“Lo importante de una coronación es la fraternidad con el prójimo que nos une a través de María”
Fray Stefano Cechinn | Presidente de la Pontificia Academia Mariana Internacional
El religioso franciscano, uno de los mariólogos más importantes del mundo, reivindica la importancia de la figura de María en el contexto de la Iglesia y el mundo actual
Jerez/—En principio quería preguntarle qué función tiene una institución como la Pontificia Academia Mariana Internacional cuya sede se encuentra en el Vaticano.
—Es una institución del Vaticano conjunta a la secretaría de Estado que tiene el papel de coordinar a todos los mariólogos del mundo así como a las distintas confesiones que tiene a María como un valor universal. Tenemos vías de comunicación con otras religiones cristianas como los protestantes o los ortodoxos y además mantenemos cauces de diálogo con musulmanes, hinduistas y ahora más recientemente tenemos también relaciones con budistas. María es el signo de la maternidad. La iconografía de María con el Niño Jesús en brazos es muy importante porque ha propiciado la entrada en otras confesiones por ese hecho de la maternidad. Por otro lado también hemos creado una comisión para estudiar la figura de María y las mafias. Estamos trabajando para controlar la devoción mariana en el mundo. Dentro del ámbito de la piedad mariana hay grupos que utilizan la imagen de María para supersticiones que nada tiene que ver con su figura o simplemente para crear negocio a través de apariciones y cosas que no están de acuerdo con la doctrina de la Iglesia. Por ponerle un ejemplo, las mafias utilizan la figura de María en el juramento para entrar en la mafia. Ellos la consideran la mujer que no habla y obedece. Siempre sumisa. Es una figura atrofiada que sólo obedece y acepta la muerte como la aceptó María al pie de la cruz. Nosotros tenemos el papel de ayudar al mundo para dar una formación sana sobre la figura de la Virgen. Una piedad mariana verdadera. Siempre hay que comenzar con aquello que une y no lo que nos distancia. Es también el pensamiento del Papa Francisco. Tenemos que unir la religión para el bien de todos. No todos somos iguales pero sí podemos llegar a la unidad por medio de la religión. Y siempre de una visión real de la figura de María.
—La Virgen María es el gran tesoro que guarda la Iglesia Católica. La Madre que intercede por todo el género humano. Es como un salvoconducto para asegurar nuestra salvación.
—Efectivamente. Para la teología católica es la persona que ha permitido a Dios realizar su proyecto de salvación del mundo. Dios le pidió ser el vehículo para hacerse hombre y aceptó libremente hacer su voluntad. Por eso la salvación del mundo pasa por su aceptación. Es la primera mujer que ha acogido a Dios para un nuevo modo de ser dentro de su misma persona. Le regaló lo más hermoso que es la vida. Por tanto, para nosotros los católicos es el modelo de la Iglesia. No es Cristo el modelo sino María que es la imagen de Cristo que se refleja en su Iglesia. Por eso es importante que los cristianos conozcan profundamente a María. Para la Iglesia no es una devoción, es una vía para ser verdaderos cristianos. San Pablo VI ya lo afirmó y el Papa Francisco lo corrobora cuando dice que no podemos ser cristianos si no somos marianos. Por tanto, el católico se identifica con María y por eso no podemos hacer de ella una diosa a la que vamos a rezarle sin más. Hay que estudiarla y conocerla. La mariología es fundamental para aprender cómo vivir el Evangelio de la misma forma que ella lo vivió. Fue el ser que más perfectamente asumió y vivió el Evangelio. Es el modelo superior de toda la Iglesia. Por eso tenemos un amor especial a María desde la propia Iglesia y por eso tiene un lugar preferente. San Buenaventura dijo que San Francisco de Asís tenía un amor especial a María porque por medio de ella Jesús llegó a ser nuestro hermano.
—Gran parte del patrimonio devocional mariano que crece a lo largo de la Historia de la Iglesia nace en España ¿Se podría decir que esta es la tierra de María Santísima?
—España fue una tierra que regaló a la Iglesia un patrimonio muy importante. También en el sur de América por donde pasaron los españoles. Allá adonde llegaron los españoles llegó también la cultura y la religión. Fueron los grandes conquistadores quienes llevaron a cabo esta tarea y a través de la fe se desarrolló una gran unión entre las culturas. La fe que existe en España es la fe que atesora la Iglesia. Y todo esto sin contar que España fue uno de los grandes puntales en el Dogma de la Concepción. Ya el rey Alfonso X ‘El Sabio’ fue el primero que creyó en la Inmaculada Concepción. Mucho antes que los propios papas. Por eso pienso que España debería de redescubrir la riqueza de su historia y de su rico pasado. Porque no se puede quitar la Historia si no queremos quedarnos sin cultura propia.
—Conoce usted la gran religiosidad popular entorno a María que en España se mantiene y más concretamente en Andalucía. Pero, ¿se conoce la profundidad teológica de María o quizá nos quedamos en lo puramente popular sin llegar a escarbar en toda la dimensión que tiene la Madre de Dios y Madre nuestra?
