¿Qué sucede tras el funeral del papa Francisco? De los novendiales al Cónclave: las etapas clave
Después del solemne funeral celebrado este sábado, comienzan nueve días de luto con misas en sufragio del Papa fallecido, previo a la elección de su sucesor
La última lección de un Pontífice "con un corazón abierto a todos"

Tras el funeral del papa Francisco celebrado el sábado 26 de abril y la inhumación de sus restos en la tumba de Santa María Mayor, el domingo 27 de abril, coincidiendo con la festividad de la Divina Misericordia, se calabrará la misa de sufragio correspondiente al segundo día de los "Novendiales". Este periodo comprende nueve jornadas de celebraciones eucarísticas especiales por el alma del Pontífice fallecido, que tienen lugar en la Basílica Vaticana.
Estas celebraciones están abiertas a todos los fieles, con la participación diaria de diferentes grupos, "teniendo en cuenta sus vínculos con el Romano Pontífice". Los novendiales comenzaron con la Misa exequial del 26 de abril a las 10:00 horas, que constituyó el funeral oficial del Santo Padre.
La misa de sufragio dominical se desarrolló a las 10:30 horas en el atrio de la Basílica de San Pedro, presidida por el cardenal Pietro Parolin, quien fuera Secretario de Estado vaticano. Participaron especialmente empleados y fieles de la Ciudad del Vaticano, así como los adolescentes llegados a Roma para el Jubileo dedicado a ellos, un evento previamente programado del 25 al 27 de abril.
Calendario de los novendiales
El programa de los novendiales contempla la participación de los fieles de la diócesis de Roma (28 de abril), los Capítulos de las Basílicas Papales (29 de abril), los cardenales (30 de abril), la Curia Romana (1 de mayo), las Iglesias Orientales y los Institutos de Vida Consagrada (2 de mayo). Las dos últimas celebraciones están reservadas a los cardenales (3-4 de mayo).
Todas las jornadas de los novendiales se comprenden de la siguiente forma:
- El lunes 28 de abril a las 17:00 horas, tercer día de los novendiales, la concelebración estará presidida por el cardenal Baldassare Reina, Vicario General de Su Santidad para la Diócesis de Roma.
- El martes 29 de abril a las 17:00 horas —cuarto día— la concelebración estará presidida por el cardenal Mauro Gambetti, Arcipreste de la Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano.
- El miércoles 30 de abril a las 17:00 horas —quinto día— la concelebración estará presidida por el cardenal Leonardo Sandri, vicedecano del Colegio Cardenalicio.
- El jueves 1 de mayo a las 17:00 horas —sexto día— la concelebración estará presidida por el cardenal Víctor Manuel Fernández, quien fuera Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
- El viernes 2 de mayo a las 17:00 horas —séptimo día— la concelebración estará presidida por el cardenal Claudio Gugerotti, antiguo Prefecto del Dicasterio para las Iglesias orientales.
- El sábado 3 de mayo a las 17:00 horas —octavo día— la concelebración estará presidida por el cardenal Ángel Fernández Artime, ex Pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida consagrada y las Sociedades de Vida apostólica.
- El domingo 4 de mayo a las 17:00 horas —noveno día— la concelebración estará presidida por el cardenal Dominique Mamberti, Protodiácono del Colegio Cardenalicio.
Durante estos nueve días de duelo, además de las misas, el Colegio Cardenalicio mantiene encuentros de reflexión y oración, preparando el ambiente para el próximo cónclave, donde se elegirá al sucesor de Francisco.
Las congregaciones cardenalicias
Desde el lunes 28 de abril, a las 9:00 horas, se reanudarán los trabajos de las Congregaciones generales con los cardenales electores, que se desarrollan diariamente en el Vaticano, en el aula nueva del Sínodo.
El Cónclave: tradición e historia
Tras la última misa de los novendiales, a partir del 5 de mayo, es posible el inicio del Conclave para la elección del nuevo Papa. Es el Colegio de Cardenales quien convoca la fecha para la elección del sucesor, "no antes de quince días y no después de veinte desde el inicio de la sede vacante, salvo excepciones". El término Conclave deriva del latín cum clave —"cerrado con llave"— e indica la reunión de los cardenales electores que por tradición se celebra en la Capilla Sixtina "bajo llave", es decir, con el máximo secreto.
La primera elección en un lugar cerrado fue la de 1118: los cardenales se reunieron en Roma, en el Monasterio de San Sebastián en la colina Palatina, resultando elegido Gelasio II. Entre los cónclaves que han pasado a la historia destaca el de 1270, cuando los habitantes de Viterbo, por entonces sede papal, decidieron encerrar bajo llave a los cardenales en el palacio papal, destechando parte del edificio para acelerar la elección: tras 1.006 días —un récord— fue elegido Gregorio X.
Las reglas del Conclave
"Extra omnes", "Fuera todos", es la frase con la que se sella el inicio del Conclave. Los encargados de elegir al Papa son los cardenales electores, que deben tener menos de 80 años. Durante el periodo de votación, desde 2005 se alojan en Santa Marta y tienen prohibido usar cualquier dispositivo o contactar con el exterior. Las normas de votación siguen las reglas promulgadas por Juan Pablo II en 1996, posteriormente modificadas por Benedicto XVI el 26 de junio de 2007.
Según las nuevas disposiciones, después de la trigésimo tercera o trigésimo cuarta votación se pasa a la votación entre los dos cardenales que hayan recibido el mayor número de votos en el último escrutinio, pero sigue siendo necesaria una mayoría de dos tercios. Cada día hay dos fumatas: una al final de la mañana (alrededor de las 12:00) y otra a las 19:00 horas.
Al término de cada votación, las papeletas son quemadas con la adición de un colorante: negro, en caso de que no haya elección; blanco, si se ha elegido al nuevo Santo Padre. El humo, que se eleva por la chimenea del Palacio apostólico, transmite también a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro la noticia de la elección o no del nuevo pontífice. La fumata es blanca solo si el nuevo Papa acepta el nombramiento. Al finalizar el Conclave y completada la votación, el nuevo Papa se retira a la llamada "sala de las lágrimas", la sacristía de la Capilla Sixtina, para vestir por primera vez los ornamentos sagrados.
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