Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
tendencias en internet
La adolescencia está marcada por los miedos. La sociedad se aprovecha de ellos, de la inseguridad que una mente todavía no formada genera. Son muchas las cadenas que se han dado a través de las redes dirigida a este tipo de público, alguna de ellas potencialmente peligrosas como es el caso de la Ballena Azul.
La nueva tendencia se llama Momo, una figura de apariencia terrorífica a la que se le atribuyen cualidades paranormales y malignas.
Resulta especialmente complicado identificar el origen de esta nueva propagación online. Se estima que sus inicios comenzaron en una red social en la que se publicó una imagen de este ser terrorífico. De esta forma se invitaba a entablar una conversación a través de mensajería instantánea con “el número de teléfono de Momo”. El fin era evitar una maldición o su aparición inesperada después de haber visto la imagen inicial.
Pese al tono descabellado que plantea esta información, es fácil entender que en la mente de un adolescente las supersticiones y las creencias se encuentran por encima de la lógica. Además, se considera que tuvo sus inicios en Asia, donde el terror adolescente suele ser un tema muy recurrente.
A esto se une la sugestión persona y el boca a boca, ya que numerosos Youtubers se hicieron eco del fenómeno -con el objetivo de conseguir más visitas- asegurando que, de responder al número de Momo, ésta respondía con amenazas y revelando información personal del usuario.
El riesgo es evidente, entre otras cosas porque no se sabe quién se encuentra detrás de las pantallas. A eso hay que añadir que la madurez emocional no es suficiente en estas edades, por lo que el peligro se incrementa al estar potenciada la credibilidad hacia este tipo de informaciones.
Desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad de España se alienta a la ayuda que se puede proporcionar desde casa para atenuar los fenómenos en cadena y demás retos virales. Es importante desarrollar la actitud crítica del menor de la casa, por ejemplo enseñándoles a contrastar la información antes de interiorizarla.
También se recomienda tener una visión clara de las actividades que el menor realiza. Internet engloba un mundo muy amplio, y tener una supervisión de los contenidos a los que los adolescentes acceden es un seguro de prevención, ya que así será más fácil parar cualquier tipo de actividad inadecuada.
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