Ramón Laso, el asesino en serie de Jaén que mataba para tener romances
En octubre fue condenado a 30 años de cárcel por un crimen en el no hay ni cuerpos ni confesión.
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Ramón Laso Moreno es un asesino en serie español condenado en 1993 por los asesinatos de su primera mujer y su hijo de seis años, y en 2014 por los asesinatos de su segunda esposa y su cuñado. Laso nació en el año 1955 en Jaén aunque la mayor parte de su vida la pasó en Tarragona.
Allí vivió junto a su primera mujer, Lolita, con la que regentaba un burdel que le traía fuertes discusiones por las infidelidades que cometía con las prostitutas.
De hecho, todos sus homicidios los perpetró contra familiares que obstaculizaban sus aventuras amorosas. Fue tan hábil que la Audiencia de Tarragona lo condenó el pasado octubre a 30 años de prisión sin haber encontrado los cuerpos de sus dos últimas víctimas. Desde entonces el asesino disputa la validez de otras pruebas forenses y continúa reclamando su inocencia.
Los crímenes cometidos
El 9 de junio de 1988 un tren decapitaba a la que era la esposa de Ramón Laso, Lolita Camacho, de 25 años. El maquinista quemó la sirena de la locomotora para que se apartara de las vías pero la mujer no se movió ni un milímetro y la máquina le pasó por encima. La Guardia Civil cerró el caso como un suicidio.
El 2 de marzo de 1989, nueve meses después de la muerte de Lolita, Laso y su hijo Daniel, de 6 años, sufrieron un accidente de coche. El vehículo cayó por un barranco, el turismo ardió y el menor murió calcinado. Laso resultó ileso, cobró del seguro cerca de tres millones de pesetas y montó un videoclub.
El padre de Lolita nunca creyó en el suicidio de su hija por lo que contrató a un detective privado para esclarecer si había indicios de criminalidad en su muerte. De esta forma averiguaron que Lolita había descubierto que Ramón le era infiel y le había pedido el divorcio.
El asesino no quería pagar las compensaciones alimentarias hacia su hijo, por eso se supone que acabó con la vida de ambos. La Policía Nacional reabrió la investigación y consiguió probar que Laso mató a su esposa y colocó el cuerpo sobre los raíles y nueve meses después quemó el vehículo con su hijo en el interior.
En 1993 fue condenado a 56 años de cárcel por los dos crímenes pero después de ocho años de reclutamiento quedó en libertad gracias a los beneficios penitenciarios.
Al abandonar la prisión inició una relación con la portera de un edificio de la Rambla de Tarragona, Julia Lamas. Parecía una persona normal, un buen marido que se llevaba muy bien con la familia de su compañera, especialmente con su cuñada y su marido (Mercedes y Maurici).
Sin embargo, unos meses después Laso se empezó a acostar con Mercedes y puesto que Julia y Maurici podrían suponer un problema para su relación, acabó con la vida de ambos. Sus cuerpos nunca aparecieron.
El asesino contó a todos que su pareja, Julia, y Maurici habían huido porque ellos también tenían un romance. A pesar de que trató de construir pruebas falsas no lo creyeron y aunque los cuerpos no se encontraron Ramón Laso fue condenado el pasado octubre a 30 años de prisión. Sería la primera vez que en España se condenaba a alguien sin que aparecieran cadáveres, ni restos biológicos, ni armas y sin que hubiera confesión.
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