Cristo descendió a la calle Porvera
Cofradías
Hasta veintiún besamanos y besapiés con grandes imágenes y devociones a los pies de los altares
El buen tiempo volvió a marcar una jornada con mucho público en las calles
Jerez de la Frontera/Las previsiones volvieron a fallar. Se presagiaba un domingo de lluvias y resultó –el cuarto ya de esta Cuaresma- para enmarcarlo por las buenas temperaturas. Unas gotitas que se dejaron sentir pero sin importancia alguna.
Era el marco idóneo para los veintiún besamanos y besapiés repartidos por distintos puntos de la ciudad. Desde la zona sur hasta el norte donde la Reina, que es Madre de la Iglesia, de la corporación salesiana de la Redención esperaba a sus hijos del barrio de Icovesa. Jerez cofrade que cada año se hace más presente ante realidades eclesiales tan necesitadas de la religiosidad popular como son las parroquias del Corpus Christi en Picadueñas o la del Perpetuo Socorro con la cofradía de la Salvación.
Pero el sur acaparaba gran parte de la atención cofrade. Nuestra Señora del Valle Coronada estaba de besamanos en esa remozada ermita de San Telmo que ha quedado maravillosa y bella para dar cobijo a la antigua y elegante cofradía del Cristo de la Expiración. Y el Señor de la Sentencia que es quien gobierna los confines de La Plazuela. Hasta cuatro mil personas ya se habían acercado al Señor cuando aún no había llegado el mediodía. Más al sur, las dos cofradías que este año se estrenan en la carrera oficial. Por un lado la Sed que sostiene en su joven devoción un portento de la imaginería como es el maravilloso crucificado vivo y que, con tan sólo su mirada al cielo, ya tiene ganado a gran parte del barrio de la Zona Sur. Por otra arista, el Señor de la Salud en San Rafael. Donde los hermanos mostraron con alegría el estreno de su cruz de guía realizada por Juan Carlos García. La maravilla de la rocalla expresada en un madero con elegante talla. Ya se sueña con Lunes Santo en San Juan Grande y con Martes Santo en San Rafael.
Amargura...
El Ecce-Homo estaba cumbre en San Dionisio a la espera de que Bendita Madre del Mayor Dolor sea centro de la collación el próximo Viernes de Dolores. La Amargura se quiso hacer encontradiza en la parroquia de los Descalzos con sus cofrades. Día grande en la calle Medina y en el mundo cofrade en general porque tiene que quedar claro que no hay Semana Santa en Jerez sin esta gran cofradía. Así que es necesaria más que nunca su cercanía con la Virgen.
Buen Fin y Lanzada fue la nota carmelita. El gran crucificado que recibió a cientos de devotos en el altar mayor. Y la María Santísima de la O que a última hora de la jornada era trasladada a su paso de palio en un acto que tan bien saben hacer sus cofrades. En el viejo barrio se podía visitar la recoleta capilla de Santa Marta donde Madre de Dios del Patrocinio esperaba a sus hijos. Y el Santísimo Cristo del Amor que un día tallara el gran Ramón Chaveli.
Y así se pudo ir haciendo esta maravillosa ruta de besamanos que acerca el cristiano al Señor y a su Bendita Madre. Consuelo en el Pelirón que es bella imagen y Reina del corazón de los grandes cofrades que por allí viven su fe. Y Misericordia en Santa Ana que fue reencontrarse con el Señor tras su restauración. Y hasta Entrega en Guadalcacín. Una gran hermandad que cada vez se hace más grande en la pedanía jerezana.
Piedad y Descendimiento
La Piedad y su belleza se acercó a todos en el Calvario jerezano. Una vez más se pudo comprobar que el esplendor de una Reina destruyó las tinieblas del mundo. Una imagen que no tiene ni principio ni fin. Una luminaria preciosa. Siempre la Piedad envuelve el sentido y el paladar de todos los cofrades de la ciudad. Piedad en el Calvario que es quintaesencia de la hermosura apenada...
Y en la Victoria, Cristo quiso descender hasta Jerez. Descendimiento del Señor en un conjunto escultórico primorosamente montado por la mayordomía de la hermandad. María Magdalena acariciando el brazo del Señor y San Juan ayudando a los Santos Varones para llevar al Hijo hasta la plantas de su Madre. Qué belleza de María en las Tristezas y que obra más increíble del genial Luis Ortega Bru. Sin lugar a duda, su gran obra maestra e imperecedera. Que por tan sólo tenerla en Jerez, la Semana Santa ya podría declararse de interés interplanetario. Y que se queden atrás las gestiones de quien tenga en la mano una declaración que vaya más allá de las fronteras porque Ortega Bru las traspasó cuando esculpió tamaña obra maestra.
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