La falta de previsión aboca a las Llagas al lamentable espectáculo ofrecido por el palio de la Esperanza
Cofradías
Los hechos acaecidos en la pasada Madrugada se presagiaban entre los cofrades de la ciudad a excepción de la junta de gobierno y el capataz
Jerez/Los lamentables acontecimientos acaecidos la pasada Madrugada con el paso de palio de María Santísima de la Esperanza de la hermandad de las Cinco Llagas no tienen precedente histórico alguno. El escándalo ha sido tan mayúsculo que, a tenor de los cientos de comentarios suscitados en redes sociales y del debate abierto entre un sector mayoritario de los propios hermanos de la cofradía, ha marcado profundamente la Semana Santa de 2022.
Pero para llegar al momento en el que el palio se arria en la calle Caracuel y el capataz, Álvaro Barba Hidalgo, comienza a comprobar que si el paso llega al palquillo es de puro milagro hay todo un periplo de circunstancias.
Cuando la cuadrilla quedaba citada para hacer el primer ensayo en San Francisco, muchos hermanos comenzaban a ver el desastre al que se podía abocar la estación de penitencia. El palio, con tan sólo los candelabros de cola, el pollero y la candelería, no sale de la puerta. Álvaro Barba alegaba que era un problema de la mayordomía por no montar el palio de la forma adecuada. El caso es que el paso quedaba arriado en la puerta y se decidía volver a la capilla del voto. La junta de gobierno, presente en aquel momento, no movió ficha, al menos aparentemente, y todo siguió igual a pesar de que bajo los palos había un gran número de chavales de corta edad y de complexión física ciertamente no aconsejable para un palio que está hecho para portarlo costaleros curtidos en mil batallas.
En las redes sociales se pudieron ver comentarios donde algunos de los de abajo que estuvieron en este primer ensayo se le caían a Barba porque “el palio está repleto de niños en las tres últimas trabajaderas”. El costalero, Juan Alberto Reyes, se pronuncia abiertamente en una red social afirmando que “en los pocos años que llevo en esto nunca en mi vida había visto que se suspendiera un ensayo porque los que van debajo son niños”. ¿Qué hubiese ocurrido si la Virgen del Socorro hubiera salido a las calles con una cuadrilla tan endeble? Nunca sabremos la respuesta. La lamentable imagen proyectada por Álvaro Barba y su equipo podría haber dado la cara el Lunes Santo por la tarde con la de agua que cayó. Hubiera sido como una pesadilla.
En un segundo ensayo, el palio por fin sale de San Francisco a duras penas. La mayordomía no cae en la cuenta de que la puerta tiene rampas para hacer más fácil el trabajo y se sale a pelo. El paso llegó hasta los puestos de churros de Doña Blanca y vuelve a entrar, ya con la rampa puesta, pero con muchos costaleros bufando. A pesar de llamar la atención de todos los presentes, la junta presidida por Ernesto Romero del Castillo ni se inmuta y se da por concluido el ensayo.
El día del retranqueo, ya con el paso montado, la cuadrilla vuelve a dar signos de debilidad. Los responsables acordaron que no entrara nadie en la iglesia pero testimonios a los que ha tenido acceso este medio así lo corroboran. Apenas se podían hacer las levantadas.
La redacción cofrade de este periódico tiene en su poder algunas capturas de pantalla de conversaciones de Whatsapp donde hay miembros de la junta que saben que, a las nueve de la noche, Álvaro Barba estaba llamando a gente para sacar el palio. Un rato antes de la hora de la salida, los auxiliares alertan a la dirección de la cofradía que hay falta de costaleros en la sacristía de San Francisco mientras que estos mandan guardar silencio cuando los nazarenos pasan por la zona. Se mascaba la tragedia. Antes de la salida, el capataz dice que tiene ochenta costaleros y se le invita a que solo entren en la iglesia los que vayan a sacar el palio, sin mostrar interés por ver si efectivamente los reservas aguardaban por la calle Corredera.
Noche de autos
Llegada la hora de la salida de la cofradía, la puerta no se abre a su hora porque nadie se ha hecho responsable de cubrir esta función. Cuando la diputación de gobierno se da cuenta de la tardanza tienen que buscar las llaves para abrir candados y cerrojos y la cofradía ya sale con diez minutos de retraso. Los faroles de la cruz de guía iban apagados y el cortejo de nazarenos apareció en las calles con los cirios sin llama.
Llegando el paso a Santa María —apenas a unos metros de la iglesia conventual— ya comienza la deserción. Hay testimonios de devotos que acompañan a la Virgen que así lo atestiguan. En la calle Caracuel la cuadrilla se hace trizas y comienzan a salir los chavales con serios problemas físicos que no se van a señalar en este artículo por decoro.
