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Jerez, destino de moda para el puente de diciembre

Lala Prieto: “Será un pregón donde tenga cabida todo tipo de cofrades”

Lala Prieto Enríquez | Pregonera de la Semana Santa de Jerez 2024

La pregonera, que ha despertado una expectación desmedida por la exigencia que le espera mañana en el Villamarta, responde que “es algo que me encanta. Lo malo sería que dijeran: Mira la pobre, a ver qué dice”

Lala Prieto o la vitalidad de la pregonera

Lala Prieto en el oratorio de la Escuela San José. / Manuel Aranda
Manuel Sotelino

16 de marzo 2024 - 05:00

Jerez/—¿Cómo llega Lala Prieto a las tablas del Villamarta?

—Muy ilusionada y con muchas ganas de ofrecer ya el pregón porque está más que escrito. Así que estoy deseando que llegue el momento de verme en las tablas del Villamarta y de poner a los pies de Jerez el trabajo que llevo haciendo desde hace meses. Por otro lado, he de decirle que me siento también muy arropada. Sé que no a todo el mundo le va a gustar. Pero no es algo que me preocupe las posibles malas críticas. Me quedo en cómo me está arropando todo el mundo. Y cuando digo a todo el mundo me refiero a los cofrades, a los no cofrades, a las niñas jóvenes y los chavales también; a las personas mayores. En definitiva, a todo el mundo. Es tan bonito todo lo que me está ocurriendo que me siendo muy acompañada y muy acogida.

—Y muy segura. Al menos se le ve así ¿Cuándo acabo el pregón?

—Unos días antes de comenzar la Cuaresma. Sobre el 12 de febrero.

—¿Y no ha tenido la tentación de modificar nada?

—He cambiado palabras, pequeños matices. Eso lo corrijo cuando ya lo tengo casi memorizado. Ahí es donde me doy cuenta de si hay alguna reiteración o que no era lo que realmente quería decir y me aparece otra palabra más exacta. Generalmente cuando lo declamo. Hubo un cambio sustancial, pero aquello fue hace ya meses. Era un poema que tenía escrito y que me gustaba, pero no estaba satisfecha. No estaba debidamente rematado. Eso se quedó un poco ahí atascado hasta que, un mes y medio después, viendo un vídeo del Papa Francisco, se me vino la idea y lo cambie prácticamente entero.

“Al comienzo de ponerme a trabajar me preguntaba qué era lo que quería Dios que dijera en el pregón.”

—¿Entonces el pregón ha sido más de oficio que de inspiración?

—Ha sido de inspiración. Eso sí, lo primero que hice fue pensar en los temas que tenía que tocar en el pregón. En presencia de Dios vi claramente que, si me había tocado hacer el pregón sin esperarlo porque yo estaba muy retirada de los atriles y lo único que hice fue lo del pregón de Jesús Nazareno, mi elección como pregonera era para algo en concreto. Así que no quería hacer algo largo. Si pretendía hacer un poema a cada idea podría alargarse mucho. He tenido que hacer un esfuerzo por condensar. Pero una vez que todo lo tengo claro ya me dejo arrastrar por la inspiración. Como si alguien me hablara al oído. Soy muy rápida escribiendo. Eso sí, cuando acabo me tengo que quedar como una semana dándole vueltas a lo que he escrito en una tarde. Rectifico o cambio. Pocas cosas. Matices, como le decía antes. Y esa es mi forma de trabajo porque una vez que acabo un poema soy incapaz de escribir. Me siento vacía. Es como una marea que va poco a poco subiendo. Así es cómo vuelvo a inspirarme en otro capítulo. Esa ha sido la línea de trabajo del pregón del domingo.

—Entiendo que hay oficio e inspiración. Espera a que le venga la inspiración, pero el oficio después le posibilita escribir con cierta destreza.

—Creo que tengo una cierta facilidad para componer. Me sale natural, como el compás de las bulerías. Doy el salto con facilidad de octosílabos a endecasílabos o puedo pasarme del romance al soneto sin que me cueste trabajo.

—¿Cuando usted habla de ideas es que puede ser un pregón reivindicativo?

—No es mi intención. Yo voy a dar mi pregón y voy a hablar de lo que he vivido y de las que vivo actualmente. Si hay alguien ve una reivindicación pues no sé. Igual tendría que hacérselo mirar. Si por ejemplo digo que hace treinta años las niñas no podíamos salir no estoy haciendo una reivindicación, sino que estoy contando mi experiencia. Después salimos las mujeres y ahora existe una integración maravillosa en las cofradías. Entiendo que todos queramos hacer ahora un titular de lo que pueda ser mi pregón. Pero eso también crea expectación. Lo asumo perfectamente.

