Con la plaza en marcha

Las reses de José Luis Pereda pisaron ayer los corrales de la plaza de toros onubense.

Paco Guerrero

02 de agosto 2012 - 07:02

AYER la plaza ya había recuperado ese ritmo lento, pero cadencioso que pone en marcha la maquinaria. No había aún ese bullir por los pasillos de la plaza pero a las diez de la mañana los rostros de gente cercana al íntimo reloj que la pone en funcionamiento iba poco a poco desperezándose.

A primera hora de la mañana la charla se hace compañera con Antonio Saúco. El hombre anda orgulloso de la recopilación de su vida torera que le ha hecho la nieta y nos regala un ejemplar. A cambio compartimos café en el Rocataliata. Están montando una preciosa colección de fotografías. Una retrospectiva de lo que era el antiguo mercado del Carmen. ¡Qué sabor y qué añoranza levanta ver esas estampas! No se la pierdan porque merece la pena.

Desde allí encaramos ya el camino hacia La Merced, donde el ambiente bulle de una forma muy diferente a otros años. Hay gente y movimiento. Todo a tono con la feria de los toros que llenan ya toda la plaza.

Ya terminó ese tiempo de taquillas y abonados. La suerte para quien tenga una entrada y también para el que por el contrario no la tenga está echada, así que ahora toca otros menesteres y hasta el último ladrillo de La Merced ya conoce que hoy empieza su feria. Una de las que más expectación ha despertado entre los aficionados y una de las que mejores entradas y colorido le va a poner al tendido de una plaza que cada principio de agosto vuelve a ponerse en marcha.

Las primeras horas de la mañana dejaban ver ese trasiego de los dos empresarios de un lado para otro. Aún hay quien busca una entrada, quien busca un favor y quien se empeña en estar sentado en los toros aun a sabiendas de que tanto Óscar Polo como Carlos Pereda pusieron ese cartelito de "no hay billetes" desde el mismo día 23 de julio.

En el pasillo que da acceso a los despachos, el comentario se lo llevaba el acto del día anterior en la plaza de Las Monjas, con El Cid de protagonista. Muchos niños y público agolpado en trono al de Salteras, y el comentario unánime en que había sido un acierto. Allí encontramos ese día a los dos Silvera, padre e hijo, éste recuperado bastante de la complicada cornada de la vaca en Cáceres y con ganas de torear.

En la improvisada tertulia de pasillo, el ganadero que lidia hoy. José Luis Pereda, pendiente de cómo se echarían abajo los toros que ya estaban esperando en el camión a que los delegados y veterinarios ocuparan su sitio en el corral por donde aparecen los ejemplares que llegan desde Rosal de la Frontera.

También el mayoral se cobija en la sombra esperando a ver óomo se maneja la mañana.

Tertulia con Pepe Castillo, el veterinario, y con Paco Bayo, el dueño del tiro de mulillas que se llevan para el desolladero las reses. Recuerdos inevitables de otros tiempos para rememorar frases y citas que unos amigos se dijeran contemplando los inicios de esta plaza. Mientras tanto, el ganadero deseando que se acabe el trance de que los toros bajen del camión. Y de que la corrida embista hoy, claro. No en balde a Pereda le apetece el triunfo en esta plaza y anda expectante por cómo se va ubicando la mañana en los corrales.

Al fin, el sonido de las maquinas que pretenden dejar limpio de papeles y basura el tendido trabajan también a destajo.

A las doce de la mañana aparece en el corral el primer toro que se descarga del camión. Los cabestros andan sacudiéndose el mosquerio de la inactividad y mueven poco al bicho, que se queda mirando hacia arriba a ver quiénes son aquellos que le miran a él. El trabajo de los veterinarios es ahora el que determina en este primer reconocimiento si viaje o cualquier circunstancia ha mermado las condiciones del animal. Ellos son los primeros que se ponen a pie de arena desde los burladeros que hay en cada una de las esquinas del corral.

Entre medio, todo parece que los corraleros han terminado de echar de un corral a otro a los siete toros de la corrida de hoy.

El cuartillo de los empleados de plaza también se empieza a calentar bien. Ya se sabe que es una de las zonas nobles de la plaza sobre todo si uno tiene mano para que le ofrezcan una cerveza fresca y picotera de lo que haya en la mesa.

Al Nono, el torilero, nos lo llevamos hasta la puerta de Toriles. Es la primera que se ha abierto de par en par en la feria, aunque todavía no hay toro que valga, porque eso sucederá hoy. Pero el Nono presta su estampa desenfadada y ya típica brazos en jarra, esperando ese utópico despeje de plaza.

El mediodía va llegando, en los alrededores de la plaza huela a sardinas a la plancha. Todo está razonablemente en su sitio. Se nota que hay toros en La Merced.

stats