Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
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La Cena
UNA lluvia fina que no fue a más frustró anoche la estación de penitencia de La Cena, que se precipitó a la hora de regresar a San Marcos después de que un ligerísimo 'chispeo' le sorprendiera en San Dionisio. Quizás sobraran partes y, como decía el padre Valpuesta, faltara azotea, mirar más al cielo. Lo cierto es que hasta entonces el Lunes Santo de Jerez encontró como cada año en San Marcos mucho de lo que tiene esta ciudad en su haber cofrade con una hermandad que cultiva un estilo exquisito en sus formas y de gran hondura en su puesta en escena. No en vano, hablar de La Sagrada Cena es caer en tópicos como sabiduría costalera, armonía cofradiera en las calles, el gentío que no la desampara en ningún instante y otras muchas frases en las que podemos resumir o comprimir aspectos destacados de una cofradía que ayer volvió a concitar el interés de todos desde mucho antes de que la hermandad decidiera echarse a la calle. El Lunes Santo, como apunta a que será toda la Semana Santa, fue un día en el que la lluvia de por la mañana bajó tremendamente los ánimos. Ya por al tarde el pronóstico parecía claro y se decidió seguir el horario establecido.
Aunque sea repetitivo cada año, mencionar el 'Castillo', como es conocido el paso de misterio de esta hermandad, es absolutamente obligado porque nos situamos ante una de las joyas de la Semana Santa de Jerez, heredado sí, pero que aquí se ha querido y cuidado además de echarle mucho dinero para recuperarlo en todo su esplendor. Hoy por hoy este paso y su magnífico conjunto escultórico no se conciben sin la vida que cobra desde el instante en que Martín Gómez toca el llamador y se inicia la sinfonía de costeros e izquierdos que son una seña de identidad de cómo anda este paso, escenificando la fusión entre capataz, costaleros y música, esta última un factor destacado por la conjunción que se ha alcanzado con la Agrupación Musical de la Estrella.
Así, de salida, volvimos a embelesarnos con un ejemplo claro de esa unión de sentimientos. Todo lo que sucede ante nuestros sentidos se torna una unidad. La formación musical, que un año más llegó de Dos Hermanas, dio evidentes muestras de la calidad que atesoran... y de lo a gusto que se encuentran tras este misterio. Todo fue perfecto y no hace falta mencionar el despliegue de recursos que por San Marcos regala la portentosa cuadrilla del Señor de la Cena.
Esta cofradía no presentó esta Semana Santa estrenos pero sí novedades como la banda contratada para el palio, que fue la municipal de Coria del Río, una formación con dilatada experiencia tras los pasos y que el Miércoles Santo volverá a Jerez para estar con el Consuelo. La apuesta fue acertada porque la calidad y el repertorio estuvieron a la altura de lo acostumbrado por San Marcos.
Si el misterio que va por delante de La Paz y Concordia es una joya, atrás no le va a la zaga el palio de la Virgen, una obra de enorme categoría y de gran originalidad, desde la orfebrería hasta los bordados de Elena Caro. Todo ideado con gran gusto y talento cofrade. Y todo fue bien hasta la Asunción, donde la cofradía regresó a su templo por Sedería y Tornería, por donde se recogía al cierre de esta edición.
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