Lala Prieto ante la imagen portentosa de Cristo Rey. / Manuel Aranda

—¿Habrá un orden establecido?

—No. Iré hablando de distintos temas. Otro punto era saber hilvanar todos estos temas o asuntos para que hubiera una estructura. Eso también me ha dado problemas. Al final he conseguido darle a todo un sentido todo el conjunto. Podría decirle que lo primero que hice fue la estructura. Pero no fue así. Me encontré con conjuntos de poemas separados que después había que ponerlos en pie y coserlos unos a otros.

“No será un pregón muy largo. Pretendo que el acto entero no supere las dos horas y veinte minutos”

—Entiendo que habrá entonces más verso que prosa.

—Así es. Llevo muy poca prosa y casi todo es verso. Habrá una anécdota que ira en prosa y después todo en versos. Algunas breves introducciones y al verso. También así se huye de la reiteración. Es decir, contar dos veces lo mismo. Una en prosa y otra en verso.

—¿Entrarán todas las hermandades?

—Al final sí. No era mi intención, pero hay dos poemas separados en el que van muchas hermandades. Una vez escrito vi que no tenía sentido dejar sin citar a alguna. Así que entrarán todas, aunque sea para citarlas.

—En su día hablamos de un pregón jerezano, vivencial y bien escrito. Como fórmula para hacer una buena pieza. Y la declamación también la apuntó usted ¿Cuál de estas características será la más marcada de su pregón?

—Creo que recito mejor que escribo. Si estoy con la garganta bien y no me emociono más de la cuenta, la declamación puede estar asegurada. Escribir bien es más complicado. Sin embargo, creo que llegará más al público por las vivencias que narro. Ahí es donde creo que nos vamos a encontrar todos. Se puede declamar bien, pero si no cuentas nada no sirve. O escribir bien, pero si no llegas a la gente no tienes nada que hacer. Entonces lo vivencial es lo más importante. En lo que nos reflejamos todos.

—Me temo un pregón muy emocionante.

—Yo al menos me he abierto en canal y me he emocionado mucho escribiéndolo. Esto ha sido como una terapia. He ido recopilando cosas que viví y que he ido sacando del baúl de la memoria. Y esos golpes de memoria me han podido llegar en cualquier momento y cualquier lugar. Sin duda que me he dejado llevar mucho por la inspiración y por esos recuerdos que he recuperado.

—Antes ha señalado usted que no será un pregón largo.

—Efectivamente. Quiero estar unos noventa minutos. Al menos ese metraje me ha salido en un ensayo que hice. No quiero que sea largo. No obstante, hay tres momentos en el que a la vez que yo voy recitando sonará un piano y un violonchelo y eso ralentiza un poco. En definitiva, con las marchas y el presentador, podrían ser dos horas y cuarto.

—¿Música?

—Sí. El maestro José Zarzana tocará el piano con una chelista. Ahí me he dejado llevar por José que es un hombre con mucha sensibilidad. Se lo pedí y sin pensárselo me dijo que sí. Me ha asesorado y ha hecho una exquisitez porque tiene muy bien gusto. Será todo muy bonito y sobre todo muy discreto.

—¿Y qué marchas sonarán?

—Estrella sublime, Rocío y Cristo de la Expiración.

—Y su hermano, Luis Prieto, como fiel escudero en la presentación.

—Por supuesto. Él está encantado de presentarme y se siente orgulloso de su hermana chica, como él dice. Se esta partiendo el pecho él y mis colaboradores que se han encargado de muchos detalles. Tengo mucho apoyo por su parte.

“Lo he escrito de madrugada en el salón de casa y dictando a una grabadora. Después componía el verso”

—Sin embargo, no se le ha visto mucho con usted en los actos.

—Él es extremadamente discreto.

—En la sala de máquinas.

—Exacto. Él siempre ha dicho que los presentadores no son los pregoneros. Pero siempre está ahí. Él ha sido el que ha leído todo el pregón y ha sido mi preparador en todo momento. Además, hará una presentación muy bonita, estoy convencida. Tiene una voz muy hermosa, escribe muy bien y lee también muy bien. Con lo cual estás más que asegurada la presentación.

—¿Qué piensa la pregonera en el hecho de que mañana domingo, al mediodía, la ciudad se parará y todo Jerez pondrá el oído a ver que dice Lala Prieto?

—Es una responsabilidad muy grande, pero a la vez un privilegio. Es un reto tener a todo el mundo enganchado. Mantener la tensión y la atención. He pensado mucho en todo eso. Y además me he preocupado en lo que tengo que decir porque el pregón se quedará siempre ahí. Es una pieza para la posterioridad porque queda grabado en YouTube. Le hablaba de los temas antes y era precisamente por eso. En un pregón hay fugacidad, pero también existe la perpetuidad ya que queda grabado o plasmado para siempre. Quiero encontrarme con todo Jerez, incluso con los no creyentes.

