Análisis: ZTE Blade V40 Vita, un móvil sorprendente por menos de 200 euros

Gama de entrada, gama media, gama alta, premium, buque insignia... Como esas frases y expresiones que, de tanto manoseo, los gurús del marketing político han vaciado de significado, también hace tiempo que estas nomenclaturas han perdido su sentido, o al menos parte de él, porque cada marca sitúa sus teléfonos móviles en una categoría que rara vez coincide, ni en prestaciones ni en precio, con lo que otro fabricante etiqueta con ese mismo nombre.

Hablar de gama de entrada o de gama media es poco preciso, cuando no confuso, aunque, eso sí, hemos normalizado que un teléfono bueno cueste unos mil euros y que uno muy bueno se vaya incluso más allá.

Ni que decir tiene que no todo el mundo necesita, quiere o puede invertir esa cifra en un móvil, y por eso resultan interesantes propuestas como el ZTE Blade V40 Vita. Ellos lo encuadran en su gama media pero, atendiendo a su precio (menos de 200 euros), es lo que consideraríamos un gama de entrada. Uno que ofrece características muy superiores a lo que uno espera en un teléfono de ese precio.

Diseño y pantalla

El Blade V40 Vita está disponible en dos colores, negro y verde (Black Zeus y Pine Green), con acabado reflectante en la trasera y, en la frontal, una amplia pantalla panorámica de 6,75 pulgadas, con resolución HD+ y una tasa de refresco adaptativa que llega a los 90 Hz (nada mal para un dispositivo de este precio).

La pantalla, que cuenta con las habituales protecciones para la vista y personalizaciones de brillo y colores propias de Android, ofrece una calidad más que respetable y por momentos parece que estamos ante una de resolución superior.

El teléfono mide 168 x 77,5 x 9,4 milímetros y tiene el lector de huellas en el lateral, en el botón de encendido que, un detalle curioso, no sobresale, sino que se introduce ligeramente en el marco (lo que también facilita la lectura de la huella).

Lleva conector de auriculares de 3,5 milímetros (y unos auriculares incluidos en la caja, lo que se agradece) y, ya que estamos con el sonido, cuenta con DTS y la posibilidad de personalizar los perfiles de audio que deseemos en función del uso o el contenido concreto que vayamos a reproducir.

Cámaras

En la parte trasera lleva el módulo de cámaras, con tres lentes, una principal de 48 megapíxeles, un sensor de profundidad de 2 y otro macro también de dos megapíxeles.

Su aplicación de cámara cuenta con opciones como detección de escenas por inteligencia artificial (para el ajuste automático de la composición) y, en combinación con las cámaras y, ya con los ajustes automáticos, este móvil permite hacer fotos sorprendentemente buenas (si se afina con las opciones profesionales, que las tiene, los resultados son aún mejores).

Rendimiento, memoria, batería

En su interior, instala sobre Android 11 la capa de personalización propia de ZTE, MyOS 11, que es tan fluida y liviana que casi no se nota que hay algo por encima de Android. Tampoco trae preinstaladas todas esas aplicaciones que nos podemos encontrar en teléfonos de otras marcas (alguna sí, pero si se desea se pueden desinstalar sin problema).

Cuenta con una amplia batería de 5.130 mAh con carga rápida de 22,5 W (y cargador incluido en la caja) que permite llenar la mitad en poco menos de una hora.

Por lo que se refiere a la memoria, tiene 128 GB de almacenamiento interno (ampliables con tarjeta micro SD de hasta 1 TB, algo también poco frecuente en este rango de precios) y 4 GB de memoria RAM, que se pueden llevar a los 6 GB gracias a la tecnología propia de ZTE Memory Fusion Tech, que tira del almacenamiento para aumentar la RAM en caso de necesitar un poco más.

Con un uso normal es poco probable que se requiera de ese extra, porque el teléfono (que también integra UFS 2.2 para un acceso rápido a los contenidos) está muy bien optimizado para proporcionar un gran rendimiento, incluso a la hora de jugar a videojuegos (uno de los puntos en los que la marca ha incidido en su promoción es precisamente su perfil gaming).

En resumen, un teléfono muy interesante e, insistimos, si miramos el precio, sorprendente, tanto por sus características sobre el papel como, sobre todo, con la experiencia de uso que proporciona.