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El valor del farmacéutico

tribuna

El autor reivindica, con motivo del Día Mundial del Farmacéutico, el rol social y sanitario de la profesión y de la oficina de farmacia, que está evolucionando y ampliando sus servicios

Verónica Segura representa uno de los perfiles menos conocidos de la profesión, la investigación.
José Antonio Neto, Presidente De La Fundación Farmaceútica Avenzoar

22 de septiembre 2018 - 02:33

Recientemente los medios de comunicación se hacían eco del Premio Científico Matilde Reyes Malpica que cada año otorga la Fundación Farmacéutica Avenzoar y que en esta ocasión ha recaído sobre la farmacéutica y microbióloga sevillana Verónica Segura Montero, que ha desarrollado un método inédito a nivel mundial para hacer seguimiento de la posible ingesta de gluten en pacientes celiacos pediátricos. La noticia ha tenido tanta repercusión que son muchos amigos y conocidos los que me han llamado o se han acercado para decirme algo así como: "pues no sabía que los farmacéuticos hacíais este tipo de cosas".

De modo que me gustaría aprovechar la celebración del Día Mundial del Farmacéutico para contar algunas de las cosas que hacemos. Estamos en muchas partes, sobre todo en la oficina de farmacia, pero no solo. Así, hay muchos compañeros que son funcionarios de carrera en las diferentes instituciones públicas, trabajando en puestos a los que se accede por oposición, y que van desde la farmacia hospitalaria o la Atención Primaria, hasta el trabajo en laboratorios municipales, inspección sanitaria, instituciones militares o penitenciarias, además por supuesto de la docencia y investigación en la universidad pública, como la talentosa Verónica Segura.

Por su parte, en el sector privado, donde trabaja la mayoría, hay farmacéuticos en la industria y en la distribución (laboratorios y cooperativas), en la industria alimentaria, química y medioambiental, en los laboratorios clínicos (análisis clínicos, bioquímica, parasitología y microbiología, genética…), empresas veterinarias…. Y por supuesto, en la farmacia. Tanto en las grandes capitales como en los núcleos más pequeños, donde el farmacéutico es en muchas ocasiones el único profesional sanitario que existe y, desde luego, el único que queda de guardia cuando todos se marchan.

En resumen, los farmacéuticos hacemos muchas cosas, y las hacemos porque los estudios de farmacia capacitan a quienes los completan en un buen número de competencias. De acuerdo con esas competencias, con la normativa sanitaria y los conciertos suscritos con las Administraciones, la oficina de farmacia está evolucionando y ampliando sus servicios, manteniendo eso sí siempre la vocación y orientación sanitaria.

Muchos ciudadanos tienen la imagen del farmacéutico como especialista en la dispensación de medicamentos, que suele ir acompañada del consejo farmacéutico, el cual a veces incluso sustituye esa posible dispensación (cuando no viene prescrita por el médico). La realidad es que muchos pacientes entran en una farmacia pidiendo un medicamento para una dolencia leve y salen de la farmacia sin ese medicamento y con un consejo farmacéutico que es mucho más efectivo. Eso lo hemos hecho siempre, como también la eficiente retirada de medicamentos en caso de alertas, como el reciente caso del varsatán.

Además, en muchas farmacias se ofrecen servicios farmacéuticos asistenciales y especializados en salud de la piel, nutrición, diabetes, tabaquismo… servicios que cuentan con el marchamo de calidad que le otorgan los protocolos de trabajo y la formación homogénea que imparten los colegios profesionales. Nada menos que el 50% de las farmacias andaluzas ya están acreditadas para ofrecer la dosificación personalizada de medicamentos (SPD), gracias a la cual el paciente recibe la medicación "organizada" por su farmacéutico en un envase tipo blister que facilita las "tomas", reduciendo errores y mejorando la adherencia. Otro servicio recientemente lanzado por la farmacia andaluza es la Monitorización Ambulatoria de la Presión Arterial (MAPA), una prueba que permite medir la tensión arterial durante 24 horas, tanto durante el día como durante la noche, mientras el paciente realiza su actividad normal. Estos servicios son probablemente solo la punta del gran iceberg que viene y que permitirá un mayor desarrollo e implicación de la farmacia asistencial en los grandes retos del sistema sanitario.

En suma, desde la oficina de farmacia y desde otras salidas profesionales, los farmacéuticos desarrollamos muchas funciones que tienen un gran valor social y sanitario. Y en nuestro Día Mundial, es necesario que los farmacéuticos salgamos al espacio público y afirmemos el valor social y sanitario de nuestra profesión en sus múltiples funciones y desarrollos profesionales.

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