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El otro cine español viaja de Sevilla a Valladolid

Presentación de la 69ª edición de la Seminci de Valladolid / EFE
Antonio Sempere

12 de octubre 2024 - 01:20

El otro cine español anda de mudanza. El pasado año, cuando José Luis Cienfuegos tomó el testigo de la dirección de la Seminci de manos de Javier Angulo, llevó con él a Valladolid la impronta que había legado al Festival de Sevilla, evento al que mimó durante tantos años. Que tenía como uno de sus señas de identidad que en su seno se anunciasen las candidaturas de las películas nominadas a los premios del cine europeo (los EFA, cuya gala de entrega ni siquiera la cadena pública se dignó a ofrecer en directo más que un año, a pesar de que nuestra cinematografía siempre contó con opciones).

La nueva Seminci de José Luis Cienfuegos cuenta como seña de identidad más reconocible la contundente oferta de nuevo cine español que pone a disposición de los aficionados. Una ocasión imprescindible para apreciar la calidad de estas propuestas donde deben descubrirse, en pantalla grande. El público no avisado, de entrada, puede que no entienda de dónde sale esta avalancha de cine made in Spain. Dicho de otro modo: cómo es posible que si existe el Festival de Málaga, que es el escaparate natural para promocionar nuestro cine en la temporada de primavera, y también el Festival de San Sebastián, que presenta los productos con más pedigrí de la temporada de otoño, pueda haber hueco para que un tercer evento acoja una parte tan importante del pastel.

Abramos los ojos y digámoslo alto y claro. Sin toda la producción nacional que se va a mostrar en la 69 edición de la Seminci del 18 al 25 de octubre no podríamos entender la cosecha actual del cine español, no podríamos medir su temperatura ni valorar su calidad en su justa medida. El amplísimo paquete que ofrece en primicia Valladolid nos da las claves del cine de la avanzadilla, el cine que se retuerce, ese cine que siempre va varios pasos por delante del resto, y que por tanto es muy valorado por los ojeadores de los festivales internacionales; tanto en ficción como en documental, tanto en formato corto como largo.

Atención a Carlos Marqués-Marcet, Javier Rebollo, Elena Manrique, Marta Nieto, Mar Coll. Son la punta de lanza de decenas de nombres propios sin los que sería muy complicado entender la fotografía de nuestra cinematografía de 2024. El desajuste estriba en la visibilidad. ¿Cuántos de estos autores lograrán el espacio adecuado en los medios? ¿A cuántos espectadores captarán lejos del entregadísimo y cautivo público vallisoletano?

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