Crónica del Viernes Santo: La antesala de un final que conduce a la vida

Semana Santa 2023

Otra gran jornada de cofradías en la ciudad con cuatro hermandades en las calles de Jerez

Imágenes del Viernes Santo en Jerez

Viernes Santo: Juanma Moreno en la Semana Santa de Jerez

El Cristo, tras salir de la ermita de San Telmo.
El Cristo, tras salir de la ermita de San Telmo. / Manuel Aranda
Manuel Sotelino

07 de abril 2023 - 23:33

Jerez/Esta Semana Santa de 2023, el Viernes Santo no fue el epílogo perfecto a los grandes días de las hermandades. Se convirtió más bien en la antesala de una nueva jornada que alarga a los fieles y devoto hasta la Vigilia Pascual. Lo decía en este medio monseñor José Rico Pavés, obispo de Asidonia-Jerez, cuando afirmaba que se trata de “mantener la tensión de la devoción en la Semana Santa sin interrupciones hasta llegar a la vigilia”. Y subraya que esta estrategia la parecía “un bien”. Y así será, sin duda. Por tanto, el intenso día vivido en la solemnidad de la Muerte del Señor, con temperaturas muy agradables, perdió una gran cofradía como es la Santo Entierro —ahora pasa al Sábado Santo— y se queda con cuatro.

No por aminorar el número se queda exenta la interés la tarde del Viernes Santo. No pierde ni un ápice de entusiasmo y ganas por ver grandes cofradías en las calles. En el barrio de Las Viñas, desde primera hora de la mañana, se podía sentir ese runrún tan característico de cuando algo grande va a acaecer. La cofradía se echaba a la calle a las 16.30 horas. Todo el barrio, un año más, volcado en su cofradía. Si el portentoso misterio estrenaba jarras laterales del canasto y cantoneras hechas por el orfebre jerezano Toni García Falla, el palio de la Concepción Coronada estrenaba un nuevo y maravilloso techo de palio salido del taller de Santa Clara. Además, también salía una nueva peana para la Virgen cincelada por José Luis Jiménez. A partir de ahí, un paseo por Jerez y un orgullo de ser de Las Viñas. En la jornada en la que el término pertenencia se hace más grande si cabe en el barrio de las calles con nombres de viñas.

La hermandad de Loreto, primera en pasar por la carrera oficial, no pasa de puntillas. Su seño y su personalidad hacen que en la retina del recuerdo siempre salga a flote un cortejo con tanto sabor con esas túnicas de cola moradas. Y todo ello sin contar con la dulzura de María que apenada al pie de la cruz bendice a su pueblo. El paso de rocalla de la Santísima Virgen sacaba este año el frontal dorado. Una obra que tiene mucho que decir y que aportar a la Semana Santa por su originalidad. En San Pedro se esperaba a la cofradía en ese momento tan cofrade como es la recogida en su calle Bizcocheros.

Otra zona de la ciudad como es la Porvera volvía a reencontrarse gracias a la cofradía de la Soledad. No se entiende esta jornada sin los nazarenos morados y negros de la clásica hermandad de la Victoria. Sus hermanos se esmeraban en los últimos retoques a los pasos en la mañana del Viernes Santo. La iglesia abierta y los dos tesoros que son estos dos pasos a disposición de todo aquel jerezano que quisiera dirigirle una oración. La Santísima Virgen con orquídeas blancas y rosas achampanadas. El Sagrado Descendimiento con un exorno natural. Volvió a hacer raya la Soledad tanto en la ida como en la vuelta a su templo para cumplimentar la estación de penitencia.

Y El Cristo… San Telmo entero y Cerrofuerte junto con El Campillo se agarra, cada tarde del Viernes Santo, a la fuerza expresiva de la imagen del crucificado que expira y entrega su cuerpo mortal al Padre. El Cristo de la Expiración en todo su esplendor un año más. Todo un clásico y todo un estudio de historia, patrimonio y devoción se conjunta en la recoleta ermita de San Telmo. Y es que el Santísimo Cristo de la Expiración ya adelanta que el final está cargado de vida. Va anunciando que la muerte no tuvo poder. En Cerro Fuerte y la Cruz Vieja se sabe un rato de todo ello cuando se rompen las saetas a su paso ya de recogida.

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