Oros que no relucen

De frente

Francisco Abuín

17 de marzo 2016 - 01:00

FORMA parte del orbe cofrade clasificar a las hermandades según sus brillos para situarlas en 'champion' o 'regional', tanto que hace algunas décadas a una tertulia o colectivo cofrade les dio por premiar a las mejores que pasaran por Carrera Oficial. Aquello se perdió porque, con buen sentido, se entendía que hacer estación de penitencia no se trataba, ni se trata, de una competición y por lo tanto premiar a la mejor era algo así como que los peores eran el resto. Aquello, pese a que despertaba todo el morbo del mundo - a nadie le amarga un dulce-, murió; pero al fin y al cabo no fue más que dar salida pública a lo que late en las entrañas del cofrade, antes y ahora, calificar y clasificar de forma ruin, bienintencionada o con el radicalismo de 'a los tuyos con razón o sin ella'. No estaría de más someternos a una terapia de humildad y reconocer los errores cuando se comenten, sucedan dentro o en la calle. Humildad viene al hilo de la novata del Martes Santo, que en 2015 las pasó canutas por cuenta, tal vez, de un exceso de confianza en la 'gente de abajo'. Se reconoció el error, se le puso remedio y punto final. Pero, ¿cuánto tiempo estuvo puesta en el foco del cachondeo cofrade por aquello? Mucho más de lo que merecen ¿Cuántas de las 'champions' la cagan dentro o afuera? Ufffff.

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