Según se ha podido contrastar, el miembro del consejo y delegado de día de la Madrugada, Carlos Ríos, intentaba buscar una solución pero nadie tomaba decisiones dentro del cortejo. El hermano mayor, que iba en el tramo del Señor, tampoco parece tomar partida en el asunto hasta que finalmente al delegado de día se le traslada la famosa frase de “todo con María, nada sin Ella”, a pesar de las lamentables condiciones en las que la bellísima Virgen de la Esperanza iba y con los consabidos riesgos para la salud de la gente que iba abajo. Hay una entrevista que hacen en 8TV al capataz a la altura de la Rotonda de los Casinos. El comentarista intenta hacer un llamamiento a los costaleros que pudieran ver la televisión ante la lamentable imagen que se estaba dando mientras que Álvaro Barba define la noche como “agria” por la falta de respuesta de su propia cuadrilla al no presentarse. En cuanto al llamamiento que se hace, Barba responde que “no hace falta puesto que hay detrás cincuenta hombres y vamos a acabar la estación de penitencia”. Los voluntarios eran personas anónimas que se quitaban las chaquetas y se metían bajo las andas. Aparte de la ayuda de Juan Antonio García ‘Gorrión’ que igualó a los suyos que salían de la Confortación.
Existe un agujero negro en estos minutos donde la pelota va de un lado a otro puesto que de pronto aparecen dos alternativas sin que se sepa bien quien la pone sobre la mesa. La cofradía elegía de entre las dos alternativas la de irse por el Gallo Azul sin hacer la estación de penitencia en la Catedral. La más grave ya que si la Santísima Virgen se hubiera quedado en Santo Domingo —era la otra solución— se abría el paso para culminar la estación con el Señor. Tras la decisión tomaba se producía algo que nunca se ha visto en la historia de las cofradías jerezanas. Renunciar a ir a la Catedral. El paso de palio llegaba a San Francisco con cofrades que sujetaban las zambranas desde el exterior siendo un milagro vencer la puerta para entrar en el templo. Todo indica que esta postura la toma el hermano mayor sin consultar a la junta. Al menos esto es lo que traslada a los hermanos en la iglesia cuando se cierran las puertas. Remata sus palabras con un “esperemos que el año que viene tengamos más suerte”.
Al día siguiente se presentaba el ‘mea culpa’ de Barba que se hacía responsable de todo aunque señalaba a sus propios costaleros como el origen de la debacle. La junta, a día de hoy, deja a Álvaro Barba con el sambenito al trasladarse el mensaje a través de las redes de comunicación de la corporación. El hermano mayor ha reusado hacer ningún tipo de declaración tras haberse puesto en contacto con él esta redacción cofrade.
Sí se sabe que al día siguiente, Romero del Castillo tocaba el martillo de la hermandad de la Exaltación en el monumento de las Cofradías invitado por el hermano mayor, Manuel Jesús Tristán, que hace las funciones de máximo responsable y capataz al mismo tiempo. Hay que indicar que la amistad entre ambos no solo se asienta en este gesto solidario, sino que la confianza que del Castillo deposita en Tristán ya se fragua antes firmando contrato con él para que ponga las flores de los pasos.
El Obispado
Tras la gravedad de los hechos acaecidos en la Madrugada, este medio ha querido ponerse en contacto con la delegación diocesana de Hermandades y Cofradías. Joaquín Perea, delegado de cofradías, explica que “se espera un informe por parte de la Unión de Hermandades donde se expresen todas las incidencias habidas en la Semana Santa y donde estarán incluidos los acontecimientos antes detallados” y añade que “también será necesario el pronunciamiento de los hermanos en un cabildo que podría ser el de final de curso”. Por otro lado apunta que “la Iglesia es jerárquica y siempre y cuando el pastor de la Diócesis lo crea conveniente se podría actuar bien de oficio o bien por parte de una demanda planteada por los mismos hermanos a través de los cauces procedimentales. Pero de momento se prefiere esperar”, explica el delegado.
Mientras todo esto se cuece, en los últimos días de la Semana Santa no se hablaba de otra cosa en las aceras donde pasaba una procesión. Atrás quedó, incluso, las mojadas del Lunes y Martes Santo ante la dimensión de lo ocurrido con el palio de la Esperanza. La falta de previsión tiene estas cosas. Y también las consecuencias que se cristalizan en acontecimientos tan poco deseables como los detallados cronológicamente en este artículo periodístico. El lector podrá sacar sus propias conclusiones.
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