—El sur de España es especialmente mariano. Le puedo contar que ahora desde el Vaticano estamos trabajando a través de un observatorio sobre materia mariológica que abarca a todos los países del mundo. En este observatorio se quieren estudiar con profundidad las piedades marianas. Yo pienso que hay que hacer un estudio pormenorizado de todo este patrimonio tan importante. Hay que buscar en nuestra propia tradición con el fin de ir purificando las devociones. Así nos lo indica el Papa Francisco. Existen algunas formas de devociones que no sirven porque se asemejan más a las supersticiones. Por tanto esta labor la estamos llevando a cabo a través del Evangelio. Estudiarlas para dar el verdadero sentido en conformidad con la verdadera Palabra.
—Las hermandades son parte de este depósito de fervor a la Santísima Virgen. Actualmente, existe una corriente que gira sobre coronaciones canónicas entorno a las imágenes de vírgenes dolorosas ¿Qué pautas hay que seguir y cuál es el camino correcto para encontrar las razones válidas que fortalezcan esta iniciativa de coronaciones?
—Es una tradición que no es muy antigua. La Virgen María ya estuvo reconocida como emperatriz de Bizancio. Por otro lado también se podía citar que el rey de Portugal se quitó su corona para ofrecérsela a la Inmaculada Concepción que era un reconocimiento de su condición de reina. Sin embargo, la tradición de ponerle la corona a una imagen de la Santísima Virgen es más reciente. Las coronaciones canónicas se sitúan a partir de 1700 ¿Valen las coronaciones a la Virgen? En España pueden tener su valor porque España es su reino. María es Reina en el Cielo pero nuestra hermana en la tierra. El problema puede ser que haya una devoción frágil y sin mucho contenido. Lo verdaderamente importante en una coronación canónica es llevar a cabo un gesto y un reconocimiento de la fraternidad con el prójimo que nos une a través de María. Es una justificación necesaria y fundamental. Si no se quedaría en un simple rito sin importancia. Por tanto, lo verdaderamente relevante en un acontecimiento como una coronación canónica es que haya una motivación para seguir siendo mejores en las virtudes y no en los títulos. Jesús nos regala a su mamá por vía del discípulo amado que, según dicen los Padres de la Iglesia, es la persona que escucha la palabra de Jesús y la pone en práctica. El verdadero discípulo amado es el que vive el Evangelio y lo guarda. Estar convencido de ser hijo de Dios y de María plenamente. Por eso la coronación de la Santísima Virgen debe de ser la culminación de un camino de formación mariológica. Reconocer que María es mi Señora y tengo que adaptar mi vida a la suya. No podemos vivir intensamente el fervor a María si no amamos al prójimo como lo hace su maestro. En definitiva huir y dejar a un lado las devociones inútiles ¿Por qué quiero hacer una coronación para hacer un show o para vivir unido a María para siempre? Esa debe de ser la verdadera pregunta.
—Una coronación canónica es el reconocimiento de la Iglesia de la Santísima Virgen como Reina del Universo. Por tanto, ¿una imagen no coronada dejar de ser también copartícipe de este reconocimiento de Reina? O dicho de otra forma: ¿Las imágenes que no han sido coronadas son como de segunda categoría?
—Una imagen coronada y otra no coronada no tienen nada que ver con el fervor. No es eso. Ni es más importante una que otra. La coronación canónica es el reconocimiento de la Iglesia pero debe de ser el pueblo de Dios y su fe lo que le dé valor al acontecimiento. Si un pueblo unido por lazos fraternales quiere la coronación es algo importante y hay que reconocer siempre ese tributo a la Virgen. Pero desde la madurez cristiana.
—El hecho de su condición de religioso y más concretamente de sacerdote franciscano me obliga a preguntarle por el estado en el que se encuentra la vida consagrada en la Iglesia Universal.
—La vida consagrada es muy distinta según los lugares. En Italia es tranquila y hay ciertas vocaciones. En España o Francia el número de vocaciones es menor. La vida religiosa vive ahora un problema principal que se centra en la unificación de los diferentes carismas de la Iglesia. Tenemos que trabajar para ello. Debemos de resaltar que es una esperanza ver que las nuevas vocaciones están más convencidas en la unificación y no en la separación. Por esta razón se están abriendo muchas provincias ya que debe de existir esta conciencia de universalidad de todos. La vida de fraternidad está cambiando porque están llegando nuevos religiosos de otras culturas. Todo esto también aporta una riqueza muy importante para la vida de la Iglesia.
—Su Santidad el Papa Francisco está teniendo en su Pontificado importantes guiños al carisma franciscano. El próximo día 28, sin ir más lejos, nombrará cardenales a tres religiosos de las órdenes franciscanas de los capuchinos y los conventuales. ¿En qué momento se encuentra este gran carisma de la Iglesia que sigue los pasos de San Francisco?
—El Papa Francisco es un jesuita que toma el nombre de Francisco de una forma integral. Está siguiendo la espiritualidad franciscana de una manera muy cercana en su Pontificado. La vive en una dimensión de contemplación y de maravilla. El carisma franciscano observa al mundo como una gran bella casa. Pero el mundo tiene que cambiar desde el corazón de cada persona. Con independencia de su confesión religiosa. Y esa es la labor de la Iglesia; ayudar a cada persona en el mundo y en el contexto en el que viva. Este es el principio del Papa Francisco.
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