Rico Pavés: “Por mucho que les duela a algunos, España no se entiende sin la fe”
José Rico Pavés | Obispo de Asidonia-Jerez
El prelado asidonense reflexiona sobre los grandes problemas y desafíos de la sociedad deteniéndose en los temas más controvertidos de la actualidad de la Iglesia Universal
Jerez/—En esta entrevista, don José, me he permitido hacerle un cuestionario más global y que toque aspectos de la Iglesia en un mundo que se encuentra ante importantes desafíos y en constantes cambios. Dejando a un lado a las cofradías, de las cuales, afortunadamente, no solo vive el hombre, querría preguntarle, en primer lugar, sobre cómo percibe el prelado la figura de la Iglesia Universal en el presente que nos ha tocado vivir.
—Si observamos a la Iglesia en su universalidad tenemos motivos de mucha esperanza. Pero si nos fijamos en la vieja Europa debemos de detenernos en las palabras del Papa Francisco cuando recibió el premio Carlomagno: “¿Qué te ha pasado, Europa?”, decía el Papa en forma de pregunta. Vemos a una Europa avergonzada de sus raíces cristianas y con propuestas que están generando división, con una pérdida de relevancia a nivel internacional. Sin embargo, esta no es la realidad global. Vemos también una Iglesia muy reluciente precisamente donde ha sufrido más persecución. Esto es una lección fundamental. La Iglesia ha de vivir hasta que vuelva el Señor en un estado de martirio. Dar un testimonio que implique confiar en la capacidad que nos da el Señor en medio de las dificultades. Donde esa persecución todavía se mantiene, como ocurre en algunos países de África o China, vemos un crecimiento alto de vocaciones y de bautismos. Quizá donde se ha perdido la fuerza del testimonio y se ha acomodado, vivimos una pérdida de autenticidad. Eso se traduce en una crisis vocacional que no se ve en Extremo Oriente. Pongo el ejemplo de Filipinas donde más vocaciones hay. En números absolutos la Iglesia sigue creciendo, pero eso no se compadece con lo que vemos en Europa y occidente.
—Ha habido una declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe firmada por el Papa Francisco que ha generado mucha controversia en el mundo. Me estoy refiriendo a 'Fiducia supplicans' y la bendición a parejas ‘irregulares’ o a parejas de personas del mismo sexo ¿Qué nos puede decir de todo este asunto?
—Debemos de hacer una primera constatación. Y es que no solemos leer los documentos que nos llegan del Papa. Gran parte de la controversia viene por no haber leído la declaración 'Fiducia supplicans' y atribuirle lo que no dice. El Papa se pregunta hasta dónde debemos llegar en la bendición de parejas que viven en pareja irregular o del mismo sexo. Este es un asunto doctrinal ya estaba aclarado desde hace dos años. La pregunta ahora es que, sabiendo que la unión en pareja no puede ser bendecida, ¿eso significa que las personas no pueden recibir el beneficio de la bondad del Señor que recibimos con una bendición? El Papa lo que quiere es llegar a este punto. El número treinta y uno de 'Fiducia supplicans' resume perfectamente el contenido después de una reflexión extensa. Con esta declaración el Papa pretende decirnos que la bendición se debe dar si existen tres situaciones como son tener una conciencia clara de necesitar la ayuda de Dios, cuando de ninguna manera se pretende legitimar la situación en la que uno vive y cuando se desea conformar la propia vida en consonancia con el evangelio. Si uno atiende a estas situaciones no puede haber problema alguno a una bendición. Ya el Papa san Juan Pablo II en 2004, en un plenario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, planteó la razón por la que los documentos del magisterio no llegaban a los fieles. Y diferenciaba la información de los medios con la recepción del propio documento. La función de los medios es fundamental pero la recepción es la tarea de entrar en la dinámica de la Iglesia con una orientación e implica una docilidad. Significa también no ir a los ritmos por los que el mundo necesita ser informado. No debemos de perder esta dinámica. Necesitamos la plena comunión con el sucesor de Pedro. Y para ello, no debemos limitarnos a lo que dicen unos de un bando o de otro. Hemos de escuchar el Papa y entonces nos preguntaremos lo que nos quiere decir y qué implica de responsabilidad. El Papa nos invita con esta declaración a recibir a todos con la cordialidad y el amor, no para bendecir lo que entendemos que es contrario a la ley de Dios, sino para ayudar a las personas a que se puedan encontrar más claramente con el Señor.
—Sin embargo, algunos cardenales han sido muy críticos con esta declaración.
