El campo sevillano destina un 30% más de superficie este año al girasol
La Campaña | Sevilla
Sevilla, primera provincia productora de girasol de España, inició la recolección de las casi 130.000 hectáreas de esta oleaginosa con tan elevada demanda ante la falta de la materia prima de Ucrania, el principal suministrador de la industria extractora nacional. El problema es que la campaña se ha visto adelantada por el golpe de calor de mediados de junio, con temperaturas que superaron los 40 grados, y eso “ha afectado negativamente al girasol, que estaba en ese momento en plena floración y llenado de grano”, lamentan los servicios técnicos de Asaja-Sevilla.
La invasión de Ucrania está en el origen del incremento de los precios del aceite de girasol en los mercados internacionales –cotiza a 1.600 euros/tonelada– y, en consecuencia, en el crecimiento de las siembras de esta oleaginosa, según informó la organización agraria Asaja Sevilla. En este sentido, tal como constatan los servicios técnicos de Asaja-Sevilla, la superficie dedicada al girasol ha crecido en España y en Andalucía más de un 20%, al pasar de 626.000 hectáreas a 750.000, en el caso de España; “y de casi 194.000 a 246.374 en el caso de nuestra comunidad autónoma”. En lo que respecta a la provincia de Sevilla, este incremento porcentual de superficie es “aún mayor”: los agricultores sevillanos han incrementado las siembras de girasol en un 30%, al pasar de las 99.335 hectáreas de la pasada campaña a las 129.554 de la actual. “Por desgracia, este incremento de superficies será insuficiente para cubrir toda la demanda nacional, puesto que la productividad de esta campaña estará por debajo de la media”. afirman. Los agricultores lamentan que las altas temperaturas han afectado “de forma negativa” al cultivo.
Con el paso de las semanas los malos augurios sobre la producción se han ido cumpliendo, y desde Asaja se informaba a principios del mes de septiembre de que los rendimientos están siendo “bajos, con pérdidas importantes debido a la falta de lluvia a finales de la primavera y las altas temperaturas sufridas en los últimos días del ciclo del girasol, no llegando, por tanto, la media de producción a los 800 kilos por hectárea”. De este modo, las siembras este año no se hicieron en su tiempo por la falta de precipitaciones a finales de invierno y principios de primavera, e incluso no se iban a sembrar por la falta de humedad en el suelo. Sin embargo, la lluvia de primavera y el hecho de que la Comisión Europea autorizara sembrar las superficies de barbechos de interés ecológico por la invasión de Rusia a Ucrania provocó que en muchas explotaciones se sembras girasol y en época tardía.
En consecuencia, en este año se ha registrado una considerable subida de siembra, debido también a que existía una previsión de altos precios ante la posibilidad de que faltara aceite de girasol este año para el consumo, ante el conflicto bélico. Al respecto, las cotizaciones de girasol en comparación con la campaña pasada están siendo superiores, aunque no llegan a alcanzar los precios que se esperaban en relación con la falta de girasol que existe.
Y al sector le causa mucha preocupación el hecho de que la nueva Política Agrícola Común (PAC) pone en la cuerda floja el futuro de unas ayudas específicas que da España al girasol y la colza, en un año especialmente crítico para el campo por los estragos de la sequía y por el déficit de oferta a causa de la guerra en Ucrania. El apoyo a la colza y al girasol se ve cuestionado precisamente en lo que los agricultores consideran la peor campaña de las dos últimas décadas por las olas de calor y la sequía; además, en medio de la guerra de Ucrania, líder mundial en la exportación de girasol, materia prima fundamental para alimentos y piensos.
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