Más vale malo conocido...
Los famosos se convierten en la artillería perfecta para sostener los concursos y los programas de entretenimiento y asegurar así un mínimo de audiencia.
El récord en España lo debe de tener Carmen Martínez-Bordiú, que cobraba unos 50.000 euros por semana. Eso era antes de la crisis, cuando TVE había salido de un expediente de regulación de empleo y se dirigía al iceberg de la financiación sin publicidad. De ahí hacia abajo, y con una media de unos 2.000 euros por rostro conocido y programa empleado, no hay espacio de entretenimiento que no recurra a personajes populares, a "los famosos", para animar así sus contenidos y audiencia. Hay también apariciones gratuitas, como la de Isabel Pantoja en el último Supervivientes... para firmar después un megacontrato con Telecinco.
Quien sospechaba que los famosos eran un aliciente extra para los programas era, cómo no, Chicho Ibáñez Serrador. A su Un, dos, tres no le hacían falta fuegos artificiales, pero cuando en pro de una causa solidaria los concursantes eran actores o cantantes, la cosa se animaba aún más para la casa de la Ruperta. Alberto Cortez y Analía Gadé, medio paisanos de Chicho, fueron en más de una ocasión, y recientemente varias webs han rescatado el vídeo cuando Alaska y El Fary formaron pareja para responder ante Mayra. El maestro del puro también tuvo un veterano programa en el que sólo concursaban famosos, Waku waku.
Alcanzar esa fama de plastilina que concede la televisión permite abrir el abanico a cualquier actividad que después solicite la pantalla. Siendo "famoso" cualquiera está autorizado a ser contertulio o jurado de lo que sea. Y también a participar de animador en Pasapalabra, torcerse los tobillos en Más que baile (ex Mira quién baila), sobrevivir en una isla o en una granja cochambrosa, o cantar imitando a compañeros más o menos ilustres, como hacen los participantes de Tu cara me suena, la revelación en formatos de entretenimiento de la actual temporada.
Los famosos, todo por la pasta y por un carrera profesional, pugnan por una cuota de presencia en la pantalla. Un programa de Canal Sur que también triunfó en 1999 en Telemadrid y otras autonómicas, Gente con chispa, de ZZJ, sometía a los personajes al juego con una pizca de sadismo, como en los enigmas de las cajas que acaba de ser recuperado por Mucho que perder, de La Sexta, espacio a punto de agonizar. Una piñata televisiva con personajes conocidos se alimenta sin problemas gracias al desparpajo que, con mejor o peor humor, aportan esos concursantes.
Gente con chispa puede ser considerado un precursor en el género. Los famosos, aunque no sepan cantar, bailar o moverse, sólo por ser (malos) conocidos, ya son mejor atracción que cualquier (buen) anónimo por conocer. Para animar concursos más que sólidos como Atrapa un millón Antena 3 también recurre a rostros de su casa. Academias como Más que baile o la mencionada de Tu cara me suena (revisión mejorada del Lluvia de estrellas de aspirantes) tendrían un aliciente mucho menor si no fuera por la expectación que generan todos estos gregarios. Claro, y para fabricar nuevos "famosos", no hay nada como una buena cantera de realities y talent shows.
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