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La "misericordia" de Íker Jiménez hacia los que le critican "con la nariz empolvada"

Polémicas

El director y presentador de 'Cuarto Milenio' ha sido punzante con 'La rareza de ser decente' sobre quienes han arremetido contra el por su labor profesional y solidaria

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Íker Jiménez / Mediaset
F.A.Gallardo

16 de diciembre 2024 - 13:10

La rareza de ser decente ha sído el vídeo de despedida de Cuarto Milenio en este domingo el que Íker Jiménez ha querido marcar distancias con sus críticos habituales. A él nunca le van a sacar de un bar "con la nariz empolvada", él no es "un depravado", por lo que sólo muestra "misericordia" por todos aquellos que han cuestionado su labor en Valencia y su labor profesional en general. Críticos en las redes y en otros medios que le han puesto en el objetivo de lo pero cuando él sólo se dedica a trabajar y a llevar una vida de los más convencional. Y no como otros presentadores que había que sacar "a rastras de un local, como una croqueta por el suelo".

"Como no me drogo, no me emborracho, no me voy de putiferio, no me voy con jovencitos o jovencitas, como no soy un depravado, la circunstancia es un lenguaje que no se entiende", y como no guarda rencor pronuncia un lenguaje que no se entiende, aunque "algunos cerebros muy bien no pueden estar", señalando a profesionales de la prensa, la radio y la televisión que le atacan como inquisidores. Justifica que la "neurona a veces no funciona bien", responde con compasión hacia sus haters, a los que le faltan coherencia. Ellos critican a los demás y después deben ser atendidos de sus "borracheras", les compadece, aunque cree que determinadas personas están en "borrachera mental permanente"

"Chicos, a lo nuestro", ha sido la recomendación para su equipo tras las polémicas por la atención de la Dana, con la actitud distante, y de vergüencita, que tenemos en la vida mundana cuando hablamos con alguien que está pedo. "No es fácil se alguien delante de la pantalla o del teclado y ser igual fuera", ha reconocido. A la cámara se le puede engañar, pero él ha querido ser igual delante y detrás, lo que llega a ser antipático para algunos. Mantener la decencia.

"Soy feliz en mi casa, en mi familia. Soy feliz trabajando", así que el diálogo es imposible hablar con las frecuencias distintas de sus enemigos airados, que están en otra frecuencia por sus circunstancias personales diferente, tal vez dramáticas. Sobre lo de estar centrado en su trabajo y su familia, el comunicador de Cuarto Milenio entiende que "eso no es muy bueno ni malo, pero hay cierta coherencia" que no ve en otros que le critican.

Íker Jiménez ha llegado a contar que hace escasos dias en un acto se encontró con una "celebridad" que se le encaró y notó que estaba "achispado". En lugar de haberle tenido un encontronazo, que le hubiera supuesto otro motivo más de odio en las redes, dejó correr la situación al percibir que ambos estaban en frecuencias distintas. Después fue amable y todo se recondujo con normalidad, sin entrar en más conflictos.

"Intento ser decente y eso se ha convertido en una rareza", ha sido una de las reflexiones de Íker.

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