La fuerza de Los Judíos de San Mateo
El Desconsuelo
Este Martes Santo se dijo adiós al manto de la Virgen hasta 2013
Los Judíos, como es más conocida popularmente, es la hermandad que puso en pie el barrio de San Mateo . Tiene todos los elementos que la sitúan entre las grandes. Así se puso ayer una vez más de manifiesto con su salida procesional que se rodeó de todo lo que es consustancial a esta cofradía, con un enraizamiento que supera el barrio para extenderse por toda la ciudad. Buena muestra de ello fue el cortejo, numeroso como siempre, y con todo el calor de la muchedumbre que es inherente a esta hermandad. San Mateo es el emblema que mejor define la esencia del Desconsuelo. Es más que la sede canónica de la hermandad; es una clara simbiosis nacida en el pasado, sigue ahora y se proyecta hacia el futuro. La clásica estampa de una plaza llena hasta en cualquiera de sus esquinas, unos nazarenos de capirotes rojos y unos pasos en los medios de San Mateo, se repitió con la presencia del obispo diocesano que vio la salida desde dentro. Los Judíos se echaba a la calle con la solvencia que la caracteriza, con buena organización del amplio cortejo y por un recorrido más que sugestivo por el Jerez antiguo: Mercado, Justicia, San Juan, callejas de siempre en las que se funde con un entorno inigualable y que señala su origen y que en 2013 cumple 300 años de existencia. El paso de misterio, tras sortear la dificultosa salida donde tiene que salvar guardabrisas y costeros, se puso en la rampa de salida para que el Señor recibiera las primeras saetas desde la casa de hermandad. Y esta hermandad es grande por su devoción mariana que se plasma en El Desconsuelo que también en 3 años llegará a los 300 años de su bendición. El maravilloso palio de la Virgen también superó con pericia el dintel del templo y se presentó ante las miles de personas que esperaban su presencia bajo su palio juanmanuelino, y con un especial protagonismo del manto que no veremos en dos años ya que en unos días va a Sevilla para su restauración. La pura armonía del palio fue atravesando la muchedumbre al ritmo de la música cofrade de Virgen del Castillo de Lebrija evocando a su paso la identidad del Martes Santo.
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