Mayor belleza de dolor atravesado
mayor dolor
La hermandad de San Dionisio mostró su esplendor en la tarde del Amor Fraterno
Quince minutos antes de que la cofradía del Mayor Dolor se dispusiera a salir desde su templo de San Dionisio, José María Álvarez Beigbeder hacía la primera 'levantá' al paso de palio. Se trataba de un pequeño gesto en referencia a un acontecimiento que la hermandad tendrá allá cuando lleguen los días de septiembre. Un acontecimiento musical y de gran calado a una hermandad de la que se sentía tan ligado D. Germán Álvarez Beigbeder.
La cofradía se dispuso a salir un Jueves Santo más para hacer su estación de penitencia. Primitiva hermandad que es la única que tiene este título tan grabado en la historia de Jerez. Dos cortejos distintos para una sola unidad. La cruz de guía abrió paso por la puerta lateral de San Dionisio para que los nazarenos blancos con antifaz morado salieran a las calles. Antecedían al Señor del Ecce-Homo. Un paso de misterio romántico y único en la Semana Santa jerezana. Antiguo y que conserva ese sabor al pasado. Cuajado el momento en el que el Señor es mostrado al pueblo por Pilatos por preciosas rojas rojas que se entrelazaban por rosas de pitiminí.
Y salió el Señor para mostrarse al pueblo una tarde de Jueves Santo. Con esa cuadrilla que comanda Ildefonso Oñate y que saben coger el compás como pocos. Poco a poco, siempre de frente, haciendo de las estampa tremenda del Señor con el cetro de caña y la corona de espinas un paseo de triunfo que ya se vislumbra cuando el Hijo del Hombre sea levantado del sepulcro. Tras el misterio, la agrupación musical San Juan que un año más volvió a poner sus acordes a este tremendo misterio tan de Jueves Santo.
Cuando el crepúsculo sobrevenía sobre la ciudad, el bellísimo palio salió con las dificultades propias de la puerta lateral, que llama siempre a los costaleros a irse a fondo para que no roce ni una perilla. Uno de los palios más importantes para una de las Dolorosas más bellas de la ciudad. La cautivadora estampa de esta Virgen rota de dolor que abre los brazos buscando el consuelo no tiene parangón. No era estreno pero como si lo fuese, pues la recuperación de un manto -llamado de las manzanas- como el de la Santísima Virgen del Mayor Dolor, bien vale una extensión en el tiempo. Unos bordados que forman parte del patrimonio artístico de la ciudad.
Su bello paso iba exornado con paniculata, lisanthus blancos, frexias blancas, brunias, matiolas blancas, rosas blancas helechos o jacintos blancos. Nunca suficiente para igualar la belleza de las estampa de la Señora. La Virgen tuvo los sones musicales de la banda municipal de la Línea de la Concepción.
Así fue como se 'señoreó' esta cofradía romántica, bella, jerezana y primitiva. Un privilegio para los sentidos.
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