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A pesar de la creencia generalizada, el rebujito puede tener su precedente en un combinado inglés conocido como Sherry Cobbler, muy popular en la época victoriana entre las clases distinguidas. Posteriormente, pasó a ser típico de los festejos andaluces, siendo en las fiestas del Corpus de Granada de 1985 donde hay primera constancia de ello.
¿Cuántas ferias y eventos has disfrutado con una jarra de buen rebujito compartida en la mano? Esta bebida refrescante puede ser la alternativa también en otros momentos como reuniones familiares o de amigos, en la psicina, en la playa o en el campo, más allá de romerías y ferias. El rebujito puede sustituir o complementar a otras como la sangría. Lo importante es que alivie la sed y las altas temperaturas para poder disfrutar de la fiesta en cualquier momento. Para ello, toma nota.
Lo más importante si se sirve en vasos individuales es que cada uno de ellos cuente con hielo y hoja de hierbabuena.
Resulta esencial que los refrescos estén muy fríos antes de mezclarlos con el vino y que no tengan un sabor potente ya que podría cambiar el sabor de la mezcla. Hay que asegurarse de que la mezcla sea homogénea en caso de beber con pajita para evitar que el vino se suba a la cabeza. Lo mejor es pasarlo bien de principio a fin.
75 ino manzanilla (blanco), fino o similar
500 ml. de refresco de lima o gaseosa
4 ramas de hierbabuena
Hielo abundante al gusto
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