Pecados y amores del eterno pirata cojo
Atrsplayer Premium estrena hoy el primer episodio de 'Pongamos que hablo de Joaquín Sabina', un documental que repasa la vida del cantautor y músico a través del testimonio de su entorno más cercano
El fumador y bebedor empedernido, el más chulo del barrio, el cronista de sucesos, el consumidor de drogas, el vividor y poeta ha esquivado en más de una ocasión a la muerte, pero lo que nunca ha rehusado es de confesar sus pecados, amores y pasiones. Joaquín Sabina es un artista transparente, que habla sin escrúpulos de su trayecto vital mientras sus más allegados guardan silencio por aquello del respeto al amigo, una personalidad sin igual para un artista clave en la España de los últimos 50 años. Ese tránsito más íntimo, con sus luces y su sombras, es el que recoge Pongamos que hablo de Sabina, documental de tres episodios que este domingo estrena en exclusiva Atresplayer Premium.
Este trabajo, conducido por Iñaki López, reúne testimonios de sus amigos íntimos, personalidades conocidos del mundo de la música, la política, el arte, el cine o la televisión, se relatan anécdotas, momentos y situaciones que compartieron con el compositor, incluidos el ictus que sufrió en 2001 y el miedo escénico que ha padecido en los últimos tiempos.
Sus amores, que ocuparán sobre todo el segundo capítulo, están presentes desde el principio como el mujeriego empedernido que siempre ha sido. Cristina Zubillaga, la modelo mallorquina que inspiró uno de sus hitos musicales, 19 días y 500 noches, habla por primera vez para las cámaras de cómo fue su intensa historia de amor. Fue en la discoteca Amnesia donde se conocieron el cantautor y la maniquí. "Era un hombre muy atento y tuvimos muy buena química. Para él yo era una tía buena hasta que me llamó un día por teléfono y me dijo que quería algo más", le relata al presentador de La Sexta Noche. La Sexta Noche.
La ex pareja cuenta también como en 2001 fui directa al aeropuerto para presentarse en el hospital donde atendieron a Joaquín tras sufrir el infarto cerebral. "Me puse en los pies de su cama, a un lado estaba la madre de sus hijas y al otro Jimena, pero aquí estoy yo y me dais igual todas", cuenta.
Las mujeres de su vida
En la vida de Joaquín hubo muchas más mujeres como la Chispa, su primera novia en Úbeda, Lesley; la estudiante inglesa con la que convivió mientras estudiaba en la Universidad de Granada; la historia de amor y odio que vivió con la hermana de Carlos Tena, Sonia, y su primera esposa, Lucía Inés Correa, una argentina a la que conoció en Londres y con cuyo matrimonio logró el pase pernocta durante la mili.
Un año después de la ruptura de Lucía conoció a Isabel Oliart, hija del ex ministro de Industria y Defensa de la UCD, siete años más joven que el artista. No se casaron, pero tuvieron dos hijas, Carmela Juliana y Rocío, pero en el nacimiento de la segunda Sabina la relación no funcionaba y decidieron ponerle fin, pero manteniendo la amistad por el bien de sus pequeñas.
Tras verse abandonado por Zubillaga, llegó a su vida otra argentina, Paula Seminara, una estudiante de Económicas de 23 años, que le dejó por un año más tarde y a la que dedicó Dieguitos y Mafaldas. En el año 1999, Jimena Coronado, fotógrafa de El Comercio, le hizo un reportaje en su suite en el Sheraton Hotel de Lima. Con la reportera gráfica nació una amistad sincera que se transformó en una historia de amor que sigue intacta 20 años después.
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