—Cada uno responde dentro del contexto vital en el que se encuentra. La reacción que ha podido haber en algunos lugares provoca una postura de los pastores para sintonizar con sus fieles. Entiendo que esto es lo que ha pasado razonablemente en África. Es un punto doloroso y esperamos que ojalá se pueda corregir en las buenas relaciones que la Iglesia Católica ha mantenido con los coptos y ortodoxos que han anunciado la ruptura de las relaciones por el simple hecho de plantear este tema que va a generar confusión en los fieles. El Papa ha intentando responder a una problemática que sí tenemos en occidente y que no está en otros lugares. Con sencillez ha querido también decir una palabra con serenidad y que sea bien recibida. Se trata de llevar el estilo de la misericordia como el modo que debemos llevar la palabra del evangelio a todos. Incluso a aquellos que nos rechazan. Esto marcará el pontificado del Papa Francisco. De ahí que hiciera una convocatoria del Año de la Misericordia que vivimos tan intensamente. No podemos predicar el evangelio a gritos o golpear con el evangelio a la gente en la cabeza. Se debe de predicar con las obras y con la misericordia. Cuando aquellos que tiemblan nos vean misericordiosos perderán su miedo y recibirán la palabra del evangelio que es la que nos salva.
—Debemos de detenernos en la Iglesia alemana y el camino sinodal que iniciaron hace unos años. Le solicito una palabra sobre el cisma que podría producirse.
—Es una situación muy dolorosa que a todos los católicos nos debería de preocupar y ser motivo de oración al Señor. Vivir un cisma debe de ser de las experiencias más dolorosas para un Papa. Pero también para cualquier hijo de la Iglesia. Si se llegara a consumar la separación de hermanos, precisamente ahora que somos conscientes de la necesidad de caminar hacia la unidad plena, sería una experiencia por la que no deberíamos pasar. Ya tenemos siglos de historia para no repetir los mismos errores ¿Qué está sucediendo? Porque esto no se improvisa. Llevamos unas décadas en las que, a partir de desafecciones pequeñas, se han ido agrandando las diferencias y se llega a una situación cada vez más difícil. Y todo esto viene por comprensiones teológicas no correctas. Hablar de herejía parece que es hablar del pasado, pero si no se vive en la comunión de lo que la Iglesia cree, si se discuten verdades de la fe o por ejemplo, en el ámbito de la transmisión de la fe, a los niños se les sustituye el catecismo de la Iglesia Católica por otras propuestas, al final, uno va construyendo desafección. El Papa ha querido hacer un esfuerzo a nivel de diplomacia respondiendo a lo que pueda haber de positivo en ese movimiento sinodal en Alemania. Que todos se puedan sentir partícipes porque la Iglesia no la llevan los curas o los obispos. Todo bautizado tiene un protagonismo en la evangelización. Y ha invitado a un camino sinodal pero no solo para la Iglesia alemana sino para toda la Iglesia Universal. Ojalá la ruptura no se consuma. Nosotros que nos coge con cierta distancia debemos de confiar en el poder de la oración.
—¿'Fiducia supplicans' puede ser un guiño precisamente a la Iglesia alemana?
—Yo diría que podría ser un guiño a los católicos de la Iglesia alemana que siguen en la comunión afectiva con el Papa. En algunos lugares de Alemania se estaban ya preparando rituales para las celebraciones. El Papa sale al paso de esta circunstancia con esta declaración como una invitación para conformar cada vez más la vida con el evangelio. No para romper con el evangelio.
—La última vez que hubo un cisma en Alemania tuvo consecuencias tremendas. Llegó la Reforma y con ello cambió el mundo. Precisamente quisiera preguntarle sobre esta cuestión: ¿La Iglesia está teniendo una protestantización?
