve muy en especial, este estreno ha podido llevarse a cabo para darle aún más caché si cabe a la Semana Santa jerezana. Salía la guardia desde los Claustros de Santo Domingo sobre las dos de la tarde. Desfilando con elegancia hasta llegar a la casa del capitán, José Ramón Estévez, en la calle Tornería. Allí era la hora de recoger al mando y prepararse para toda una dura jornada de metal sobre la cabeza a modo de yelmo y de corazas que irán buscando las sombras para no recalentar mucho el cuerpo. Pero todo se hará por el Señor del Consuelo y su bendita Madre de la Misericordia. Sobre las cuatro menos cuarto, se presentaban sus respetos a la hermandad lasaliana de San José. Detalle precioso en el año de la Estrella.
Es Domingo de Ramos y hasta seis cofradías hicieron su estación de penitencia con total normalidad. El día de la hermandad de la Borriquita que, como se sabe, abre las procesiones en la Semana Santa con Cristo como Rey del Universo sobre los lomos de un pollino. Un año muy especial para los cofrades lasalianos de San José. A la vuelta del verano, la preciosa imagen de Nuestra Señora de la Estrella quedará coronada canónicamente por la Iglesia local asidonense. Por tanto, una salida que tuvo como fondo esos días de octubre donde los cofrades de la Borriquita verán cumplido un viejo sueño.
La hermandad procesionó con total normalidad por la calles de Jerez. Siempre es un detalle notable ver cómo la cruz de guía de la cofradía blanquiazul se presenta ante el palquillo de toma de hora de Aladro. Es el comiendo de todo, por así decirlo. Y tras la marea humana que dejó el pasado Sábado de Pasión la Entrega y su garra para hacer frente a las adversidades, la Semana Santa arranca con este signo de la venia que hace la primera en el control de hora. Mientras la hermandad presentaba credenciales, al fondo, se dejaban ya escuchar las cornetas y los tambores de ‘Nuestra Señora del Rosario’ de Linares que acompañaban al Señor en su antiguo y valioso paso de misterio tallado por Ovando. La Virgen de la Estrella venía con el guapo subido cuando llegó a la carrera oficial. El sol en todo lo alto y su candelería refulgente a pesar de las pequeñas rachas de viento que tuvo la jornada. Un preámbulo fabuloso para esta Semana Santa que parece ya advertirse como una de las mejores que se recuerden.
Tras el manto de la Señora lasaliana, la cruz de guía de los también aguerridos cofrades de Pasión. Túnicas negras y antifaces morados que se acercaban al centro desde una de las zonas más lejanas de la ciudad. Entre los estrenos de la cofradía, talla del paso de misterio por Francisco Verdugo que prosigue en una fase más junto a los ciriales y pértigas hechos por el taller de Bernet. Además del suelo del paso diseñado por el cofrade jerezano y artista Manuel Salado.
Desde las cuatro menos veinte, la cofradía iría derramando ese buen sabor a barrio con una cuadrilla maciza como la que comanda Ezequiel Simancas siempre de frente.
El contrapunto a la alegría de la Borriquita y Pasión, vino con la hermandad del Perdón. Una cofradía que, tras su gran estreno del pasado año con los ladrones a los lados del crucificado de Paco Pinto este año apenas llevaba estrenos. Nazarenos con cirios al cuadril que desde las cinco menos veinte de la tarde iban regalando perdón a la ciudad de Jerez. Una maravilla de diseño muy estudiado la de esta hermandad totalmente cimentada ya en la zona de Cuatro Caminos.
El Transporte
Eran las cuatro y veinticinco cuando la guardia llegaba a la basílica de la Merced junto a la banda del Rosario de Cádiz. Expectación por todo lo alto. Tras el rito de la apertura de la puerta, la guardia formaba para custodiar al Señor del Consuelo haciendo un último tramo para la historia. Todo suma y nada resta. Y esta recuperación de lo antiguo viene a poner las cosas en su sitio en la mercedaria cofradía. Así, el Señor que probablemente tiene las mejores manos atadas de Jerez, discurrió el andar costalero con esos cambios tan característicos en la jornada de los ramos. De la Reina poco hay que adelantar si se afirma que ella lo dice todo con tan solo su mirada. Estrenaba el sobretecho del palio blanco y el pasado de los bordados de la Bandera Asuncionista, por el taller de José Segura que también ha colaborado en las vestiduras de la nueva guardia romana. Y la restauración de la cruz de guía, los faroles y las ánforas del misterio, por Toni García Falla.
Desde la Albarizuela sale un capricho que el Domingo de Ramos jerezano quiso tener hace siglos. Se trata de la cofradía de la Coronación de Espinas. Este año ha sido un año muy especial porque el Señor recuperaba una estampa añeja cuando la cofradía de San Juan Bautista sacaba a Cristo con una corona y unas potencias en plata de ley. Gracias al empuje de un grupo de hermanos en coordinación con la mayordomía de la hermandad se toma la iniciativa que este año se ha podido lleva a cabo. Estas piezas han sido diseñadas y creadas por el taller de ‘El Oribe’. Además, Ildefonso Jiménez ha realizado un juego entero de elegantes dalmáticas para los acólitos. Los pasos, perfectamente exornados con orquídeas, rosas y fresias y tulipanes en el misterio y rosas blancas junto a elegantes fresias en ese palio que vale un imperio entero. Tan equilibrado en sus medidas que una fresia menos en un costero desestabilizaría el magnífico palio. Una estación de penitencia para soñar.
Y por último las Angustias. Poco antes de las seis y media, la cofradía de las Angustias asomaba por la alta rampa de la capilla. Ese sonido característico de los nazarenos rozando sus alpargatas por el madero de la rampa. Y si el sonido de la cuadrilla también se deja escuchar cuando el paso va a fondo y la Virgen recibe los primeros rayos de luz, no menos lo es la escolanía del Oratorio Festivo que no faltó un año más con el Stabat Mater. Sonidos de Domingo de Ramos cuando el crespúsculo está cerca. Preciosa imagen alzada en una peana sobre las andas talladas por Guzmán Bejarano. Las Angustias cerraba con esa elegancia de cofradía de negro las procesiones en la jornada del Domingo de Ramos. Para enmarcar. No pudo haber mejor preludio.
Percance en Pasión
Sobre las nueve y cuarto de la noche, la hermandad de Pasión sufrió un percance. Cuando procesionaba por la calle Cruces, tuvo que arriar el paso de manera urgente ya que prendió la vestimenta de una de las imágenes secundarias del paso, según informó La Voz del Sur. Al parecer el fuego pudo originarse por la el fuego que tenía la vela de una tulipa de uno de los candelabros que ilumina el paso.
Rápidamente, un hermano de la cofradía se subió al paso y logró apagarlo evitando así que el incidente fuera a mayores.
Una vez solventada, la cofradía continuó adelante con su caminar de regreso a su templo.
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