Jerez Íntimo
Marco Antonio Velo
De Jerez a San Fernando: un abuelo habla con su nieto
La crónica
SIN la tensión que genera el mal tiempo, y con temperaturas bastante agradables para nazarenos y costaleros, el Martes Santo se vivió con entusiasmo en Jerez, recuperando el olor de las grandes citas. Nada que ver pues con la incertidumbre del pasado año, en la que la lluvia sorprendió a varias de ellas durante su recorrido procesional y transformó la tarde-noche en pesadilla.
Siete hermandades hicieron estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral en una jornada en la que se conmemoraban los 100 años de cofradías en un Martes Santo. No hay que olvidar que fue en 1923 cuando la Hermandad del Desconsuelo salió por primera vez a la calle. Y no sería hasta 1945 cuando a este Martes Santo se incorporaba la segunda cofradía, la del Amor.
Resulta curioso comprobar, si echamos la vista atrás, cómo ha cambiado este tercer día de la Semana Santa jerezana, que ha pasado de tener únicamente tres hermandades en la calle a tener siete, convirtiéndose en la jornada en la que más cofradías hacen estación de penitencia.
Evidentemente, el Martes Santo ha ganado peso, pues mantiene a sus grandes nombres, El Amor, Defensión y Los Judíos, que por cierto celebraban este año el 150 aniversario de su reorganización, pero también ilusión y esperanza, toda vez que hay un largo camino por recorrer y muchas cosas que aportar.
Se notó en uno de los estrenos de la jornada, el centurión romano que Fernando Aguado ha realizado para la Salud de San Rafael cuyo paso de misterio comienza a tomar forma. Nuestro Padre Jesús de la Salud ya no camina solo, un pequeño aporte sí, pero lo suficientemente llamativo para soñar a lo grande.
Igual de exigentes consigo mismo fueron Bondad y Misericordia y La Salvación, las dos últimas en llegar pero que avanzan sobre una base sólida, como se pudo comprobar nuevamente en esta jornada de martes.
Por este mismo camino transita desde hace años La Clemencia, una hermandad de barrio con la elegancia y suficiencia de las entidades con solera. Su seriedad está latente desde que sale de San Benito hasta que se introduce en Carrera Oficial, cuidando todos los detalles.
¿Y qué decir de las clásicas? El Amor sigue a lo suyo. Su crecimiento se basa en esa humildad que le ha caracterizado en los últimos años y con la que, liderados por su hermano mayor, Juan Luis León, ha sabido consolidarse. El ejemplo más claro es el espectacular paso de Jesús Cautivo, al que, después de mucho esfuerzo, sólo le resta por dorar dos partes de los costados y los candelabros. Una verdadera maravilla, que unido al misterio del Cristo del Amor y a dolorosas como la Virgen de los Remedios, la convierten en uno de los nombres propios del Martes Santo.
Su cortejo, como todos los que hicieron estación penitencial, estuvo especialmente cuidado, a pesar del cambio obligado de recorrido este año a consecuencia de las obras que se están llevando a cabo en el centro.
En esa línea estuvo la hermandad de La Defensión, cuyo empaque llenó las calles de Jerez como viene haciendo desde hace décadas. Esa maravilla de José Esteve y Bonet es pura elegancia, como también lo es la Virgen de la O, sin duda, otro de los grandes alicientes de este Martes Santo.
La hermandad castrense contó un año más con el respaldo militar durante su recorrido, añadiéndole así un toque más de distinción a su cortejo.
Otra de las noticias agradables de este martes fue el hecho de poder disfrutar del manto restaurado de la Virgen del Desconsuelo. Sólo hay que pararse a mirarlo con detenimiento para ver cómo deslumbra.
Los Judíos, la hermandad con mayor número de nazarenos de nuestra Semana Santa, rondando los 800, atraviesa un estado de salud envidiable como cofradía. Su misterio hizo raya, acompañado por los sones de Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella, ganándose los aplausos en diferentes puntos de su recorrido y postulándose como uno de los pasos que mejor anda en Jerez.
A su mágica cita con el Martes Santo se le sumó la recuperación de la trompeta saetera, una idea de su junta de gobierno cuyo único objetivo es rescatar el patrimonio sonoro de la ciudad. La pudimos escuchar a la salida, y en algunos puntos claves de su recorrido. Sólo nos faltó una habitual, la saeta de Macarena de Jerez en la Plaza de San Mateo. Un resfriado de última hora nos dejó sin escucharla, rompiendo así una tradición de años. Sí sonaron las saetas en la voz de Eva del Cristo a la salida.
Fue pues una jornada de Martes Santo espléndida, y especialmente concurrida en el centro de la ciudad.
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