—Ha sido un pregón escrito en el día o en la noche.

—En la noche. Más aún, en las madrugadas. Ha habido muchas madrugadas de levantarme, ponerme en el salón de casa, cerrar las puertas y ponerme a grabar porque yo no escribo, sino que dicto a la grabadora. Ahí grabo cosas y sobre todo ritmos que son lo que me indican cómo va ir el verso. Entiendo que es una forma de trabajar muy extraña y que quizá un psicólogo podría darme alguna respuesta a todo esto (risas).

—¿La imagen que más le ha acompañado en todo este tiempo?

—En la Virgen de la Estrella. Y ha sido la parte que más me ha costado escribir porque con Ella he tenido más experiencias y más me emociona. El poema a la Estrella será lo penúltimo que diga en el pregón y ha sido una parte que me ha costado mucho porque me tocaba muy de lleno. Tenía tantas cosas que decir y tantos sentimientos que era complicado. Un día, el mayordomo de la hermandad, me abrió el oratorio para mí. Estuve con Ella a solas un buen rato. Ahí tuve la inspiración. Está compuesto en sonetos y le puedo asegurar que fue un parto complicado. Pero ha merecido la pena. Estoy muy satisfecha de cómo me ha quedado.

—¿Cuándo acabe el pregón y suene el himno qué pasará por la cabeza de la pregonera?

—¡Ya! (risas). Ya se acabó. Bueno puedo decirle que quiero disfrutarlo mucho mientras lo esté dando y el pregón está lleno de símbolos que marcan las partes que suelo equivocarme o las partes que más me cuesta pronunciar. Hay anotaciones, y la primera que hay arriba del todo es una palabra: “Disfrútalo”.

—¿Será un pregón muy de azul y blanco?

—No se crea. Le puedo adelantar que no acabo con ninguna de mis hermandades. Sí será un pregón donde tenga cabida todo tipo de cofrades. Nadie es más cofrade por ocupar un cargo en una hermandad que la madre que le plancha la túnica a su hijo. Por tanto, habrá muchos perfiles y muchos cofrades anónimos que nunca están en la primera fila.

—¿Qué espera Jerez de la pregonera y qué espera la pregonera de Jerez?

—Pues sé que Jerez espera mucho de mí. Y eso me encanta porque creo que se le exige a quien puede dar. Y yo daré todo por mi parte sabiendo que quizá no todo el mundo saldrá satisfecho. No quiero que nadie diga mira la pobre… a ver qué hace. Por tanto, esa exigencia me gusta. Será un pregón cofrade, cristiano, escrito por una mujer —que no feminista— y que no se ha dejado nada en el tintero. Por el otro lado, la pregonera ya lo tiene todo lo que esperaba de Jerez. Simplemente te lo resumo en algo que me ha sucedido hace un rato. Venía hacia acá y una furgoneta de reparto frena, se abre la ventanilla y aparece una cabeza de alguien que no conozco que me dice en voz alta: “Ánimo, pregonera”. Con eso me quedo ya satisfecha.

—Por último, le pregunto por su vestido al no poderse poner un chaqué.

—Bueno eso ha traído una cierta polémica porque he pedido a las señoras cofrades que me gustaría que no fueran de negro. La razón es porque no existe ningún protocolo de ir de oscuro. El señor que da el pregón va de chaqué con una corbata de seda a juego con el chaleco que puede ser de cualquier color porque no estamos de luto. Es un acto de día y esa es prenda de máxima etiqueta del hombre por la mañana. El equivalente de la mujer es un traje de cóctel. Es decir, un traje que no es largo y que no es oscuro. Hemos escuchado este año que una mujer hace el pregón y otra pinta el cartel. Parece que somos una anécdota o algo puntual. Y no lo somos. En las hermandades hay muchas mujeres. Hay que darle visibilidad. Nosotras por no llamar la atención nos vestíamos de oscuro como los hombres. Pero no tiene sentido. Vuelvo a decir que hay que darles visibilidad a las mujeres. Y una forma es no ir al pregón con traje negro o de luto.

—No me ha dicho usted el color.

—No se lo voy a decir. Pero sí le doy una pista. Será un color que litúrgicamente tiene un sentido muy bonito. Posiblemente habrá quien me critique por el traje y por el color, pero no me importa. Quiero que, si es posible, haya un antes y un después en este sentido. Ahí lo dejo.

—Ya.

—Exacto. Ya se acabó la entrevista. El pregón se acabará mañana si Dios quiere (risas).

Lala Prieto apoyada en un atril ante el paso de palio de Nuestra Señora de la Estrella Coronada. / Manuel Aranda

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