Senderos de dunas y sal
Parque Natural Bahía de Cádiz
El Parque Natural Bahía de Cádiz gracias a su enclave privilegiado es perfecto para observar cómo la aves migran de Europa a África
En el centro de la costa atlántica de la provincia, sobre una gran zona húmeda, se halla el Parque Natural Bahía de Cádiz. A pesar de la elevada presión humana, aún se conservan zonas casi intactas como las Marismas de Sancti Petri y la Isla del Trocadero, declaradas Parajes Naturales.
En torno a ellas, se encontraron restos fenicios, y romanos, como el Templo de Hércules, en la Isla de Sancti Petri, y el antiguo puerto en el Caño del Trocadero, vinculado al comercio con las Indias. La intrusión del mar y la desembocadura de los ríos Guadalete y San Pedro, junto con el suave clima mediterráneo, determinan las características ecológicas de este humedal y su gran diversidad paisajística: playas, dunas, lagunas, marismas y esteros.
Su posición entre el Parque Natural de Doñana y el Parque Natural del Estrecho lo convierten en un enclave privilegiado para observar las aves que migran entre Europa y África.
Dos de los senderos más destacados de este Parque Natural son el de la Punta del Boquerón y el de Tres Amigos-río Arillo, donde los senderistas pueden disfrutar de este entorno único.
Punta del boquerón
El sendero de la Punta del Boquerón, se pueden conocer dos ecosistemas muy diferentes entre sí pero que conviven en estrecho contacto: las dunas y las marismas. La Punta del Boquerón, declarada Monumento Natural, la batería Urrutia y el cercano castillo de Sancti Petri, ambos considerados Bien de Interés Cultural, son atractivos suficientes para recorrer estos dos kilómetros y medio por su cómoda pasarela o por su huella perfectamente marcada en las arenas.
El recorrido comienza en el final de la carretera de la playa de Camposto, en San Fernando. Una vez pasado el puente de acceso a la playa, se sigue la pasarela de madera, lo que permite avanzar con rapidez sobre la arena. Se desarrollan amplios sistemas dunares, en buen estado de conservación, sobre los que crecen la retama blanca y el barrón, especies adaptadas a suelos arenosos gracias a sus largas raíces.
Los sistemas dunares, fundamentales para el equilibrio de estos ecosistemas, actúan como reservas para rellenar las playas de arena cuando los temporales las erosionan en invierno.
Algo mas allá de la marisma, se ve el mayor caño de la Bahía, el de Sancti Petri, que separa a Cádiz del resto del continente. La pasarela aparece intermitentemente entre un sendero muy marcado en la arena. Tras una curva, el sendero asciende unos metros y se encuentra un panel en un pequeño mirador, que nos habla de la historia del Castillo de Sancti-Petri.
Siguiendo el camino, se vuelve a alejar de la costa para adentrarse en las dunas. En poco tiempo se llega a unas ruinas. Se trata de la batería de Urrutia, cuya arquitectura se encuentra abandonada y envuelta en la maleza.
La batería se encargaba de la defensa de este importante punto estratégico. Fue construida durante el siglo XVIII para defender la entrada a San Fernando desde el mar por el caño de Sancti Petri, junto a un rosario de baterías que se extienden a lo largo de todo el caño. Aquí termina el sendero. Frente a los senderista, al otro lado del río, se ve Sancti-Petri, antiguo poblado almadrabero, con su pequeño puerto rebosante de embarcaciones, ahora deportivas casi todas.
Tres amigos
El sendero de los Tres Amigos-río Arillo se inicia en dirección a la Salina de Tres Amigos y al río Arillo. Recorridos unos 800 m y, en el momento en que la ruta gira a la izquierda, se abre a la derecha el laberíntico entramado de las Salinas.
Estas presentan una compleja red de compuertas y canales con los que se daba lugar a un proceso en apariencia complicado, pero muy sencillo en realidad. Primero, el agua pasaba desde el río hasta unos grandes esteros, para ir pasando por una serie de canales en zig-zag, llamados lucios y vueltas.
Durante todo este proceso el agua se iba evaporando, hasta que en los cristalizadores precipitaba la sal. Ésta era recogida y acumulada en grandes montones de un reluciente blanco, un paisaje tradicional de la zona. A lo largo de este tramo de sendero, está a la izquierda un gran estero.
Cuando se llega al caño mareal de río Arillo, el sendero se bifurca de nuevo. La señal indica que de frente se puede llegar hasta la que fue la Casa Salinera de Tres Amigos. Esta construcción está formada por dos edificios: uno corresponde a la zona doméstica donde se encontraba la casa, el almacén y la cuadra, mientras que a la derecha está el salón de los trabajadores.
A lo largo del último tramo de esta parte del sendero y antes de llegar a la casa salinera, se puede ver a la derecha los cristalizadores de las salinas, mientras que a la izquierda corre el río Arillo. En la actualidad el río Arillo, límite natural entre los términos municipales de San Fernando y Cádiz, es un canal más de la marisma, cerrado por el avance de las arenas de la Playa de Torregorda, pero en la antigüedad conectaba el interior de la Bahía de Cádiz con la mar.
En la otra orilla se ve molino mareal de río Arillo, un ingenio hidráulico que aprovechaba una energía barata, inagotable y natural: las mareas. Atravesando las marismas, se llega a unos observatorios que nos acercan el diverso mundo de las aves limícolas, aquellas que comen pequeños invertebrados escondidos en el fango.
Son, entre otras, cigüeñuelas, con su aspecto de cigüeña pequeña, correlimos, con su divertido correteo por la arena, avocetas y espátulas, etc. Y es que la Bahía de Cádiz es un lugar de máxima importancia para las aves.
El final del sendero queda a las puertas de la playa de Torregorda, con su cinturón de dunas. Si se quiere continuar disfrutando del paseo es posible continuar hasta el fondo de saco del río y seguir el muro de vuelta de fuera de la salina de San Félix, hasta llegar al molino de río Arillo.
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