Regreso a la normalidad

Mucha animación en las calles en una tarde y noche agradable pero fría en la que las cuatro hermandades del día cumplieron con sus salidas sin incidentes, excepto la rotura de un varal del palio del Desconsuelo

Francisco Abuín

31 de marzo 2010 - 01:00

A las cuatro y media de la tarde sonaba el primer himno, la señal de que el primer paso de la jornada estaba en la calle. Era el de la hermandad de La Clemencia, la primera en llegar a la Carrera Oficial, la que desde más lejos llega y la que hasta la aparición del Soberano Poder era la que geográficamente estaba más alejada del centro urbano. Al mismo tiempo ese himno fue la señal inequívoca de que las cosas andaban con normalidad en el Martes Santo después de que el día anterior se revivieran los momentos tensos y de nerviosismo a causa de la lluvia que destrozaba los planes de salida. El día fue bueno en comparación con el lunes. No es que fuera ideal porque las nubes siguieron cruzando el cielo, pero el fresco que hizo fue el mejor síntoma de que la posibilidad de precipitaciones estaba bastante lejos. Esa bonanza climatológica provocó que la presencia de público estuviera en lo que es habitual en un día como ayer en la Semana Santa jerezana, con los palcos llenos y con gente por las calles. Decimos lo habitual porque ya se sabe que en esta ciudad, el lunes y martes no son precisamente los dos días de mayor afluencia, la cual se concretan en el Domingo de Ramos, Miércoles, Jueves y Viernes Santo.

A la espera de la llegada de los días grandes, las cuatro cofradías de ayer fueron las de siempre con sus formas y singularidades. Esfuerzo, entrega y referencia cofrade en San Benito, una hermandad que está pensando ya en su paso de palio y por el que está trabajando para poderlo estrenar cuanto antes. Hasta que eso ocurra, el Señor de la Clemencia acapara toda la atención con un especial protagonismo de los costaleros que en diferentes momentos hacen alarde de fuerza como la larga chicotá que acostumbran a hacer que cubre toda la Carrera Oficial excepto por la rápida arriá de relevo en la alameda del Banco. Esta cofradía sabe combinar perfectamente su espíritu nazareno de recogimiento con la música que suena tras al paso, porque éste, y pese a la magnífica oportunidad de lucimiento que les da Los Gitanos de Sevilla, siempre va de frente.

La Defensión pasó con solvencia y con un número mayor de nazarenos, algo contrastado con la propia hermandad que ha mostrado su satisfacción por este repunte al alza en relación con las cifras de años anteriores. Este hecho se repite en casi la totalidad de las hermandades de la ciudad, lo que echa por tierra los malos augurios que se hacía en los días previos a la Semana Santa y que pronosticaban una radical caída de hermanos en las filas. Afortunadamente no está siendo así y se puede comprobar día tras día en las calles y en el acompañamiento de nazarenos que llevan los cortejos que están escoltando los pasos.

Buenas sensaciones

El Cristo del Amor nos volvió a dar muy buenas sensaciones con un magnifico cortejo y sus dos pasos. El estreno de la cofradía este año es el faldón delantero del misterio donde va el crucificado de la hermandad y la Virgen de los Remedios. Para quienes no hayan caído en el detalle, el bordado central del mismo reproduce la cartela delantera del antiguo paso de la hermandad, aquel de corte decimonónico que descartó restaurar y vendió para empezar con el proyecto del actual. Por tanto una reminiscencia de un pasado reciente que la cofradía no ha querido olvidar. Otra nota destacada volvió a ser, en el tema musical, la banda de San Juan Evangelista, la que se dice que es la juvenil de las Tres Caídas de Sevilla. El Amor desde que puso la música ha buscado las mejores formaciones que se ajustaran a su estilo. Empezó con El Sol, sin duda alguna perfecta para la cofradía. Pero esta se quedó en Sevilla y ahora la que llega de Triana los hace con muy buena calidad pero con un estilo diferente.

Adiós al manto

Por último Los Judíos marcó el punto y aparte de la tarde como siempre. La fuerza de esta cofradía es explícita en muchos sentidos: por su amplísimo número de nazarenos, por sus pasos, por su historia y por el extenso calado social que tiene en la ciudad. Por lo demás sigue siendo un auténtico deleite contemplar el paso de palio juamanuelino de la Virgen del Desconsuelo, pura armonía por donde quiera se mire. Una orfebrería singular y de un autor no muy extendido, Gabella Baeza. Y los bordados que son clave en la definición del paso, todos de Rodríguez Ojeda y que se corresponden con una época en la que el genio sevillano empezaba a apuntar su propio estilo señalando de esta forma la senda que después seguiría él mismo y que fue el canon que imperó en el bordado a realce sevillano. Un hito en la jornada lo supuso una de las partes de ese maravilloso conjunto, el manto de la Virgen que tras esta Semana Santa marchará al taller del sevillano José Ramón Paleteiro para iniciar los trabajos de restauración que nos dejarán sin él durante dos semanas santas.

Los horarios

Entre tanto, en lo cofrade la cosa marcha bien con la salvedad de los sucedido el pasado Lunes Santo, en el cumplimiento de los horarios la cosa no va del todo mal. La gente de la Unión de Hermandades está satisfecha por cómo están respondiendo las hermandades sin que hasta el momento se haya registrado alguna incidencia en este sentido de especial consideración, excepto por los retrasos y cambios horarios sucedidos el Lunes Santo a causa de la lluvia.

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