—En el ámbito de la teología católica, a mi modo de ver, es ciertamente reconocible. Se ha producido una protestantización en algunos ámbitos del saber teológico. Creo que ocurrió como una ingenuidad. No quiero pensar que ocurriera con una intención malévola. Esto nace de pensar que, como todos queremos caminar hacia la unidad al incorporarse la Iglesia Católica al ecumenismo tras el Concilio Vaticano II, se ha hecho una tarea de compartir. En el ámbito de España, textos propios de las universidades luteranas o calvinistas han entrado acríticamente en el ámbito de la teología católica. No fueron presentados como textos luteranos o calvinistas sino como textos para la formación de católicos. Como ejemplo le pongo la comprensión de la confirmación, que no es la propia de la Iglesia Católica ¿Por qué en los libros litúrgicos se nos habla de bautismo, confirmación y eucaristía y luego en la práctica hemos puesto la primera comunión antes de la confirmación? Se nos ha introducido la confirmación como un rito de madurez. Un paso de la adolescencia a la juventud en el ámbito de la fe. Esta es una dimensión del sacramento si se recibe a esa edad. Pero no el núcleo porque también hemos visto que en un fin de semana recibe un joven la confirmación y el siguiente ya no vuelve a la Iglesia. Por tanto, hay algo que falla. La edad no es lo determinante del sacramento. Los luteranos admitían la confirmación como un rito eclesiástico. Como una puesta de largo. Sin embargo, en Oriente los sacramentos del bautismo, confirmación y eucaristía lo reciben los recién nacidos. La catequesis es como un desplegar la gracia que uno ha recibido. Hay discursos en la Iglesia Católica que no se terminan de entender ¿Cómo podemos reconocer a la eucaristía como la plenitud de la iniciación cristiana y la hemos puesto antes de la confirmación? Hay algo que ha fallado.
—Entrando en nuestras fronteras, quería preguntarle por nuestra Nación. Hace unos días, en el Congreso, se ha aprobado una ley de Amnistía. La Iglesia siempre ha sido fiel defensora de la unidad de España y ha formado parte de la idea nacional y de su conformación.
—Estamos en una situación de gravísimo deterioro moral que tiene como consecuencia la aceptación social de la mentira y que tiene como consecuencia el manifiesto de promesas que se cambian y que crean confusión en los votantes y en la democracia. Esto tiene como conclusión inmediata a que ya no somos iguales ante la ley. Existe una creciente desconfianza de los ciudadanos en las instituciones provocadas por medidas que los políticos están realizando no tanto buscando el bien común sino en la perseverancia en unas instancias de poder. Es doloroso. El Papa Francisco no se cansa de decir que la política es la instancia más alta de caridad. Esto es lo que necesitamos ver en los políticos y no un interés particular a costa de lo que sea para que recuperemos la confianza en una sociedad en la que, con diferencias, nos respetamos y nos apreciamos.
—¿La Iglesia sigue observando a España como una unidad?
—Sin duda. Igual que decíamos de las raíces de Europa se puede decir de España por mucho que esto les duela a algunos. España no se entiende sin la fe. Por más que muchos pretendan remontar la idea de España en su diversidad y en sus regiones a partir de la Constitución de 1812, si uno lee a San Isidoro de Sevilla, antes de la ocupación musulmana, ya tenemos un elogio de España. Pero esto se destierra de los libros de Historia. O se somete a crítica la idea de Reconquista porque había una conciencia de recuperar una unidad. Necesitamos formación, pero no tergiversada, y acudir a las fuentes y a los autores de la antigüedad.
—En la recta final, las cofradías. Hemos hablado del avance del protestantismo. El Papa exhorta a los obispos del sur a respaldar la piedad popular ¿Son las cofradías la única herramienta para combatir el protestantismo y las sectas?
—Perdone que le diga que yo no miro a los luteranos o protestantes como un enemigo a batir. Permítame que los llame y los quiera como hermanos. La Iglesia liderada por el Papa Francisco firmó, junto con la iglesia luterana, leer conjuntamente la historia. No para reprochárnoslo sino para ver los errores que se cometieron; y ese es un primer paso para llegar a la comunión que queremos. Cuando hablo de protestantización, lo hago sin ver como un peligro a los hermanos de otras confesiones cristianas. Sí me preocupa la falta de identidad de los católicos cristianos. En esa custodia de la identidad católica las hermandades sí pueden tener un papel fundamental. La identidad católica es recoger lo que Cristo nos ha entregado en totalidad. La riqueza de la vida sacramental, la vida litúrgica el fundamento de la devoción a las imágenes que es catequética y nos mueve el corazón y suscitan esa devoción. Después la manifestamos en la calle siendo conscientes de que somos la luz del mundo y por tanto debemos de mostrarla.
—¿Qué nos dice el pastor diocesano en este Domingo de Ramos y al comienzo de esta Semana Santa?
—Invito a vivir lo que la liturgia nos pide. La Cuaresma nos impulsa a la conversión. Para mejorar la Semana Santa debemos de tomarmos en serio la invitación que el Señor nos hace en la Iglesia a través de la liturgia y volver nuestro corazón hacia Él. Así tendremos una Semana Santa dignísima.
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