Miércoles Santo: Pura Historia del Arte

El Prendimiento de Cristo, de Caravaggio.
El Prendimiento de Cristo, de Caravaggio.

Miércoles Santos de exuberancias, de sentimientos desbordados, de magnitudes imprevisibles, de fe y espiritualidad contrapuestas; Miércoles Santo de recorridos extremos con la pasión en rojo, en azul... en negro. Día grande por Santiago, por la calle Medina y por la Plaza Belén que es tanto como decir por todo Jerez. Los tópicos se imponen y marcan rutas sentimentales donde lo demás queda en un segundo plano y todo queda en suspenso ante la realidad de dos cofradías que imponen estéticas contrapuestas. La tarde, por la calle Ancha, asume su especialísimo sentido y junto a una imagen de imposibles referencias, se desarrolla una lección práctica de filosofía popular donde lo real supera a la ficción. La representación iconográfica del Prendimiento es clara y los ejemplos se suceden a lo largo de la historia del Arte. De nuevo, volvemos a la Capilla Scrovegni de Padua y al gran Giotto de Bandonne. El Señor es prendido tras ser besado por Judas. El resto de los personajes asisten al hecho entre confundidos y expectantes. San Pedro maneja una espalda y corta la oreja a Malco. Hay un cierto dramatismo en los sucesivos planos escénicos, desarrollándose una escenificación dinámica y con un ritmo dramático contenido.

Siguiendo algunos de los pasajes de las hermandades que procesionan el Miércoles Santo, no se puede uno olvidar de una de las obras maestras de todos los tiempos: La Flagelación de Piero della Francesca, obra realizada entre 1455 y 1460, que se encuentra en la Galería Nacional de Urbino y donde se efectúa un fantástico ejercicio de perspectiva, basándose en elementos de la arquitectura de Alberti. El autor realiza una reconstrucción ideal del Pretorio de Jerusalem, con un complejísimo pavimento. Sitúo la escena de la Flagelación en un lugar secundario, rompiendo, con ello, la tradición que exigía lo principal en el centro del cuadro. Además compuso la escena con tres figuras desconocidas a la derecha, ajenas por completo al drama. Un silente Pilatos sentado, y una rica decoración arquitectónica, con sus puertas, escaleras e intercolumnios. Parece que Piero della Francesca quería que el verdadero protagonista de todo fuese el propio espectador y la visión que se tenía del hecho representado.

Dos obras de Caravaggio plantean otros tanto ejemplos iconográficos de lo ocurre el Miércoles Santo por las calles de Jerez: 'El Prendimiento de Cristo'; obra de típicas características tenebristas en la que junto a las figuras de Jesús y Judas, aparecen los soldados romanos que lo apresan, San Juan y un hombre que sostiene una linterna, foco de luz que sirve para iluminar toda la escena y aportar ese sentido de fuerte claroscuro que subyace en todas las obras del genial Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio y que parece ser que se autorretrató como el personaje que en la obra porta la linterna.

Caravaggio también pinta, en 1609, una Flagelación, en la que organiza la escena en torno a la columna en la que se haya atado Cristo, con los dos torturadores, uno a la izquierda y otro detrás de la columna, y un tercero inclinado preparando los flagelos. La figura de Cristo, es de una densidad plástica absoluta, con una proyección lumínica al resto de la composición.

Flagelación y Prendimiento, escenas llenas de poderío pictórico que comparten emoción plástica con la personalidad que plantean las importantes imágenes que esta tarde recorrerán las calles de Jerez.

Llegan los días centrales de la Semana Santa; con ellos algunas de las Hermandades clásicas de nuestros días pasionales se hacen presentes. Hoy, Miércoles Santo, los nombres de Amargura y Prendimiento protagonizarán una realidad que, sin menospreciar las otras de la jornada, atesoran lo más grande que uno pueda imaginar. Las marcas devocionales comparten íntima espiritualidad con los esquemas de un Arte procesional que, en Jerez, son, por sí solos, sinónimos de grandeza en todos los sentidos. Si empezamos por la calle Medina, en los Descalzos se eterniza una de las imágenes supremas de nuestra Semana Santa, María Santísima de la Amargura; prototipo de calidad artística, de acierto total en todos los órdenes que plante la religiosidad popular. La expresividad de su rostro, la dimensión estética que eclosiona en un rigor de drama contenido, la realidad de una plástica escultórica que descubre los secretos creativos del gran artista que la hizo posible, hacen de esta imagen una de los hitos artísticos más sobresalientes de esta ciudad.

Poco se puede decir, que no se haya dicho ya, de la imagen suprema del Prendimiento, quintaesencia de la escultura procesional que el Barroco concibió para bien del Arte, el modelo de la belleza ideal que la mirada gusta captar; dulce forma de esplendor humano, solución casi imposible del máximo rigor escultórico, monumento a lo intangible, genuina forma de lo etéreo.

Miércoles que trasciende más allá de la espiritualidad circundante y que deja un reguero de gran arte en toda la ciudad. Amargura y Prendimiento lo dejan bien claro.

stats