Un pregón de la esperanza de un "ultra de las Viñas"
El periodista hizo el anuncio de la Semana Santa de Jerez en el Teatro Villamarta en la mañana de este domingo
El pregón de la Semana Santa de Jerez, en imágenes

El Teatro Villamarta acogió a mediodía de este domingo el pregón de la Semana Santa de Jerez que corrió a cargo del periodista David Puerto Román. Su anuncio, de casi dos horas de duración, no tuvo una estructura cronológica, sino que fue una elocución donde el verso primó sobre la prosa y en la que intercaló vivencias personales, recuerdos, reivindicaciones y descripciones de los principales rasgos de la Semana Santa jerezana como la saeta, la música, la costalería o los rincones más cofrades de la ciudad.
Como es tradición, apenas habían pasado unos minutos de mediodía cuando la Banda Municipal de Música abrió el pregón con dos marchas muy vinculadas a dos de las hermandades a las que pertenece el pregonero. Así, en primer lugar tocó Reina de los Ángeles, de Miguel Jurado, y Concepcion de las Viñas Coronada, de Javier Alonso Barba. No fue el único guiño. En el escenario, como es habitual exornado con una cruz de guía y dos faroles, había tres antifaces, los tres de las uno azul celeste de las Viñas, uno negro de la Mortaja y el tercero blanco de la Entrega.
En este 2025 no hubo uno, sino dos presentadores, que fueron intercalándose para dar pinceladas de la vida y de la pasión por las cofradías de David Puerto. Así Jaime Betanzos y Águeda María Manzano de los Santos, dos hermanos de las Viñas, fueron turnándose en el atril del Villamata. Betanzos rememoró cuando Jerez se ensanchó hacia el este, donde surgió una cofradía como la de la Exaltación, que viene “más allá del puente”. Y Manzano aludió al lema de la corporación del Viernes Santo, ‘Ego sum vitis, vos palmites’ (“yo soy la vid, vosotros los sarmientos”) para destacar que el anunciador, “el periodista, el bético, el cofrade de la Entrega y el ultra de las Viñas”, es “un robusto sarmiento” de esta corporación del Viernes Santo.
La marcha que precedió al inicio del pregón no fue baladí. Esperanza de la Yedra, de Andrés Muñoz Vela, sonó antes de David Puerto iniciara su pregón que dedicó a su abuelo Manolo, “que me enseñó a querer a la madre de la Esperanza, esa reina de ojos verdes” —no en vano, el día anterior había dejado su pregón a los pies de esta dolorosa—. En este comienzo, también tuvo palabras de recuerdo para el periodista Andrés Luis Cañadas Machado, “un maestro de la comunicación y ejemplo cofrade”, y para Antonio Barba Ruiz, que fue teniente de hermano mayor de Las Viñas.
Sus primeros versos fueron dedicados a la Virgen de la Merced, Patrona de Jerez, una imagen en la que “frente a tu cara morena encontramos la templanza”, para, acto seguido, reivindicar el papel de las hermandades puesto que “siguen llevando el mensaje a los católicos”. “Somos muchos más que procesiones, somos también Iglesia”, sentenció. Por ello, se esforzó en mostrar que las cofradías son algo más que “tontos de capirotes” porque “mantenemos viva la llamada del espíritu”, de ahí que cuestionara las procesiones de asociaciones del Viernes de Dolores al no realizarse bajo el paraguas de la Iglesia — "sigo sin entenderlas", dijo—. Frente a esto, reconoció el trabajo de las agrupaciones parroquiales de Humildad de Barbadillo, La Paz de Cuartillos, El Cautivo de El Portal o los Desamparados de Vallesequillo, que, “sin jugar a los pasitos, poco a poco se irán convirtiendo en hermandades”.
También, en este tramo inicial, hizo referencia a su hermandad de la Sagrada Mortaja, de la que dijo que es un misterio que "representa ese camino hacia la vida eterna". En ese y otros momentos de su pregón, Puerto alertó del “mundo individualista” y del “yoismo” que se ha instalado en una sociedad cada vez más alejada de la Iglesia, de ahí que reivindicara el papel de las hermandades puesto que, aunque tengan su “folclore”, “no podemos olvidar el fondo que nos hace libres”. También tuvo palabras destacar el trabajo de las congregaciones religiosas afincadas en la ciudad, mencionando especialmente el papel de la orden hospitalaria de San Juan de Dios que “es iglesia, hospital y asilo".
No faltó una larga oda dedicada a las dolorosas de Jerez, que la recitó acompañado del piano de Juan Zarzana, momento que le sirvió para recordar la Magna Mariana del 19 de octubre y tener un recuerdo para aquellas que aún no procesionan en Semana Santa. Previamente, con un rosario en las manos, también evocó a distintas advocaciones marianas para afirmar que el rezo del Rosario es “un piropeo continuo a la Madre” y es “la oración que acompaña la letanía de auxilio y el sendero más hermoso que nos lleva al crucifijo”. Y dedicó un verso para expresar su anhelo de que la Virgen de los Remedios, de la Hermandad del Amor, vuelva a procesionar bajo palio.
También hubo palabras para destacar el papel del costalero comprometido "que sabe donde está”, de la música cofrade, encarnada en una reivindicación de unas mejores condiciones para la Banda Municipal de Música, o de la saeta, esa “oración flamenca que, por martinetes o carceleras, solo se puede oír y sentir aquí”, una vinculación que unió al papel del flamenco y que le sirvió para enlazar con una composición poética con paralelismos entre el Prendimiento y el Cristo de la Expiración.
Tras exaltar algunos enclaves cofrades como la calle Porvera con la Soledad o el Señor del Consuelo o el barrio de San Pedro con Loreto o la Coronación, destacó el papel “evangelizador” en los barrios de hermandades como la Salvación, Bondad, Clemencia, Candelaria, La Paz de Fátima o La Salud de San Rafael, entre otras. Y tuvo una mención aparte para la Sed, ‘exiliada’ en San Miguel por las obras de ampliación de sus palabras, teniendo algunas palabras de crítica por la decisión de no darle cobijo en otros templos del sur de la ciudad.
Ya en su tramo final, uno de los momentos más aplaudidos de su pregón fue la referencia a su Hermandad de la Entrega, asegurando que fue la Reina de los Ángeles la que le acabó uniendo a su mujer. Mientras se ponía la medalla de esta corporación, señalaba: “Hay hermandades en las que naces y hay otras de las que te haces por convicción y amor a Dios”.
También despertó el 'olé' de los asistentes y el aplauso más largo con la referencia a su hermandad de Las Viñas, reivindicando que es una corporación a la que “nadie le regaló nada” y que tuvo que sufrir el comentario de los “fariseos” que decían que era una “hermandad de relleno”, pero que “con humildad” cumplió “su sueño”. Lo resumió en una frase: “Decidlo con orgullo: si me preguntan, yo de Las Viñas”.
Y el final fue como empezó, con un recuerdo a su abuelo quien le inculcó el amor a la Esperanza de la Yedra, “la Virgen a la que le rezo cuando me quedo sin nada” pues, como el pregonero repitió: “Cómo explico todo lo que siento, si eres toda mi esperanza”.
El pregón no contó con la presencia del obispo de Jerez, José Rico Pavés, quien en esta jornada se encontraba presidiendo una eucaristía en El Rocío. En su lugar, el representante eclesiástico fue Juan Azcárate, delegado diocesano para asuntos jurídicos.
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