Así fue rendir homenaje al papa Francisco en la basílica de San Pedro: "Verdaderamente emocionante"

Cientos de fieles han acudido a San Pedro para despedir al papa Francisco. El recorrido, la espera y la emoción marcaron una jornada de homenaje histórico contada desde dentro

La despedida al papa Francisco en directo

Las colas para despedir al papa Francisco en el Vaticano.
Las colas para despedir al papa Francisco en el Vaticano. / EFE

Roma/La muerte del Papa pilló por sorpresa a todo el mundo, pero desde el momento en el que se conoció la noticia conmocionó a todo el planeta, como demuestran las miles de personas que en poco menos de 72 horas han querido rendir un último homenaje a Francisco pasando por su capilla ardiente.

Es el caso de Massimo Mandrini, un romano que cuenta en primera persona cómo ha sido su experiencia en la Ciudad del Vaticano y su paso por la Basílica de San Pedro para despedirse del Pontífice:

La noticia del fallecimiento del papa Francisco llegó en plena celebración por la fundación de Roma. A las 10:00 horas, se interrumpieron los festejos para comunicar su muerte, un anuncio inesperado que transformó de inmediato el ambiente en la ciudad. En ese instante, decidí que debía acudir a despedirme de quien había sido un referente global de paz y compromiso social.

El miércoles 24, por la mañana, inicié mi particular peregrinación. A las 8:00 ya me encontraba en la estación de metro de Via Ottaviano, donde comenzaba una larga cola que se extendía desde esa calle hasta el conocido bar Castroni. Aunque el avance era lento, el flujo no se detenía.

Durante la espera, compartí conversación con varios compañeros de fila: seminaristas del Instituto de Roma, un sacerdote de Macerata acompañado por dos jóvenes de su parroquia, y una mujer peruana de 35 años, residente en Roma y trabajadora de un hospital. Todos habíamos acudido con el mismo propósito: dar el último adiós al papa Francisco.

Un recorrido entre calles históricas y recogimiento colectivo

El itinerario hasta San Pedro discurría por Via Ottaviano, plaza del Risorgimento, Via Porta Angelica, plaza de la Ciudad Leonina, Via dei Corridori, Via dell’Erba, Via della Conciliazione, y finalmente el colonnato de Bernini, donde comenzaban los controles de seguridad. La organización fue eficaz, con presencia policial constante que garantizaba el respeto en la fila, a pesar de algún intento de colarse.

Tras una espera de algo más de una hora y media, accedimos al templo a través de la Puerta Santa. Un recorrido delimitado por barreras conducía al centro de la nave, hasta el Baldaquino de San Pedro, la obra en bronce de Bernini bajo la cual reposaba el cuerpo del papa en una sencilla caja de madera, custodiada por cuatro guardias suizos con su emblemático uniforme diseñado por Miguel Ángel.

Un instante fugaz, una emoción profunda

El paso frente al cuerpo fue breve. La fila debía avanzar sin pausas, por lo que apenas hubo tiempo para asimilar el momento. A pesar de la solemnidad, algunas personas intentaban fotografiar el féretro, desoyendo las indicaciones y generando cierta incomodidad. Aun así, la atmósfera era de respeto, silencio y recogimiento.

Asistir posteriormente a la misa oficiada por altos prelados fue un instante de reflexión profunda. Pero lo más conmovedor fue contemplar a miles de personas reunidas en torno a una figura que se distinguió por sus obras, ideas y un mensaje de paz universal.

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