La salud española, en valores positivos
Estadísticas
A pesar del envejecimiento de la población, según la última ENS, la salud nacional se ha mantenido en valores estables durante las últimas tres décadas
EL 74 % de la población española percibe su estado de salud como bueno o muy bueno, según se desprende de la última Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2017 –publicada por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social– y en la que se han recogido datos de 29.195 personas, de las cuales 23.089 tenían 15 y más años y 6.106 eran menores (0-14 años).
En los últimos 30 años, esta valoración de la salud se ha mantenido estable en valores positivos, a pesar del aumento de esperanza consiguiente con respecto al envejecimiento de la población. En base a la encuesta, en concreto, los hombres refieren mejor salud, dado que el 77,8 % afirman sentirse bien de salud frente al 70, 4 % de las mujeres.
Las diferencias de problemas crónicos entre hombres y mujeres son sustanciales, generalmente ellas con peor salud (trastornos músculoesqueléticos, de estado de ánimo o asma) y mayor uso de servicios; aunque en lo referente a estilos de vida presentan mejores indicadores (tabaco, alcohol o sobrepeso).
Asimismo, el análisis por grupos de edad muestra, en todos ellos excepto el tramo de 75 y más años, un aumento marcado de la población que valora positivamente su salud, destacando especialmente la mejora en el grupo de 65-74 años, que ha aumentado su sensación de tener buena salud (15 puntos porcentuales entre 1987 y 2017).
Por otra parte, el trabajo ha mostrado que el número de fumadores en España en el 2017 se redujo al 22 %, la cifra más baja en los últimos 30 años. Sin embargo, el descenso en el consumo de tabaco es cada vez “más lento”, especialmente en el caso de las mujeres.
Respecto a la obesidad en nuestro país, los datos han mostrado un incremento del 7 al 17 % en los últimos años y, en el caso de los menores, el porcentaje que presenta sobrepeso se sitúa ya en el 10 %. La obesidad es más frecuente en hombres (18,2 %) que en mujeres (16,7 %), una diferencia a expensas de los menores de 65 años, edad a partir de la cual las mujeres superan a los hombres. En este sentido, la presencia de obesidad refleja una gran disparidad social, afectando en mayor medida a las clases menos favorecidas, especialmente en el caso de las mujeres.
Del mismo modo, los resultados obtenidos han alertado de que siguen aumentando la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular y de otras enfermedades crónicas: hipertensión arterial (19,8 %), colesterol elevado (17,9 %), obesidad (17,4 %) y diabetes (7,8 %). De hecho, en muchos casos, su presencia se ha doblado en los últimos 30 años.
En cuanto al consumo de alcohol, el 36,5 % de los adultos que han participado en la encuesta consume habitualmente bebidas alcohólicas, el doble de hombres (49 %) que de mujeres (24,6 %). Sin embargo, este tipo de consumo ha descendido 12 puntos en el último decenio desde el 48,4 % en 2006.
En jóvenes el patrón de consumo difiere del de las personas adultas, puesto que de los varones entre 15 y 34 años, uno de cada 10 se expone mensualmente a los riesgos del consumo intensivo; y, casi uno de cada 20, lo hace semanalmente.
Sedentarismo y uso sanitario
Por otra parte, la encuesta ha mostrado que hay algunas señales de mejora en la alimentación, aumentando la lactancia materna y el consumo de fruta, si bien este último, junto con el de verduras debe de seguir aumentando entre la población. El 37,8 % de la población de 15 y más años ocupa el tiempo libre de forma casi completamente sedentaria; sobre todo más en las mujeres (41,9 %) que en hombres (33,5 %). Además, aumenta 5 puntos la población con dependencia funcional con respecto a 2014. En este aspecto, la población mayor de 65 años con dificultad para llevar a cabo las tareas del hogar se ha incrementado del 47% al 52%.
La utilización de los servicios sanitarios ha evolucionado a lo largo de las últimas dos décadas de manera incremental y ha experimentado un crecimiento desde 1987, con una tendencia a la estabilización o ligero descenso entre 2003 y 2011 para las consultas y la hospitalización.
Asimismo, se observa un incremento de la participación de la población en la realización de prácticas preventivas: vigilancia de la tensión arterial, colesterol y glucemia, así como detección precoz del cáncer de mama, cuello de útero y colon.
El Ministerio de Sanidad ha informado que la encuesta y su serie histórica de 30 años reflejan coherentemente el envejecimiento progresivo de la población residente en España y las condiciones asociadas a la misma. De hecho, el aumento referido de enfermedades crónicas, factores de riesgo metabólicos, enfermedades del aparato locomotor o discapacidad funcional son expresiones de esta tendencia demográfica.
¿Cómo ser un ‘realfooder’?
Los realfooders luchan por volver a la comida tradicional, evitando los productos ultraprocesados. La comida es la de toda la vida. Los alimentos enteros y frescos y aquellos que han sido mínimamente procesados. Estos últimos son los que, aunque tratados, conservan la calidad y las propiedades saludables iniciales del alimento.
Un buen indicador de ello es que suelen llevar menos de cinco ingredientes en su etiqueta y carecen de azúcares añadidos, harinas, aceites vegetales refinados, aditivos o sal. Ejemplos de comida real son las verduras, las hortalizas, las frutas, los frutos secos, las legumbres, los huevos, los quesos artesanos, las carnes, el café, el cacao, las infusiones, los pescados, los mariscos y los aceites vírgenes.
No se trata de eliminar alimentos de la dieta, ni de prescindir de los hidratos o de las proteínas, como proclaman algunas dietas ‘estrella’, sino más bien de evitar la comida rápida, tratada artificialmente y con numerosos aditivos perjudiciales para la salud.
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